Oh, cómo envidio a Natan, el líder de JUSAPOL: respaldado con medio millón de firmas, el pasado lunes logró el apoyo de más de 300 diputados del Congreso (PSOE y ¡Podemos! incluidos). Todos se rindieron a los pies de este líder natural, Natan, que como indica su nombre, nació con un pan bajo del brazo, algo así como un nuevo Cristo con el don de caminar gallardo y ligero sobre las migajas que nos han dejado los estafadores tras el festín de la crisis.
Sí, un Cristo redivivo es este Natan, porque el pasado lunes hizo posible el milagro de los panes y los peces: en un país donde no hay ni un euro pelado para profesores, médicos o jubilados, ha conseguido que todo un Congreso tome en consideración su galáctica ILP (Iniciativa legislativa popular) de que se incrementen los salarios en 500 euros (¡limpios!) al mes a 160.000 funcionarios públicos (excelentes compañeros policías y guardias civiles todos ellos, claro que sí) lo que supondrá para las arcas públicas un fustazo anual de más de mil millones de euros: 1.120 millones exactamente.
Vista la cifra así, con la frialdad cartesiana que procura no haber probado el bourbon a las diez de la mañana, la verdad es que la figura de Natan crece ante mis alucinados ojos revistiéndose de rasgos casi míticos: ni un ápice de desdoro supone que su plataforma, JUSAPOL, se gestase ante unos simples cortados servidos en la cafetería de una comisaría de Palencia. Nada sospechoso, ni comparable a todo aquello que germinó en Munich, en la más afamada de sus cervecerías, que se oyen muchas tonterías por ahí.
Hasta Podemos votó a favor, como digo. Y el caso es que yo no lo entiendo, lo del apoyo de Podemos a JUSAPOL, y por eso sería que me resultó tan divertido leer a Pablo Iglesias tuiteando durante esa jornada de gloria policial una filigrana inspirada sin duda en el libro del arte de la guerra de Sun Tzu: entretén con halagos al adversario si éste con su fuerza te intimida: ya habrá tiempo más tarde para entablar combate (o a lo mejor no).
También el PSOE se apuntó a esa táctica oriental con JUSAPOL, pero dándole un sabor más sanchopancesco, de pan con queso y bota de vino. Ábalos, ministro de Fomento, echándole un par se acercó al borde mismo de las furiosas pancartas de JUSAPOL a preguntar, con sonrisa tontorrona y cigarrillo en mano, ¿qué, estamos contentos, señores policías?
Y sucedió lo inevitable: un (anti)socrático guardia de abundantes y canosas barbas le mostró la espalda allí donde comienza su divertido nombre, como si ofendido por la presencia del político no fuese a aceptar de su mano los dineros que ahora (vaya ocurrencia) se le ofrecen.
En fin, que todos cayeron rendidos, como Roma ante las tropas de César: Rivera y Casado, también, que Vox aprieta. Ah, 500 pavos limpios más al mes para 160.000 funcionarios públicos y armados, eso se votó en el Congreso el pasado lunes... ¡quién los pillara!
Lo de PSOE y Podemos entiendo que son gestos de apaciguamiento, como quien acaricia el morrillo al tigre para que no te suelte un mordisco... o te monte un cerco en Ferraz, como ya se propuso desde esa plataforma.
Porque tigres, eso me han parecido los de JUSAPOL el otro día alborotando las calles de Barcelona de la mano de Rivera, o el lunes mismo, frente al Congreso: ¡veinticuatro horas ocupando a su antojo la carrera de San Jerónimo, solo para ellos! Si se nos ocurre a los funcionarios de Prisiones acercarnos siquiera a a Neptuno, Natan y los suyos nos cuelgan a porrazos de los pinos del Retiro.
Estoy convencido de que si el lunes pasado los de JUSAPOL no irrumpieron en masa en el palacio de las Cortes fue porque no les dio la gana, así de claro. Ojo, que me refiero a irrumpir en la cafetería del Congreso, a seguir gestando otra ILP de éxito (por qué no) delante de un cortado. Ya puestos.
Tigres me parecieron, sí, y lo digo con mueca algo admirativa, sin mal ánimo alguno ni rastro de animadversión: tigres como tropo literario, juego metafórico, como llamé en otro artículo "gatos" a Junqueras y compañía (Los gatos de Estremera), o "perros" a nosotros, los funcionarios de prisiones (Los veinte mil perros de Interior).
He de reconocer que la fuerza de Natan y los suyos, su constancia en la lucha, me conmueven, pero he de decir también que el miedo que me dan es un sentimiento que supera al anterior. Y por eso mismo he llamado ya entrada la mañana, con mi primer bourbon puesto, al Zoo de Madrid, como si Gila telefonease a la guerra, vamos. Se me ha torcido el casco al llamar y todo.
