Otras miradas

Los datos que muestran la consolidación de Yolanda Díaz como alternativa política

Eduardo Bayón

Politólogo

Los datos que muestran la consolidación de Yolanda Díaz como alternativa política
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, comparece tras la reunión del Consejo de Ministros, en el Complejo de la Moncloa, a 22 de febrero de 2022, en Madrid (España).- EUROPA PRESS

La aprobación de la reforma laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional propician el último impulso a la figura de Yolanda Díaz. El protagonismo político de la vicepresidenta segunda del Gobierno durante los últimos meses la consolidan como una referente para buena parte de los votantes, pese a que continúa la espera para que dé forma a la plataforma con la que debe presentarse a las siguientes elecciones.

Pasados los comicios en Castilla y León, que evidenciaron el desgaste de Unidas Podemos, Díaz vuelve a aparecer como una líder competitiva en el espacio de la izquierda. El barómetro de febrero del CIS confirma a la vicepresidenta como la líder política mejor valorada (4,87), por encima de Pedro Sánchez (4,49), Inés Arrimadas (3,66) y Pablo Casado (3,23). La de Díaz es una valoración que se ha mantenido estable en los últimos meses. Además, entre los votantes de Unidas Podemos alcanza el 7,58 mientras que entre el electorado socialista obtiene un 6,24 —a menos de cuatro décimas de la puntuación que otorgan a Sánchez—.

 

Los porcentajes de preferencia para ocupar la Presidencia del Gobierno sirven para ilustrar con mayor claridad el potencial político actual de Díaz. Esta logra un 19%, su máximo histórico, pese a que ni se conoce a día de hoy con qué estructura partidista afrontará el próximo ciclo electoral. Esta cifra la sitúa a tan solo un punto de Sánchez (20,1%). Lejos de ambos se encuentran Pablo Casado (9,5%) y Santiago Abascal (7,2%).

Made with Flourish

Destaca también el dato de preferencia para presidir el Gobierno que muestran los votantes de cada formación. En el cruce de estas variables, Díaz se coloca también aquí en su máximo histórico, al ser la preferida para el 69,1% de quienes votaron a Unidas Podemos en noviembre de 2019. Por el contrario, Sánchez presenta una trayectoria de descenso que le deja en su segunda peor marca con un 50,4%.

Made with Flourish

Si atendemos solo a las preferencias mostradas por los votantes socialistas, al 50,4% ya citado que se decanta por Sánchez como líder del Gobierno, se añade el 22% que prefiere a Díaz en lugar del actual presidente. Este dato es superior al número de electores de Unidas Podemos que opta por Sánchez (8,8%).

 

La actual vicepresidenta segunda ha salvado en las últimas semanas la aprobación de la reforma laboral, sirviéndole esto para poner el foco, nuevamente, en su gestión como ministra de Trabajo. Una labor que, como ya se ha apuntado en diversas ocasiones, sigue siendo su mayor activo político a día de hoy y resulta imprescindible para entender la construcción de su liderazgo político.

Díaz insiste en articular un perfil transversal y presidenciable, en un intento claro de superar al propio entorno de la izquierda alternativa. Esto se produce en un contexto de repliegue de las fuerzas progresistas, con un estancamiento electoral del PSOE y con la figura de Sánchez mostrando los primeros síntomas de desgaste tras dos años de pandemia. A su vez, la derecha vive su particular momento populista en el que el PP va a seguir muy condicionado por un Vox que está en condiciones de acceder a gobiernos de coalición.

Pese a los datos expuestos que confirman la consolidación del liderazgo de Díaz, sigue sin clarificarse su recorrido electoral. Con la marca Unidas Podemos estancada o en retroceso, según el territorio, los actores de este espacio político deben proseguir en su reconfiguración. Las distintas formaciones y sensibilidades de la actual coalición tienen la obligación de encontrar acomodo en la futura plataforma.

Si Díaz quiere tener éxito en su propósito deberá acelerar su hoja de ruta en los próximos meses. Mantener esta idea de desborde de su actual espacio, marcar la diferenciación de liderazgo respecto a su predecesor, seguir apostando por una gestión reconocible como el mejor aval político, todo ello, sin dejar de transmitir la idea narrativa de que los avances propiciados por el Ejecutivo son impulsados por el socio minoritario. A esto se suma la necesidad de ofrecer un proyecto que requiere de apoyos diversos en todos los territorios con el fin de que le sirva para ser una alternativa electoral viable.

Más Noticias