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Jaque a Uber, llegan las cooperativas

Jaque a Uber, llegan las cooperativas
Pantallas de la 'app' de The Co-op. - The Drivers Coop.

La precariedad laboral que fomentan compañías como Uber ha terminado por adquirir tal dimensión que ha terminado por acuñarse el término uberización  para referirse a este tipo de prácticas empresariales. La principal ventaja que vendían estas plataformas para atraer conductores era la flexibilidad, detrás de la cual se ocultaba sun modelo de negocio que, al descargar todos los costes laborales en el trabajador –incluidos el mantenimiento de los vehículo-, disparaba sus ganancias a costa de precariedad.

Pasado un tiempo, los conductores comenzaron a rebelarse, reclamando mejores condiciones, mayor márgenes y, sobre todo y como ha sucedido en España con la ley rider, una relación contractual más digna. Sin embargo, el músculo financiero y la influencia que ejercen estas plataformas mal llamadas de economía colaborativa ha terminado por frustrar en muchos casos los esfuerzos de la clase trabajadora por mejorar su situación laboral, con excepciones contadas como en Reino Unido, donde al menos se consiguió cobrar el salario mínimo y vacaciones pagadas.

Así las cosas y, dado que el valor añadido que aporta Uber o Lyft no es más que su plataforma digital y que ésta no tiene ningún misterio -es más, se ponen en duda los criterios de sus algoritmos-, ¿por qué no replicar el modelo en forma de cooperativa y quitarse de en medio a quien, en realidad, sólo se beneficia del trabajador sin aportar casi contraprestaciones?

Dicho y hecho. En la ciudad de Nueva York acaba de nacer The Drivers Coop., más conocida como The Co-op. Los fundadores son Ken Lewis y Erik Forman, cómo no, exconductores de Uber que conocen todas las artimañas de este tipo de empresas, junto a Alissa Orlando, exjefa de Operaciones de Uber en África Oriental. A principios del pasado mes de mayo comenzó el reparto de participaciones entre los conductores que se sumen a la cooperativa y ya lleva una semana prestando servicio.

La iniciativa es tan ilusionante que ya cuenta con más de 2.500 conductores y, de cara a los viajeros, promete tarifas más baratas que Uber o Lyft. Ofrecer estos precios no está reñido con salarios bajos y, de hecho, la cooperativa contempla pagar hasta un 10% más del salario mínimo que establece la Comisión de Taxis y Limusinas de Nueva York. Si las grandes plataformas cobran a los conductores comisiones de entre el 25 y el 30%, The Co-op únicamente cobrará el 15%. No sólo eso sino que, además y al tratarse de una cooperativa, las ganancias de la compañía se repartirán como dividendos entre los conductores. Todo queda en casa, no en Wall Street, como es el caso de Uber o Lyft.

El movimiento supone un duro golpe para compañías como Uber, que en sus últimas cifras de negocio publicado indica que al cierre del primer trimestre del año cuenta con un 22% menos de conductores y repartidores que en el mismo periodo del año anterior. A menos empleados, más tiempo de espera para los usuarios y, por lo tanto, peor calidad de servicio.

En contraposición y dado el éxodo de conductores explotados, el mejor argumento de The Co-op de cara a los viajeros es muy simple: disfrute de los mismos conductores con los mismos coches y con un precio algo más bajo. Todo ello bien barnizado con la tranquilidad de conciencia de no contribuir a la precariedad laboral e, incluso, de apoyar al cuidado del medio ambiente, puesto que la cooperativa ya está en negociaciones para facilitar préstamos a sus conductores para adquirir vehículos eléctricos. No hay que olvidar que Uber, aunque recibía acusaciones de condiciones abusivas, ya ni siquiera ofrece préstamos para adquisiciones de coches, pese al reciente anuncio de un acuerdo con Hyundai para comprar sus coches eléctricos en algunas ciudades.

Movimientos como los de The Co-op se suman otros como los de Driver's Seat, otra cooperativa surgida hace un par de años –operando sobre todo en Denver, Los Ángeles y Portland- con la que los conductores puede sacar el máximo partido de su trabajo. En plena era de lo que se ha bautizado como big data (procesamiento masivo de datos), la aplicación recopila sus datos y no sólo proporciona un análisis de sus ganancias reales descontados los gastos, sino que ofrece distintas estrategias para optimizar su conducción. La verdadera economía colaborativa, ahora quizás sí, está cobrando fuerza.

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