Es probable que te suene: Valentina Berr. Su nombre saltó a los medios porque decidió dejar el fútbol. Estaba cansada de tener que defenderse continuamente de la transfobia. "No cuelgo las botas. Me las cuelgan. Hasta aquí aguanto", contó en sus redes y hasta el Marca se hizo eco de la noticia. Pero, a pesar de estar harta, Valentina Berr decidió seguir haciendo pedagogía. La verdad es que a algunas no nos queda otro remedio. Es la autora de La respuesta a todo lo que preguntarías a una tía trans, un libro fácil de leer que, inevitablemente, te agita la conciencia. Bueno, en realidad, solo si la tienes. Nos conocimos hace unos días y, por qué no reconocerlo, me he quedado prendada.
Es una tía maravillosa. Tiene una paciencia exquisita, un sentido del humor delicioso y una habilidad para la comunicación envidiable. En su libro, publicado por la Editorial Egales, despliega estas cualidades para acercarnos, de su mano, a la realidad trans. La obra es un diálogo entre Berr y la lectora, un diálogo del que no puedes escaparte porque te interpela continuamente: "Y de esta forma lograrás que interaccionar contigo no sea, para las personas trans que te encuentres a lo largo de tu vida, como estrecharle la mano a un cactus".
Busca dar respuestas a muchas de las preguntas a las que se enfrentan a diario las mujeres trans, pero, sobre todo, pretende que las preguntas nos las hagamos a nosotras mismas. Que nos metamos la lengua en el culo, que dejemos de hacer preguntas y comentarios estúpidos, que no volvamos a cuestionar la identidad de nadie, que pensemos en nuestra propia forma de vivir el género, que exploremos todas la categoría de trans.
La respuesta a todo lo que preguntarías a una tía trans recoge muchas de las preguntas que le han hecho a Valentina Berr. Algunas son, sin duda, malintencionadas, pero las que no lo son resultan también violentas: "Por curiosidad, ¿cuál era tu nombre de tío?"; "¿Cuándo te diste cuenta?"; "¿Te has operado ya?"; "¿Cómo lo hacen las tías trans para follar?" o mi favorita: "¿Usas bragas o calzoncillos?". Y contesta. Ella contesta. Es probable que haya quien no se sienta satisfecho con la respuesta, pero ahí está. Negro sobre blanco: ¿quieres saber? Pues vas a saber, pero, probablemente, la única conclusión certera a la que puedas llegar es que estamos inundadas de pensamientos y curiosidades tránsfobas. Valentina Berr contesta en su libro a todas las preguntas incómodas que le han hecho alguna vez con un objetivo claro: no tener que volver a hacerlo. Ahí están. Al alcance de cualquiera.
El libro es fácil de leer, sí, pero no es fácil de digerir. Puede que alguien con ciertos conocimientos sobre teorías feministas y de género tenga la tentación de creer que conoce todas las respuestas, pero no por eso deja de ser un libro imprescindible. Muchas personas trans encontrarán cobijo en sus páginas. A las personas cis nos va a escocer y, no, Berr no va a soplarnos para que duela menos. En el glosario de términos que incluye en el libro, por cierto, define a las personas cis como aquellas que se identifican con el género que les asignaron al nacer basándose en sus genitales.
El libro aborda los grandes hits del momento: las familias, la hormonación, las operaciones, las personas trans y el deporte, las infancias trans, las feministas transexcluyentes. No se deja nada en el tintero. Se expone con valentía y, a veces, incluso, su sentido del humor puede parecer benevolente con algunas formas de violencia. Ha sido, sin duda, generosa. Generosa con "las preguntitas" y generosa con las respuestas: "No sé, estoy haciendo demasiadas preguntas cuando el libro va de dar respuestas. Pero, jolín, te estoy intentando ayudar", dice. En concreto, ahí se está dirigiendo a las personas que "ven hombres" cuando están delante de una mujer trans y, sí, efectivamente hace preguntas: "¿Qué es eso que ves cuando miras a la chica trans a la que tratas en masculino? ¿Le ves la cara? ¿El cuerpo? ¿Está vestida? ¿Es la ropa lo que te confunde? ¿O está desnuda?". Entre esas personas que "ven hombres", lo sabemos bien, encontramos a feministas que han sido referentes para nosotras. En el capítulo ¿Por qué las feministas están en contra de las mujeres? está mi respuesta favorita: "El feminismo no opina. El feminismo discute, plantea, crítica, debate, actúa, combate, transforma". Todo lo demás es ansia de poder.
Me firmó el libro —"Un placer compartir y expandir esta conversación hecha libro"— y me lo dedicó "con amor lesbiano". Espera, que igual esto no te lo veías venir: ¡hay mujeres trans que no son heterosexuales! Si ahora te estás rascando la cabeza, deja lo que estés haciendo y vete ahora mismo a comprar el libro. Yo lo voy a guardar con el mismo cariño con el que se guardan los tesoros, pero pienso tenerlo siempre a mano. No me pesa reconocerme en muchas de las cagadas que recopila, pero cada vez tengo menos excusas.
Comentarios
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