Luis Sepúlveda

El «Gallego sin atributos»

Dicen que El Hombre sin Atributos de Robert Musil es la obra cumbre de la literatura alemana, pero lo cierto es que, pese a ser un coñazo, Ulrich, el protagonista, tiene tantas similitudes con Mariano Rajoy que hace interesante su lectura.
El pobre Ulrich es un tío de 30 años que decide dedicar uno para saber qué hacer con su vida y además salvar Kakania, que es como Musil define al Imperio austrohúngaro. Así, en el argumento de la novela se forman comisiones sin que el lector se entere para qué, de la misma manera como hasta ahora tampoco nos enteramos por qué y para qué Aznar dedizó a Rajoy como sucesor.

En la novela el pobre Ulrich no se aclara jamás, y para más inri el autor la dejó inconclusa, tan inconclusa como la frase barriobajera que se le escuchó a Rajoy al inicio de sus vacaciones: si el Gobierno no rectifica su política económica los españoles acabarán sufriendo "algo como el corralito". Tal afirmación lo evidencia como uno de los pocos gallegos carentes de nobleza, como El Gallego Sin Atributos, porque llamar a la estampida, al pánico para que la gente retire el dinero de los bancos justamente ahora, en medio de una crisis de la que los bancos no son precisamente inocentes, es arrojar gasolina al incendio.

En la novela, Ulrich es un cantamañanas que ni siquiera sabe si tiene sensualidad, deseo, ganas de vivir o morir, o si la relación que cultiva con su hermana Agathe terminará en un incesto de padre y señor o en una profunda unidad espiritual. Nuestro Gallego sin Atributos tampoco sabe en qué terminará su relación con Bárcenas, Camps, o si las declaraciones de María Dolores de Cospedal usando el terrorismo como tapadera para el Caso Gürtel es ya una confirmación de incestuosa concordancia a la hora de ser infames.

En la novela, Ulrich juzga la historia con criterio de contable pues antepone los 60 años de reinado de Francisco José a los 30 de Guillermo II sin llegar a ninguna conclusión. Nuestro Gallego sin Atributos juzga el presente de las encuestas con alma de registrador de la propiedad y saca pecho al saber que por primera vez el PP tiene una mínima ventaja sobre el PSOE en el ánimo de los votantes, pero su triste condición de ser el político peor valorado lo mantiene estupefacto.
Le haría bien a Rajoy leer esta novela de Musil en sus vacaciones. Aunque sea un coñazo.

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