—El encargado de alimentar al tigre... que se ponga.
La charla ha sido muy aleccionadora. Se llama Paco, le falta un dedo, y me dijo sobre los tigres cosas muy de tomar nota.
No hay que confiarse nunca de la mueca melosa de gatitos que te ponen, pues hasta el más sanguinario de los machos la sabe impostar.
No hay que caer en la tentación de acercarse y rascarles en la barriga, aunque al acariciarles nos dé gustirrinín.
Hay que inyectarles su dosis mensual de anabolizantes de 500 miligramos con cuidado, pues sujetando la jeringa está tu mano... y solo tienes dos.
Con todo, lo más importante es que nunca deben salir bajo ningún concepto fuera de su recinto, "porque si los dejas sueltos se adueñan del Zoo entero en un pispas: devorarían hasta al director", me advirtió Paco, y oí al otro lado del teléfono una sonrisa maligna que culminó en falta de oxígeno y una tos asfixiante.
Ay, qué imprudentes han sido estos de la izquierda. Solo escuchar cómo estallaron luego los petardos a las puertas del Congreso, ¡natural! Policías y guardias civiles se fundieron en abrazos, se prodigaron el llanto benemérito y las muecas de alegría. Y las risotadas: parecían no creerse su propio éxito: ¡PSOE y Podemos dispuestos a detraer dinero de los jubilados para nosotros!
¿Cómo ha sido esto posible?
Pues por la podredumbre catalana.
Desde el minuto uno Natan y los suyos lo tuvieron en mente: Cataluña, el sueldo de los mossos, los odiosos separatistas, Zoido el patriota, las estrecheces del Piolín, Junqueras, los porrazos, la denuncia a Torra, el referéndum... Todo lo mezclaron, y Lamela se lo puso en bandeja: tan imprescindibles se hicieron los guardias para combatir el separatismo, tan golosos de apoyar por los que quieren una solución del conflicto no política, sino "con la fuerza de la ley", que al poco ya no se sabía si lo que preferían en JUSAPOL eran 500 euros más al mes o bombardear la noria del Tibidabo, o las dos cosas a la vez: sinceramente, era difícil de discernir viéndoles desfilar por las calles de una Barcelona acongojada por su NO armada presencia.
Yo los critico aquí, es cierto, pero con cariño de compañero del ministerio de Interior, y con buen ánimo, es cierto, (y brindo por ellos con otro bourbon más, ¡enhorabuena!), pero lo hago con la boca pequeña, disimulando como puedo la envidia que me da un líder como Natan, más lince que tigre, avispado entre los avispados, escondiendo mis verdaderos sentimientos hacia él, que un poco torcidos sí que son.
Otro gallo nos cantaría a los funcionarios de Prisiones si hubiésemos aprovechado (como ellos) el conflicto catalán: ¡claro, qué idea tan patriótica y genial!
SOS PRISIONES, por ejemplo, es una plataforma penitenciaria que está intentando algo parecido a JUSAPOL, pero de momento sin mezclarse con el conflicto de Cataluña ni apuntando a otras zarandajas (que yo sepa) que desnaturalicen su esencia reivindicativa.
Nace pujante, con ímpetu movilizador, distanciada de sindicatos tradicionales que después de años y años de gestionar nuestros problemas no han logrado aún romper la barrera de la incomunicación social (nuestra pesada losa), de tal forma que, a día de hoy, toda España ignora nuestro gravísimo conflicto.
SOS PRISIONES irrumpe con lemas de gran fuerza, "Tu abandono me puede matar", reprochando a la sociedad su olvido, y responsabilizándola del abandono criminal al que nos tienen sometidos desde Interior a los trabajadores de prisiones.
Han grabado un vídeo musical (Ducrem) excitador, claro y potente, que removerá sin duda las conciencias de cara a las jornadas de huelga general convocadas en todos los centros penitenciarios de España para los días 17, 18, 19 y 20 de noviembre.
En este vídeo se denuncian la falta de medios, las agresiones constantes, pero sobre todo se transmite una gran desesperación cristalizada en un llamamiento a que se nos reconozca nuestra dignidad como trabajadores públicos, a que se rompa de una vez la odiosa invisibilidad a la que históricamente se tiene sometido a este colectivo laboral.
A ver si encontramos un día a nuestro Natan, el líder natural que nos guíe por el camino patriótico, rojigualda, eficaz. Igual nos tendremos que reunir antes en una cervecería alemana, pero aquí, en la plaza de Santa Ana, en el corazón de Madrid. ¿Será entonces cuando nos hagan caso, como a JUSAPOL? ¿Será entonces cuando Pablo Iglesias nos dedique un halagador tuit? A mí me haría ilusión, lo del tuit, digo. Y bueno, que gracias por leerme otra vez.
Comentarios
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