Me ha llevado a emprender la tarea comparativa de los acontecimientos políticos acaecidos en Alemania y España en los años citados, con bastante distancia en el tiempo, algunas semejanzas en el proceso político de ambos países.
No hago la reseña histórica del año 2023 en España en un punto diferenciado, porque son muy recientes y conocidos los hechos. En el posterior apartado de las semejanzas haré especial referencia a los sucesos políticos en nuestro país durante este año, 2023, a punto de concluir.
Breve historia política de Alemania en 1932
En las elecciones para elegir al presidente de la república alemana (Reichspräsident) celebradas el 10 de abril de 1932 Aldof Hitler consigue el segundo puesto tras el mariscal Paul von Hindenburg, que repite en la presidencia. El primero obtiene el 53,05% de los votos y el segundo el 36,77%. Es una muestra del ascenso electoral del partido nazi, que fue durante muchos años extraparlamentario.
En las elecciones de 31 de julio de 1932 el partido nazi sigue subiendo consiguiendo ser el más votado y desbancar al partido socialdemócrata, que ganaba el primer puesto, elección tras elección. El partido nazi es el ganador de las elecciones, pero no en el Parlamento, que sigue la regla de las mayorías parlamentarias instaurada por la Constitución de Weimar de 1919, reconocida como la Constitución más progresista de su tiempo. Obtiene el 37,27% de los votos y 230 diputados del Parlamento (Reichstag) de un total de 608 escaños. El líder del partido, Hitler, constantemente en todas sus intervenciones públicas a partir de la fecha de las elecciones no se cansa de repetir que debe ser nombrado canciller porque ha ganado las elecciones. Pretende que el presidente de la república alemana, Hindenburg, le nombre canciller, con el que se entrevista infructuosamente. El presidente de la república alemana es el jefe del Estado alemán, equivalente al rey español Felipe VI. Franz von Papen, líder del partido conservador (equivalente a nuestro Partido Popular), que queda en cuarto lugar con 75 escaños y forma mayoría con el partido nazi, le pide una coalición parlamentaria y de Gobierno, que Hitler rechaza. Como consecuencia se convocan nuevas elecciones federales.
Las nuevas elecciones se celebran cuatro meses después, el 6 de noviembre de 1932. El partido nazi vuelve a ser el partido ganador de las elecciones, aunque pierde un porcentaje enorme de votos -dos millones-. La bajada de votos se debió a que Hitler azuzó a las masas para que se manifestaran en las calles, dando lugar a problemas de orden público, y a la percepción pública de ser una persona imprevisible debido a sus encendidas arengas y estridentes proclamas.
Tras las elecciones de 6 de noviembre el partido conservador comete un gran error, cuyas consecuencias han sufrido no solamente la sociedad alemana, sino todo el mundo, porque este partido de nuevo busca la alianza con el partido nazi y propone al presidente de la república que nombre canciller a Hitler, creyendo que la ocupación del poder le desacreditaría ante la sociedad alemana y ésta le retiraría su apoyo. Quizás esa connivencia de la derecha y la ultraderecha alemanas haya sido uno de los mayores altos precios que ha pagado la Humanidad, porque fue el factor que encaramó al poder a un sanguinario dictador responsable de la segunda guerra mundial y del holocausto de los judíos. El presidente de la república alemana siguió el consejo de Papen, líder de los conservadores, y nombró a Hitler canciller de Alemania el 30 de enero de 1933.
Varias semejanzas de los procesos políticos en Alemania (1932) y España (2023)
No existen hechos políticos idénticos, pero sí semejantes en función de diversos criterios: estructura, proceso, actores, fines, objetivos, estrategia, tácticas, circunstancias, etc. He aquí algunas semejanzas que he detectado en el análisis comparativo de Alemania, año 1932 y España, año 2023.
Los intentos de coalición de Gobierno de la derecha y la ultraderecha en Alemania y en España
Estaba muy fragmentado el mapa parlamentario de Alemania y España en 1932 y 2023, respectivamente. Ningún partido alcanzó la mayoría absoluta para gobernar solo. Se imponían los pactos para formar Gobierno. Es un extendido error que Hitler alcanzara el poder con los votos de casi toda la sociedad alemana. En absoluto. Fue nombrado canciller tras obtener el partido nazi únicamente el 30% de los votos en las elecciones federales de noviembre de 1932.
En ambos países pretendieron la derecha y la ultraderecha una coalición parlamentaria y de Gobierno. En Alemania no pasó del intento tras las elecciones de julio, porque Hitler se negó, a pesar del ofrecimiento por la derecha de importantes ministerios, pero sí permitió la derecha el nombramiento de aquél como canciller de Alemania tras las elecciones de noviembre. El pacto llevó al nombramiento de Hitler como canciller de Alemania, apoyado por el líder del partido conservador, Franz von Papen.
