Por primera vez en nuestra historia la audiencia de internet ha superado a la audiencia de la televisión en este país (84% de audiencia vs 82%). El cambio de paradigma en nuestros medios de comunicación se está consolidando y todo indica que va a seguir profundizándose. La segunda ola del Estudio General de Medios realizado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación publicada este julio lo deja claro.
El poder huye de cualquier espacio vacío. Cuando se cede un terreno, lo ocupa el adversario. Tanto en YouTube, como en Twitch, como en Instagram, se está produciendo una enorme socialización en valores, discursos y construcción de comunidad política. La extrema derecha y el ultraliberalismo político lo vieron claro desde el minuto uno: hay que ocupar YouTube y el conjunto de redes sociales.
El frente de la batalla cultural lo lideran youtubers de distintas sensibilidades, pero enmarcadas en una misma familia política: desde Un Hombre Blanco Hetero hasta VisualPolitiks (2,3 millones de suscriptores) pasando por Roma Gallardo (que dio el salto a la televisión de la mano de Iker Jiménez) o Javier Negre, encontramos una amplia red de la Alt-Right que confluye en sus ataques a cualquier principio, idea o valor considerado de izquierdas, feminista, socialista o simplemente democrático.
Aparte de estos ideólogos explícitos, están los influencers no-políticos pero que con sus acciones transmiten valores individualistas y profundamente dañinos para la construcción de una sociedad justa y en armonía. Llevarse el dinero a Andorra, ofreciendo una lección inscrita en la idea de la escisión de las elites, es una forma de hacer política propia de los corruptos del PP o de los poderosos que lo trasladaban a Suiza.
Es cierto que el contexto de los creadores encerrados en una habitación, que dependen solo de ellos mismos para producir contenidos, invita a reproducir un aislamiento individual como utopía neoliberal en el siglo del selfie. Sin embargo, no todo está siempre escrito y nada está sobredeterminado por la estructura. Al lado de toda la amalgama de youtubers e influencers ultraliberales, está lo que la gente busca y quiere. Y lo que quiere es a Ibai.
Ibai está considerado como el mejor streamer del mundo, y es el líder absoluto en Twitch y Youtube en nuestro país. Demuestra desde la autenticidad que los principios se pueden mantener intactos, y que lo que la gente quiere no es solo entretenimiento sino referentes que transmitan valores positivos para la vida en común.
Unos valores que se defienden con valentía y sin complejos. Ibai se posicionó claramente en contra de la evasión de impuestos y el egoísmo fiscal de los youtubers andorranos. Del mismo modo, ha recriminado públicamente la complicidad con el machismo de MostoPapi, en un gesto que la comunidad de internet ha aplaudido de forma unánime. Es muy importante que los referentes con grandes altavoces entre las nuevas generaciones tengan este tipo de compromisos con los valores de la igualdad y que ayudan a construir una sociedad mejor.
En un gesto enormemente torpe, una parte de la izquierda ha renunciado a ocupar espacios de socialización centrales de este siglo XXI. Del mismo modo, ha renunciado también a reflejarse en nuevos referentes que construyen hegemonía desde el liderazgo moral. Nadie entendió muy bien porqué si está en un papel físico es bueno y si está en un contenido audiovisual de una red social es malo.
Hay que cambiar completamente el chip. La tarea por ganar la hegemonía pasa por visibilizar y elevar el perfil de los referentes que transmiten valores democráticos y, desde la otra vertiente, por producir y ocupar el espacio en las plataformas. Saliéndose del partidismo tan propio a esta última etapa política y produciendo contenido de calidad que entretenga y, al mismo tiempo, forme en una cultura democrática y transformadora. El adversario no puede seguir ganando por incomparecencia, hay que dar la batalla y darla con audacia.
Twitch, por ejemplo, ofrece la posibilidad de un intercambio en tiempo real con un conjunto de usuarios, ofreciendo de esta forma la capacidad de crear comunidad. Es el momento de salir a proponer captando lo mejor que ofrece cada una de las redes, que no es poca cosa. Del mismo modo, hay que ampliar y hacer de caja de resonancia de aquellos referentes que construyen cultura democrática, como Ibai Llanos.
Por esta razón, hoy es el momento de decir alto y claro: gracias, Ibai.
Comentarios
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