El 4º Poder en Red

¿Cómo votamos en los referendos?

Joan Font
Director del IESA-CSIC
Braulio Gómez
Investigador de la Universidad de Deusto

¿Sabemos lo que hacemos cuando votamos en un referéndum? ¿Se rige nuestro voto por lo que sabemos del proyecto de Constitución española (1978) o europea (2004), por las consecuencias previsibles de que Cataluña se convierta en estado independiente (¿2014?), de que España permanezca en la OTAN (1986) o de que Andalucía pase a funcionar con un nuevo Estatuto de Autonomía (2007)?

Con el libro ¿Cómo votamos en los referéndums? tratamos de dar respuesta a estas preguntas a partir del análisis de los diferentes referéndums celebrados desde 1978 hasta hoy en nuestro país. Frente a nuestra interpretación, con matices, de que los contenidos de las propuestas que se están votando importan, otros relatos populares sobre los referendos tienden a percibirlos como un espacio de puro seguidismo de las masas hacia las élites. Así, muchos españoles habrían votado que "sí" a la OTAN sólo porque "su Felipe" se lo había pedido, o los votantes catalanes estarían dispuestos a votar "sí" a la independencia principalmente porque los medios de comunicación y las élites políticas difunden machaconamente esa consigna.

Si tuviéramos que resumir en un titular, nada sensacionalista, nuestras conclusiones diríamos que los contenidos de las preguntas (y la valoración ciudadana de las respuestas) importan, pero que depende de qué contenidos, de en qué contextos o para quién. Por ejemplo, en el capítulo que dedicamos al referéndum de la OTAN comprobamos que los contenidos importan: cuando el proyecto de mantener a España en la OTAN fue explicado con sus matices y contrapartidas (reducción de bases norteamericanas, no integración en estructura militar,...) y en el marco de un proyecto global de política exterior, el apoyo al voto afirmativo en el referéndum crecía, ya que esa apuesta global y matizada resultó más aceptable para un sector importante de la ciudadanía.

Pero ¿qué tipos de contenidos son los que tienen en cuenta los votantes? Las consideraciones racionales y emocionales muy a menudo entran en conflicto cuando tratamos de tomar decisiones: ¿cuál es el contenido que más me importa: que me siento andaluz y un nuevo Estatuto  mejorará  el reconocimiento de mi  identidad o  que se conseguirá una mejora de la financiación para mi CCAA? El libro muestra que las identidades no son irrelevantes, aunque distan de jugar un papel facilón: quien hubiera apostado que los europeístas, los andalucistas y los catalanistas iban a apoyar más los tres nuevos proyectos que se sometieron a referéndum entre 2004 y 2007 se hubiera equivocado al 100%: los nacionalistas andaluces y los más nacionalistas entre los catalanes apoyaron el "no" a los textos propuestos y los más europeístas de sentimiento tendieron más a votar que no a ese proyecto de Constitución europea.  Las emociones y las identidades importan, pero no van a garantizar que la animadversión emocional mayoritaria contra la OTAN triunfe ni que todos los europeístas apoyen cualquier proyecto de Constitución para Europa.

De lo que sí podemos estar más seguros es de que estas consideraciones van a importar más a unos votantes que a otros, tal como nos muestran las intenciones de voto de la población catalana ante un referéndum sobre la independencia, que apuntan a que hay sectores para los que predominan los argumentos identitarios, mientras que para otros importan más las consecuencias económicas concretas de cada alternativa. También podemos estar seguros de que la ciudadanía aprovecha cualquier elección para mandarle un mensaje a los gobiernos afectados, con todas aquellas cuentas que tiene pendiente con ellos. Que, en algunos momentos políticos concretos, son muchas.

En definitiva, aunque la estadística da la razón a los organizadores que esperan ganar un referéndum cuando lo convocan (tanto en España como en Europa suele ganar el "sí"), la multitud de factores explicativos del voto ciudadano final provocan que casi ningún organizador de un referéndum pueda respirar tranquilo hasta que el recuento de los votos ha terminado.

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