A mi bola

Cerrado por disfunción

El desenlace de la película ya lo conocen: Florentino Pérez abdicó ante las exigencias de Mourinho y, en una demostración de pérdida de autoridad y liderazgo, el presidente le ha entregado la cabeza de Valdano. El nuevo ser superior del Madrid quiere a su alrededor gente que piense poco y obedezca mucho. Y no me refiero sólo a Karanka.

La destitución de Valdano puede ser discutible, aunque no las formas, injustas y de una bajeza moral difícilmente superable. Cuando Florentino quiso fichar a Wenger, el francés tampoco quería a Valdano en el club y fue una de sus muchas condiciones. ¿Por qué no hizo lo mismo Mourinho? ¿Por qué esperó a estar dentro del Madrid, a dejarse presentar incluso por Jorge, para abrir un fuego que nunca ha sido cruzado? Si, como suele decir Valdano, en el fútbol el eslabón más débil es el entrenador, con la llegada de Mourinho al Madrid, el eslabón más fuerte es el técnico y el más débil, el presidente.
Lo que empezó siendo un chiste, lleva camino de convertirse en realidad: ¿renovará Mourinho a Florentino? Si Valdano era prescindible lo fue desde el primer día, no porque así se le antoje ahora a Mou. Cerrar la dirección general deportiva para destituir a su titular recuerda al refrán del perro y la rabia. ¿Y si han matado al perro equivocado? En el despacho que ocupaba Valdano en la zona noble del Bernabéu cuelga desde ayer un cartel: cerrado por disfunción.

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