La transparencia lo es todo en una democracia, en un estado del Bienestar, no sólo en la gestión política, sino también en la Sanidad. Siempre que se oculta algo, aparece la sombra de la duda, de que algo se ha hecho mal. Eso es lo que sucede en Reino Unido después de que The Telegraph haya destapado el escándalo de la muerte de dos jóvenes que participaban en un ensayo clínico de células madre.
Los avances en células madre regenerativas han abierto una ventana de cara a resolver la escasez de órganos donantes, así como otras enfermedades, desde cardiopatías a cáncer. Sin embargo, estas esperanzas han sufrido un revés, precisamente, por la opacidad en los resultados de esta investigación.
Según el medio inglés, los científicos de la University College London (UCL) ocultaron que en 2010 una joven de 20 años de Kent agonizó hasta la muerte durante seis meses en cuidados intensivos después de someterse a un ensayo de trasplante de laringe. A ello se suma, además, un nuevo caso en 2012 con otra pequeña de 15 años de Middlesbrough, que murió tan sólo dos semanas después del trasplante: su nueva tráquea se colapsó, asfixiándola y provocándole daños cerebrales irreparables.
Nadie de la familia de esta joven fue informada de la muerte de 2010 antes de aceptar el trasplante. De hecho, sólo les informaron del exitoso caso de un niño de diez años que sobrevivió a una intervención similar. Con todo, la UCL niega cualquier intención de encubrimiento, mientras que las autoridades ya investigan ambos casos.
No sólo eso, sino que, a pesar de estas muertes, la UCL llegó a solicitar fondos al Gobierno para sus ensayos de trasplantes con células madre para personas con problemas en su sistema respiratorio. De hecho, el segundo de los fallecimientos aparece en sus folletos publicitarios como un caso de éxito, relacionando la muerte de la adolescente por "causas desconocidas" en uno de ellos y por "un problema sin relación" en otro.
Desde la UCL confiaban poder ayudar con sus ensayos clínicos a cerca de 20.000 pacientes de Europa y América que padecen una enfermedad estructural grave de las vías respiratorias, así como a un@s 2.000 británic@s que pierden la función de su laringe cada año. Sin embargo y llegados a este punto, dos de los ensayos que se venían realizando con fondos del Gobierno británico por más de 4,7 millones de libras (casi 5,3 millones de euros) se han cancelado, mientras que un tercero con fondos europeos, dotado con 6 millones de libras (unos 6,7 millones de euros) presumiblemente correrá la misma suerte. Sólo cuatro pacientes británicos se han sometido a estos trasplantes.
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