Punto y seguido

La 'yugoslavización' de Ucrania aún puede esperar

La 'yugoslavización' de Ucrania aún puede esperar
21 de diciembre de 2021, Rusia, Moscú: El presidente ruso Vladimir Putin pronuncia un discurso durante la reunión anual de la Junta del Ministerio de Defensa en Moscú.- Kremlin / Europa Press

No hace mucho, los países de la OTAN destrozaron la vida de 25 millones de iraquíes al perseguir infames objetivos, mientras juraban que el país no solo poseía armas de destrucción masiva, sino que pretendía utilizarla contra el "mundo civilizado", o sea, el Occidente. También mintieron sobre Afganistán en 2011 para ocupar el país más estratégico del mundo: Bin Laden, agente de la CIA, se encontraba en Pakistán, país aliado de EEUU. Vertieron mentiras parecidas para desmantelar Yugoslavia, Libia, Siria, o Yemen, algunas de las víctimas de un militarismo insaciable, desenfrenado.

"La ocupación de Ucrania [por Rusia] es inminente", afirmó Biden el 19 de enero, a pesar de la insistencia de Moscú de no tener ninguna intención en hacerlo. EEUU y sus socios europeos están inventando una nueva y grave crisis bélica, y esta vez contra nada menos que Rusia, que teme que la OTAN esté preparando un "atentado de bandera falsa" para justificar una acción militar. El mes pasado, el ministro de defensa ruso Sergey Shoygu acusó a los mercenarios estadounidenses en Ucrania de preparar provocaciones con armas químicas.

La verdad siempre ha sido la primera víctima de todas las guerras, y la guerra declarada por la OTAN contra Rusia (o China) no es una excepción.

Decía el padre del terrorismo yihadista anticomunista Zbigniew Brzezinski que EEUU podrá consolidar su posición hegemónica sobre el mundo sólo si consigue impedir el surgimiento de una superpotencia en Eurasia. Se equivocaba: 1) Nunca un imperialismo decadente ha podido remontar, y 2) El nacimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái, liderada por China y Rusia en julio del 2001 (meses antes de la agresión de la OTAN a Afganistán), puso fin a los únicos años de la hegemonía solitaria de EEUU (1991-2001).

EEUU, incapaz de asimilar esta realidad, desde la Doctrina Obama planeó: 1) Desmantelar la Federación Rusa, 2) Romper la alianza entre Rusia y China. A pesar de que, el presidente Xi no ha apoyado las acciones del Sr. Putin en Crimea ni en Dónbas, limitándose a condenar al "Occidente por causar la crisis", ha establecido las mejores relaciones con Moscú desde la muerte de Stalin, y 3) Contener a su principal rival China.

Joe Biden está cometiendo el mismo error que el intrépido Obama: pretender realizar varias tareas titánicas al mismo tiempo, con una estéril táctica nixoniana.

Los todólogos televisivos psicoanalizan al presidente Putin, presentándole como un psicópata (¡sí, ese es el nivel!) capaz de llevar al mundo al borde de una guerra nuclear, simplemente para paliar su complejo de ser dirigente de un insignificante país, el más grande y con mayores reservas de hidrocarburo y agua dulce del planeta. Sin embargo, la explicación más simple es la más acertada: Rusia ha desplegado sus tropas en la frontera con Ucrania porque la OTAN pretende destruirle desde los cuatro costados, y no porque las autoridades de Kiev, títeres de Washington, desde "su libre voluntad" pretendan ingresar en la alianza militar más grande, más agresiva y más inmoral de la historia, en cuyo armario esconde doscientos millones de vidas destrozadas en pocos años. Hoy, mientras las tropas rusas no han cruzado sus fronteras, las de la OTAN se encuentran a las puertas de Rusia (y de otros decenas de países).

El actual secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, fue junto con el criminal de guerra el senador Joe MacCain, parte de la cabecilla que participó directamente en la revuelta de Maidan ("Plaza" en persa y en árabe) del 2014, provocando la muerte de alrededor de 14.000 civiles ucranianos.

