Las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres mejoran nuestra democracia. Esta es una afirmación incuestionable. Los permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, las leyes de derechos sexuales y reproductivos, la atención a las mujeres víctimas de violencia de género, la ley de la dependencia; todas estas políticas han permitido mejorar la situación de las mujeres españolas, protegiéndolas de la violencia, incrementado sus oportunidades y favoreciendo su libertad.

Estas políticas han sido posibles gracias al feminismo en nuestro país. El feminismo como teoría ilustrada, pero también como movimiento civil organizado, ha alumbrado el camino de la democracia. El feminismo detectó los problemas y propuso una agenda. Gracias a las feministas, la democracia no es ya una democracia de varones, sino una democracia de valores.

La relación entre las organizaciones feministas, asociaciones de mujeres y el PSOE ha sido imprescindible para institucionalizar las políticas públicas de igualdad. Las sinergias creadas entre el movimiento feminista y el PSOE han hecho posible que las instituciones incorporaran progresivamente retos de la agenda feminista.

Son las feministas del PSOE quienes han defendido dentro y fuera del partido y durante muchas décadas las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres. El posicionamiento ideológico de las feministas del PSOE se nutre teóricamente del feminismo de la igualdad, y la tradición de las socialistas en democracia ha tenido un perfil claramente diferenciado del perfil ideológico que han asumido otras formaciones políticas. Cuestión que no ha impedido que alianzas en temas puntuales hayan permitido avances importantes en materia de igualdad entre mujeres y hombres.

Las compañeras socialistas han participado de todos los avances en materia de igualdad de la democracia, logros de tanta relevancia como la despenalización del aborto y de los anticonceptivos, la paridad en las listas, la ley contra la violencia de género, la ley de igualdad, la ley del aborto, el pacto de estado contra la violencia de género, la ley de la dependencia, los permisos iguales e intransferibles, los planes de igualdad o la coeducación.

El PSOE es abolicionista de la prostitución. De hecho, el PSOE es el único partido que se ha posicionado claramente y sin ambages como abolicionista de la prostitución y que recoge en sus programas electorales medidas abolicionistas de esta forma de violencia sexual contra las mujeres.

Las políticas de igualdad hacen mejor nuestra democracia y también hacen mejor nuestra sociedad. Que los chicos consideren a las chicas sus iguales y rechacen la violencia contra las mujeres es la sociedad que queremos. Que las mujeres ocupemos los espacios públicos y la política esa es la sociedad que queremos. Que las mujeres podamos decidir si ser madres o no serlo y que nuestro futuro no dependa de si tenemos dinero para interrumpir un embarazo, esa es la sociedad que queremos. Y esto último es posible porque la política pública de igualdad entre mujeres y hombres tiene conciencia de clase.

Los ataques continuos contra las políticas públicas de igualdad suponen un boicot al avance democrático. Para aspirar a una democracia plena es fundamental el reconocimiento de los derechos de ciudadanía de más del 50% de la población, que somos las mujeres.