En España han confluido la derecha y la ultraderecha en coalición de Gobierno en la mayoría de las Comunidades Autónomas y en numerosos municipios. Y hubieran pactado coaliciones parlamentarias y de Gobierno del Estado, si les hubiera caído el regalo de cuatro escaños más en las últimas elecciones generales de 23 de julio de 2023.
El uso de la calle como lugar de manifestaciones, algaradas y propaganda
El líder del partido nazi, Hitler, promovía y asistía a lo largo de 1932 a las algaradas violentas de sus seguidores en las calles de las ciudades alemanas, como ahora promueven PP y Vox manifestaciones de más de una semana de duración antes de la investidura del presidente del Gobierno el 16 de noviembre de 2023 en las calles de varias ciudades españolas y singularmente en Madrid, donde se practica la violencia contra la sede del partido socialista y se intenta rodear al Parlamento en una clara muestra de desprecio a la democracia y a sus instituciones. Es sintomático que el líder de Vox abandone junto con sus diputados el Parlamento en la sesión de investidura del candidato del PSOE y acuda a la calle. La huida del Parlamento y la presencia en la calle es todo un símbolo y una muestra del valor que para la ultraderecha española tienen las instituciones políticas de la democracia española.
La avanzadilla agresiva de la ultraderecha
Fue en Alemania las temidas SA (Tropas de Asalto), dirigidas por Ernst Röhm, autoras de constantes revueltas y de múltiples asesinatos de judíos y comunistas. Röhm era íntimo amigo de Hitler, compañeros de lucha cuando el partido nazi no conseguía ningún rédito electoral, cómplices del golpe de Estado, Putsch de Múnich, en 1923. Pretendía un mayor extremismo ideológico y práctico del nazismo y fue criticado por el ejército alemán, del que pretendía que formara parte de las SA. Iba más allá de los postulados de Hitler, que mandó asesinarlo en la "noche de los cuchillos largos".
En España es un conglomerado de falangistas, neonazis, franquistas y grupos por el estilo los extremistas que ejercen la violencia. Ambas avanzadillas -la alemana y la española- no son comparables. La primera muy organizada, extensa y sangrienta. La avanzadilla de la ultraderecha española carece de estos caracteres negativos y su acción se traduce en actos de violencia durante las manifestaciones.
La conexión de las SA con el partido nazi era absoluta. Como brazo armado, formaba parte de la estructura del partido. En España los líderes de Vox se desmarcan de los extremistas, pero varios trabajos de investigación de periodistas, especialmente en el diario infolibre, muestran las conexiones de Vox con Revuelta, centro de coordinación de extremistas de diversas facciones, relacionado con líderes de Vox y su equipo de comunicación.
La cartelería y los eslóganes de las manifestaciones
En 1932 el partido nazi exhibió una extensa serie de carteles de cierto valor artístico. Un buen número dedicado al culto a la personalidad presentando a Hitter, muy serio, en imagen grande con el pueblo alemán aglutinado a su alrededor en imágenes pequeñas o representado en diminutas personas bajo la arenga de un gigantesco Hitler con el título "Toda Alemania oye al Führer". Otros carteles eran llamamientos a los estudiantes, los trabajadores, la raza aria, los jóvenes a sumarse a la revolución. Aludían otros a las ideas innovadoras del partido: el espacio vital necesario, la supremacía de la raza aria, la comunidad del pueblo alemán, etc. Y no podían faltar los carteles contra los judíos, a los que se tildaba con los adjetivos más ignominiosos y de todo tipo.
La cartelería y los eslóganes de los extremistas de la ultraderecha española coinciden en parte con las de 1932 en Alemania, pero tiene sus peculiaridades. Se parecen en las injurias a las instituciones políticas más relevantes y al enemigo interior: los judíos en Alemania, los inmigrantes y "menas" (menores inmigrantes no acompañados) en España. El grito alemán: "Muerte al judío" es sustituido por el grito español: "Con los moros no tenéis cojones". La coincidencia mayor es la oposición a la Constitución, que es también la más grave, ya que ésta representa las reglas de juego democrático. Quien está contra la Constitución se sitúa también fuera de la democracia. Los radicales alemanes se enfrentaban a la Constitución alemana de Weimar y los españoles a nuestra Constitución de 1978.
Los extremistas españoles tienen sus compañeros de viaje en las críticas de líderes políticos de la derecha y ultraderecha contra las instituciones políticas españolas de mayor relevancia. El vicesecretario del PP, Tellado, afirma que "el Tribunal Constitucional es un tribunal de parte". El portavoz del PP, González Pons, expresa: "El Tribunal Constitucional tendrá que decidir si está en el lado de los constitucionalistas o en el de los enemigos de la Constitución". Palabras de enorme gravedad, ya que es el Tribunal Constitucional el único intérprete de la Constitución. Pero aun más fuerza que las palabras tienen los actos, como el del líder de Vox, Abascal, o el de la lideresa del PP, Aguirre, acudiendo a una manifestación violenta contra la sede de un partido político, siendo los partidos políticos elementos estructurales de nuestra Constitución y de nuestra democracia, a la que muchos constitucionalistas denominan "democracia de partidos".