Los 10 motivos de la OTAN

1. Provocar una reacción rusa, anunciando la posible admisión de Ucrania en la Alianza Atlántica, para instalar bases militares en este país y apuntar con sus misiles a Kremlin, si no hubiera ido a la Isla Desolación para ampliar su zona de influencia. En septiembre pasado, Reino Unido envió al destructor Royal Navy al Mar Negro, en aguas rusas.

2. La presión de los resucitados fascismos europeos, que siguen sin perdonar al Ejército Rojo (¡ya disuelto!) por haberles derrotado hace siete décadas. Curioso dato: en la era de la Unión Soviética la derecha le llamaban "Rusia" para borrar sus diferencias con el imperio zarista, y ahora que es Rusia no socialista le señala como "comunista", a sabiendas que, en 2000, V. Putin planeó la integración de Rusia en la OTAN, e incluso cooperó con la Alianza en la ocupación de Afganistán, le facilitó bases militares en Asia Central, y cerró las rusas en Cuba y Vietnam. Fue la codicia y la arrogancia de EEUU lo que convirtió a Rusia (que buscaba su lugar en el "nuevo mundo capitalista", y no convertirse en otro "chico de recados" de Washington) en un rival.

3. Militarizar aún más las fronteras rusas. El gobierno de Obama-Biden pidió al congreso en 2014 una ayuda militar de unos 111,21 millones de dólares para Ucrania, que el mismo año recibió armas por el valor de 2.700 millones. La Industria militar de EEUU y Europa, tras cuatro años de sequía con Donald Trump, quien propuso la disolución de la OTAN y se negó a lanzar guerras, van a hacer su agosto. Los países de Europa Central y del Norte han anunciado un aumento en su gasto militar, dando significado al llamado "dilema de seguridad" y la carrera armamentística.

4. Se trata de otra fase de la configuración del nuevo mapa del mundo, que tras el fin de la URSS representa una curiosa característica: que el triunfo (provisional) del capitalismo en 1992 no significó una victoria de EEUU, debido al surgimiento de otros Estados con economía de mercado que desafiaron su hegemonía: desde la propia Rusia, hasta Turquía, Brasil, Irán, India, Arabia Saudí, entre otros. Las constantes agresiones militares de EEUU a diferentes naciones del mundo reflejan esta frustración: ¿sabían que el principal destino del petróleo iraquí es China?

5. Golpe de propaganda para elevar la popularidad de Biden, caída en un 46%. Desde el fiasco de la (no) retirada de Afganistán.

6. Biden no solo ha aprobado un presupuesto militar de 740 mil millones de dólares en 2021, sino que con el robo del contrato de submarinos a Francia y la firma del acuerdo de AUKUS pretende demostrar que es el hombre de más y nuevas guerras.

7. Los generales de la OTAN, que fabrican enemigos para justificar la existencia de la organización, apoyaron la candidatura de Biden, quien vendió su alma al demonio y ahora tiene que cumplir con su parte.

8. EEUU va a utilizar su superioridad militar para recuperar su posición global al perder la guerra comercial (incluso tecnológica) a China.

9. Subir la cotización de las acciones de las compañías de armas en la bolsa: las acciones de Raytheon (cuyo exjefe, Lloyd Austin, es secretario de Defensa de Biden), que en enero de 2021 se valoraban por 65,02 dólares, en octubre del mismo año Rusia advirtió a la OTAN sobre la integración de Ucrania, alcanzaron la cifra de 92,32 dólares. A los fabricantes de armas no les importa si "su país" participa en una guerra, la gana o la pierde. Sus beneficios proceden de 1) una simple tensión bélica, aún sin llegar a ser guerra, porque impedirá que el Congreso de EEUU vote en favor de reducir los gastos militares o desmantelar cientos de bases militares que tiene esparcidas por el mundo, y 2) que el conflicto armado sea interminable (Irak, Libia, Yemen, Siria): la guerra ha dejado de ser el último recurso entre dos Estados para atajar sus discrepancias, se ha convertido en sí en un negocio redondo, de probar armas nuevas, deshacerse de las viejas, trafico de droga, de mujeres, niños y de órganos, entre otros. Las compañías "contratistas", que gestionan a los ejércitos privados (compuestos por cientos de miles de delincuentes, desempleados y lumpen), necesitan "tensión militar" para justificar su existencia. Blackwater, por ejemplo (que tras su implicación en los crímenes contra civiles en Irak y Afganistán cambió de nombre a ACADEMI) fue fundado en 1997 por el ex Navy SEAL Erik Prince, y cuenta con al menos 100.000 hombres armados sirviendo al Pentágono.

