Otras miradas

De machistas confesos a los falsos aliados o cuestionables

Ana Bernal-Triviño

El jugador de fútbol americano Harrison Butker durante su discurso machista en el colegio Benedictine College.- Benedictine College / YouTube
El jugador de fútbol americano Harrison Butker durante su discurso machista en el Benedictine College.- Benedictine College / YouTube

Hace unos días fue viral Harrison Butker, un jugador de fútbol americano, que aprovechó la ceremonia de graduación de una escuela católica para pronunciar un discurso. En lugar de motivar a estudiantes en sus retos futuros, atacó al colectivo LGTBIQ+ y también sentenció qué es lo que deben hacer las mujeres. Sostuvo que "lo que más le llena a una mujer es el matrimonio y los hijos". Que ellas están más entusiasmadas con "los hijos que traerán a este mundo", que en "tener carreras exitosas". Para defender su posición recordó a su esposa Isabel, cuando le confesó que su vida empezó a tener sentido cuando inició "su vocación como esposa y madre".

No tenemos nada que decir sobre las mujeres que tengan metas personales en casarse o en tener hijos y cómo esto impacta emocionalmente en sus vidas. El punto de la cuestión está en que es 2024 y aún hay hombres que públicamente sostienen y defienden estas referencias. Creyendo, además, que elegimos estas opciones por un puro instinto maternal (inventado), y no por siglos y siglos de educación y de relegación al espacio doméstico. Insisto, para las que quieran, nada que objetar. Pero hay otras que no van a querer y esos discursos solo van en el camino de limitar derechos y libertades de las mujeres

Esto no es nuevo en centros educativos de EEUU, y aún más católicos, ha sido una constante histórica. En los últimos años se ha enfatizado este mensaje conservador y tradicional. Y cómo no, esto traspasa fronteras y aquí tenemos youtubers, tiktokers y demás que sostienen el mismo discursito, educando a nuestra generación de jóvenes y tirando por la borda la conquista de espacios que han hecho muchas mujeres. 

El tema está en que, como les decía, el asunto se convirtió en viral también aquí, en España. Los más conservadores, defendiendo. Los más progresistas, denunciando. Pero lo curioso, desde la distancia, era ver cómo algunos tienen tan normalizado todo esto que, incluso llevándose las manos a la cabeza por mandarnos a ser "amas de casa", no se aplican el cuento en sus casas. Que, al final, lo de identificar el discurso machista está muy bien, pero que lo que necesitamos frente a estos tipos que nos quieren volver a mandar a casa para ser consideradas buenas mujeres es que el resto apliquen en la práctica lo que dicen defender en teoría.


Este mismo mes fue el Día de la Madre, recuerden. Felicitaciones por doquier, que está muy bien. Pero esos días asociaciones como Malas Madres reflejaron la realidad, que va desde solicitar permisos de maternidad más amplios, que el 85% de las madres se ha sentido sola por no contar con apoyos para conciliar,  que el 87% ha renunciado a parte de su salario o trayectoria laboral por la maternidad, que nosotras dedicamos 780 horas más al año que los hombres a cuidado de hijos y tareas del hogar (La Caixa) o que destinamos el doble de tiempo a los cuidados que ellos (INE). Y bueno, podemos abrir otro melón y es que aunque no tengas hijos pero vivas en pareja me faltan dedos para contar las de mujeres que me han hablado de cómo se repite este mismo patrón. Y lo mismo incluso en las que, sin pareja, tienen que dedicarse a cuidar de sus padres y son ellas, y no tantas veces sus hermanos, quienes arriman el hombro y asumen ese tiempo o las labores más ingratas de esos cuidados. Porque llevar adelante una casa es mucho. Y esto tiene solución y fácil: cambiar y ponerse, pero de verdad. Asumiendo errores y con honestidad. Y se empieza asumiendo esos datos que no salen de la nada.

Ser aliado no es montarse un perfil en redes para apoyarnos según el político que hable o el lumbreras que diga la machistada más grave. No es ser un instagramer que se venda de aliado feminista, con vídeos que ridiculicen a machistas arcaicos, pero que luego viva a cuerpo de rey, no asuma responsabilidades de convivencia o incluso rompa la confianza y crea que por ser el feminsita más guay tendrá a las mujeres detrás de él. Cansadas de quienes se lucen como feministas en tuits y compartidos cuando tienen que lucirse en casa. Pero claro, eso no da likes ni postureo.

Ese jugador que dice a las niñas del futuro que sean amas de casa, y los que defienden lo mismo que él, se jubilarán y tendrán una pensión. Pero las amas de casa no se jubilan nunca. Se mueren cocinando, cuidando, limpiando... Y encima, no te enfades nunca. Muchas que solo se dedicaron a ello hoy no tienen ni una pensión. Son las mismas que nos educaron bajo el "estudia para no depender de nadie". Al final hemos aprendido la mejor lección que ellas pudieron darnos. No solo independencia sino la capacidad de ver a distancia a unos y a otros. A los machistas confesos y a los aliados falsos (o cuestionables) que les queda mucho por recorrer. Porque aunque les cueste asumirlo, al final son la cara de la misma moneda. Si quieren que no piensen de nosotras que solo servimos para la casa, que hagan de la casa un asunto de dos.

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