Un eslogan exhibido en unas pancartas de las recientes revueltas contra la sede del PSOE y del Parlamento me puso en guardia. Decía así: "La nación está por encima de la Constitución". Y otra expresaba: "La Constitución destruye a la nación". Semejantes a las palabras del líder de Vox, Ortega Smith: "No existirá Constitución si no existe Nación". Era un eslogan singular separado de tantos otros conteniendo injurias directas y sonoras contra el presidente del Gobierno, el rey, la policía, la guardia civil. La especialidad del eslogan reside en que es una de las ideas básicas de Hitler. De hecho, una vez en el poder, suprimió la Constitución de Weimar y el sistema de fuentes del derecho, poniendo en su lugar el volkgeist (espíritu del pueblo), del que él era su único intérprete como Führer, conductor del pueblo. La democracia alemana sería sustituida por una férrea dictadura en marzo de 1933 bajo el lema: "Ein Volk, ein Reich, ein Führer"
El intercambio de los actores políticos de las derechas en un mismo proceso político de conquista del poder
La historia se repite cuando encontramos procesos similares con el intercambio de los principales actores políticos. Es el caso que nos ocupa. Es un ejemplo de un mismo proceso político, en el que los actores se refuerzan y discurren por el mismo camino. En España la ultraderecha (Vox) ocupa la posición menor y la derecha (el PP) la posición preferente en escaños y votos en el Parlamento. En Alemania era al revés: la ultraderecha (el partido nazi) era prioritario respecto a la derecha (el partido conservador) situado en segundo lugar.
Se produce un intercambio del signo de los partidos políticos de las derechas, pero tanto en Alemania como en España se suben al mismo tren de la conquista del poder en un proceso, en el que hay hasta ahora evidentes coincidencias. Las derechas alemanas ya recorrieron todo el trayecto, que continúa en 1933 (año que no forma ya parte de mi análisis comparativo) con las horribles consecuencias que todos conocemos. No así las derechas españolas ante las cuales se abre un horizonte incierto y preocupante en 2024.
La exigencia del ganador de las elecciones de ser nombrado presidente del Gobierno
El líder del PP, Feijóo, ha clamado sin cesar que le corresponde gobernar porque ha obtenido más votos en las elecciones de julio de 2023. Lo mismo que Hitler en las elecciones de julio y noviembre de 1932. Ninguno obtuvo la mayoría parlamentaria necesaria, y ambos sabían cómo funcionaban las reglas del acceso a la presidencia del Gobierno. Era una pose de relevancia política extraordinaria, porque por encima de su falsedad calaba en un público ignorante e influenciable en situaciones de polarización de la sociedad. Ambos líderes usaron la mentira como una inmoral arma política.
Epílogo
Lo estamos viendo y miramos hacia otro lado, como los alemanes de los años treinta. Como en la película No mires arriba. En ella la gente no se percata del peligro de un cometa enorme que se acerca a la Tierra. Como si no fuera con ellos, viven tranquilamente su vida. Hasta que impactó el cometa y la especie humana desapareció del planeta.
Lo estamos viendo. Aznar anima a que "el que pueda hacer que haga, el que pueda aportar que aporte, el que se pueda mover que se mueva". Abascal reclama a los guardias civiles que no obedezcan a sus superiores. Los extremistas en las calles molestan y zarandean a los periodistas, dañan las sedes de un partido político con actos violentos, intentan rodear al Parlamento. El PP calla y tarda en condenar los hechos, e incluso su líder no para de lanzar frases con una abierta llamada a la calle contra una ley apoyada con más votos que la mayoría absoluta del Parlamento. Medio centenar de militares retirados piden que se destituya al presidente del Gobierno elegido conforme a las reglas de la Constitución y que se convoquen elecciones. Líderes de la derecha y la ultraderecha claman contra las instituciones políticas. El líder de Vox, Abascal, acusa al presidente del Gobierno en funciones, Sánchez, de "dar un golpe de Estado e iniciar una tiranía", apelando al dilema "o el Dictador en el banquillo o los que resistamos en la cárcel", y el líder del PP, Feijóo, pon Yo creo que, transcurridos ya casi medio siglo desde la aprobación de la Constitución, España sigue siendo una democracia demasiado frágil. e en el mismo lugar "el golpe de Sánchez y el golpe del 23 de febrero de 1981". Son demasiados hechos juntos y en poco tiempo contra la línea de flotación de la democracia española. Yo creo que, transcurridos ya casi medio siglo desde la aprobación de la Constitución, España sigue siendo una democracia demasiado frágil.
Comentarios
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