10. Justificar el aumento de los gastos militares de los países europeos, que en 2020 alcanzaron los 198.000 millones de euros, un 5% que el año anterior. Ucrania, además, es un gran mercado negro de armas.

Los 7 motivos de Rusia

1. En el marco de la Doctrina Putin, esta situación se presenta como una oportunidad para que Rusia, de una vez por todas, reafirme su relevancia geopolítica, desmonte el orden posterior a la Guerra Fría que considera injusto, desde un escenario cualitativamente distinto al de Siria en 2015. Ante las negativas de EEUU de cumplir su compromiso de no ampliar la OTAN, Moscú no solo ha llegado a la conclusión de que los Cowboys solo entienden el lenguaje de la fuerza, sino que ahora sí que puede enseñarles dientes. El envío de las tropas a Kazajistán, hace unas semanas, y sin necesidad alguna, fue simplemente para demostrar que está listo para utilizarlas, en un momento en el que EEUU muestra claros signos de agotamiento, desde Afganistán, hasta en la gestión de la pandemia o en la amenaza de revueltas internas y no solo por las fuerzas fascistas.

2. Exigir a EEUU que se otorgue a Ucrania el estatus del país neutral (y unirse a los Países No alineados), e impedir que la Alianza instale bases militares en Ucrania, país que podrá ser un Estado Tapón entre Occidente y Rusia, del mismo modo que lo es Turquía para la Unión Europea que deniega su ingreso en la Unión para evitar que sus fronteras llegasen a las zonas de conflicto como Irak, Siria, o Irán.

3. Impedir el despliegue de misiles de la OTAN en las repúblicas bálticas o establecer unidades de combate en Polonia. Obviamente, instalar bases rusas en Cuba y Venezuela no eliminará las amenaza contra la integridad de Rusia.

4. Prohibir el despliegue de armas nucleares más allá de los territorios nacionales de cada nación.

5. Disuadir a Kiev de convertirse en una amenaza existencial para Rusia, sea mediante el envío de "tropas de mantenimiento de paz" a las regiones "prorrusas" de Donetsk y Luhansk, o cortando el acceso de Ucrania al Mar Negro, y  condicionar su retirada a que el país vecino cumpla con los Acuerdos de paz de Minsk. Moscú quiere enfrentarse a Kiev, que no a la OTAN.

6. Enviar un mensaje a los mandatarios del espacio ex soviético que una cosa es independizarse de Moscú y otra bien distinta es pasarse al bando del enemigo.

7. Sacar, a medio plazo, a Ucrania de la esfera de influencia occidental, como lo ha hecho, y sin fuerza militar, con los países de Asia central, de forma natural: por los lazos históricos económicos, culturales y políticos que les une, a pesar de la resistencia de EEUU. Puede que V. Putin sueñe con la unión de los Estados eslavos (Rusia, Ucrania y Bielorrusia), pero es bastante realista al respecto: con la tragedia de Afganistán en la retina ¡ni se le hubiera pasado por la mente enviar tropas a un país de 44 millones de habitantes, sin tener un gran apoyo por la mayoría, y lanzar una larga guerra contra la OTAN! (pues, Ucrania hoy tiene más apoyo del Occidente que en 2014), enfrentando sus soldados reclutas a los ejércitos profesionales y mercenarios contratados.

El equilibrio de fuerzas entre EEUU y Rusia hace posible que Kremlin logre parte de esta lista maximalista.

