Verdad Justicia Reparación

Valencia en la memoria

Por Nerea Fulgado, activista de La Columna

Valencia en la memoria
Reparto de comida en una de las zonas afectadas por la DANA. Alejandro Martínez Vélez / Europa Press.

¿Qué se escribe después de una catástrofe como la de Valencia? ¿Cómo se escribe sobre cualquier cosa cuando la realidad es tan horrorosa? Todo es banal cuando lo has perdido todo.

La realidad es que, tras una tragedia, tras algo que trastoca tu vida de manera tan radical, tu vida no es la misma. La rabia aparece. Rabia porque no te avisaron. Rabia porque nadie hizo nada. Rabia porque has visto a tu vecina fallecer mientras los políticos se pasean por tu ciudad sin ningún propósito más allá de hacerse una foto.

Rabia.

La rabia es un motor político y también una manera de supervivencia. Todos sentimos esa rabia porque, al final, lo político es personal. Tan personal como perder todos tus recuerdos materiales. Tan personal como tener a un familiar desaparecido o tenerlo enterrado desde hace décadas en una cuneta. La rabia de sentir que las instituciones, los diferentes gobiernos se irán de rositas y que nadie pagará ni asumirá culpa ni antes ni ahora. La rabia de pensar que la justicia no hará nada para dirimir responsabilidades en Valencia, igual que tampoco lo ha hecho en la Comunidad de Madrid respecto a las 7291 personas fallecidas durante la pandemia o tampoco lo ha hecho con las víctimas del franquismo.

Lo cierto es que si algo hemos aprendido en estos años es que, precisamente, en estos momentos en el que las personas están ocupadas lidiando con sus problemas, con el lodo por las rodillas, es cuando las administraciones del Estado tiene que darlo todo y, sin embargo, en el caos, quien gana son los fascistas. Hay miserables que han visto en la tragedia una oportunidad y que utilizan todas sus armas de desinformación para utilizar esa rabia en una oportunidad para volver a tiempos oscuros.

Pero también nosotros y nosotras hemos aprendido algo con los años y es que la rabia es algo que se tiene que organizar. Tu vecina migrante no es tu enemigo, lo es aquel que decidió no cerrar su establecimiento atrapando a sus empleados sin cobertura ni comida porque quería ganar unos euros más. Lo es el que está obligando a ir a trabajar a personas que lo han perdido todo porque el capitalismo tiene que seguir adelante. Lo es el que en lugar de confiar en la ciencia y el sentido común, aceptar que existe el cambio climático, prefiere la anti-ciencia, pensar que todo es una gran conspiración y seguir protegiendo a grandes corporaciones que contaminan el mar y la tierra. El enemigo es el que de esta crisis va a seguir apostando por el capitalismo que te precariza, vende tus derechos y te deja abandonado frente a una catástrofe y dice "sálvese quien pueda".

Hay que organizarse para que el sálvese quien pueda no sea la norma. Organizarse para que no haya próxima vez y, si la hay, las Administraciones estén ahí. Organizarse para que el fascismo no sea una opción. Organizarse para parar el cambio climático. Para que haya apoyo mutuo y para que de esta y de todas las situaciones se salga con más y no con menos.

Si algo enseña el movimiento memorialista es que no hay que aceptar un destino que parece inevitable y nunca hay que bajar las manos y si el capitalismo nos mata, es hora de caminar hacia otra parte.

Más Noticias