Trabajar cansa

Trece horas poniendo naipes

 

Esos malditos griegos, no contentos con malgastar nuestro dinero, contagiarnos su crisis de deuda, poner en riesgo el euro y hacer que los pobres bancos renuncien a parte de lo prestado, además de todo eso hacen perder a los ministros europeos un tiempo precioso que bien podían emplearlo en arreglar sus propios países: trece horas duró la reunión del Eurogrupo.

¡Trece horas! ¿De qué pueden hablar los ministros durante trece horas, teniendo en cuenta que antes ya hubo contactos telefónicos, intercambio de papeles, reuniones preparatorias de técnicos y varias cumbres? Yo se lo explicaré: trece horas es lo que se tarda en levantar un enorme castillo de naipes y que te aguante en pie al menos un par de semanas. Al salir de la reunión los ministros contenían la respiración y cerraban la puerta despacito, para que no se cayese.

Dice la declaración resultante que con el rescate, la quita y el ajuste, la deuda griega se reducirá al 120,5% de su PIB en 2020. ¿Cuántas cumbres del tipo "Grecia y el euro se salvan en el último minuto" caben de aquí a 2020? ¿Cuántas reuniones de trece horas? ¿Cuántos nuevos planes de rescate en esos ocho años?

Lo previsible es que el nuevo castillo de naipes no aguante mucho en pie, pues se apoya sobre demasiados "si": se cumplirá si todos los acreedores aceptan la quita, si el FMI aporta una suma importante, si el gobierno griego aprueba todos los ajustes y reformas exigidos, y el ‘si’ más importante e improbable: si la economía griega se recupera y empieza a crecer en un par de años, algo que nadie se cree, pues las propias exigencias del rescate son una condena a la recesión más profunda.

El castillo de naipes sólo tiene una parte sólida, de cemento: la pérdida de soberanía de Grecia, sometida a un control propio de país perdedor de una guerra: no podrá tocar un euro sin que lo apruebe la Troika, que se instalará permanentemente en Atenas; el dinero se destinará a los acreedores antes que a los ciudadanos; y los partidos se comprometen a aplicar el programa gobierne quien gobierne. Se entiende que los griegos no salgan a la calle a celebrarlo.

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