Las cartas de Moscú

Para lograr dichos propósitos, Rusia puede recurrir a "disuasión por castigo": evitar que el enemigo actúe por los altos costos de su posible acción:

1. Desde el programa nuclear de Irán, en las negociaciones en curso de Viena entre las potencias mundiales e Irán, a Biden y a Jameneí les surge un acuerdo para "no ir a una catastrófica guerra", como afirman. Rusia está en condiciones de ofrecer su apoyo las exigencias de EEUU (e Israel y Arabia Saudí) y mantener a Irán fuera del club nuclear y ejercer un control sobre su programa de misiles a cambio de que Ucrania permanezca fuera de la OTAN.

2. Poner a trabajar al "General Frío", jubilado desde que derrotó a las tropas invasoras nazis en el suelo soviético en 1941. Moscú, esta vez, sólo tendrá que cortar el suministro de gas que calienta los hogares de media Europa si la OTAN no se autocontrola.

3. Trasladar las tropas a Bielorrusia, que además de compartir frontera con Ucrania, lo hace también con los países miembros de la OTAN: Polonia, Lituania y Letonia.

4. Reactivar en Ucrania los combates de baja intensidad entre el ejército ucranianos y las fuerzas "prorrusas".

Las cartas de EEUU

1. Un mayor aislamiento de Rusia, y más castigos económicos, aunque con ello beneficiaría justamente a China: a partir de las sanciones del 2017, Rusia se convirtió en el principal exportador de hidrocarburo a China desplazando a Arabia Saudí.

2. Desconectar a Rusia del SWIFT, el sistema de pagos internacionales (como a Irán), lo cual es molesto, pero no es mortal.

Cálculo de riesgos y recompensas

"Regla de Pottery Barn" es una expresión comercial estadounidense que significa: "Si lo has destrozado, debes repararlo"Ninguna de las partes puede salir ilesa en esta pelea, todo lo contrario.

Rusia, obviamente, había calculado los costos de su acción antes de hacerla:

- Era consciente de que EEUU no iba a mandar tropas para salvar al gobierno de Kiev.

- Sabía que Europa se opondría a una acción de la OTAN, y no sólo por la crisis económica y la pandemia, sino también por impedir una nueva avalancha de personas refugiadas que en este caso ni podría vender su repatriación a Turquía u otro país traficante de seres humanos. Francia y Alemania temen más a EEUU -que en vez de materia gris en su cerebro tiene una pistola-, que a una Rusia previsible. Berlín ha detenido la entrega de misiles antitanques y obuses por Estonia a Ucrania. Por su parte, Emmanuel Macron se presenta para la reelección en el abril del 2022, y ya es bastante impopular para meterse en una guerra, y además en Europa.

- La subida del precio del petróleo de 85 dólares el barril de hoy a 150, que estiman los pronósticos si la tensión se alarga, hundiría aún más Europa, que ya se enfrenta a una seria crisis energética.

***

La OTAN perdió la razón de existir tras la disolución del Pacto de Varsovia, por lo que inventó la amenaza del "terrorismo islámico" para justificar las ganancias de una poderosa industria de armas que controla la política de EEUU -denunciado por los presidentes Dwight D. Eisenhower y Donald Trump, al que impidieron sacar las tropas de Siria, Irak y Afganistán-.

La crisis de Ucrania intensificará la rivalidad entre las dos potencias en todo el mundo, mientras la yugoslavización de Ucrania, romperla por imaginarias líneas divisorias étnico-lingüísticas (ruso/ucraniana) y religiosas (ortodoxa-católica), podrá volver a las agendas políticas de los que dirigen el mundo.

La diplomacia rusa con esta acción transita de una doctrina defensiva a una "contundente", frente a las amenazas de la OTAN. Ahora, puede que no consiga expulsarla de su vecindario, pero sí podrá conseguir que EEUU renuncie a llevarse a Ucrania, Bielorrusia y Georgia al pacto militar dirigido por el Pentágono.

La solución de este peligroso conflicto no debería estar en manos de los Estados implicados, sino en la Asamblea General de la ONU, respaldada por un movimiento antimilitarista, que vuelve a gestarse.

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