Lo que nos queda

Salud, dinero y amor

Las cuentas no salen. Hay demasiados viejos y, por lo tanto, demasiadas pensiones. ¡Los jubilados en este país están viviendo por encima de sus posibilidades! Y lo que es peor, en el futuro los ciudadanos pretenden aprovecharse de los avances de la medicina y de la mejora de las condiciones de vida, para alargar su estancia en este agradable mundo, hasta límites inaceptables por la Seguridad Social. Ante tan colosal problema, el Gobierno decidió reunir a un grupo de expertos y pedirles consejo para encontrar una solución.
Después de tomarse su tiempo, la respuesta es brillante: hay que bajar las pensiones. Y proponen dos ideas principales. La primera que las pensiones sólo se revaloricen cuando la situación económica lo permita. Se acabó aquellas maravillosas frases en boca de los políticos de que las "pensiones subirán lo que dice la ley, el IPC". ¡Qué tiempos! La segunda idea es aún mejor, que cuando un ciudadano llegue a la edad de jubilación le calculen la pensión teniendo en cuenta la esperanza de vida. Por ahora será calculando una media global, pero seguro que los sabios expertos ya han pensado que en el futuro, cuando la ciencia lo permita, un señor desde una ventanilla calculará la esperanza de vida personalizada y el obediente ciudadano estará rezando para que le quede la menor pensión posible, porque ello significará que todavía le quedará una larga vida y verá crecer a sus nietos. Lo contrario, un buena pensión de jubilación, será una mala noticia. Tendrá una paga que le permita una vida digna, pero corta. Cuanto más dinero, más corta.

Decía la canción que tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. Y el que tuviera las tres cosas debía dar gracias a Dios. Los sabios expertos han concluido que para la Seguridad Social las tres cosas son incompatibles. De momento en el amor no se han metido, pero o tienes dinero o tienes salud. Salvo que seas de buena familia, amigo del tesorero de un partido político o te acabes de jubilar como alto directivo de una Caja de Ahorros.
Es cierto que ante los datos que presenta la Seguridad Social, hay que tomar medidas. Las tozudas previsiones dicen que en los próximos años pasaremos de nueve a quince millones de pensionistas, gracias a la generación del baby boom. ¿Cuál es la solución? Quizás buscar expertos que digan algo más que obviedades. O tener la sincera intención de no destruir el sistema público de pensiones. También podría ser útil el tener un máximo respeto por las personas, por los ciudadanos, por esa clase media que está sufriendo todo el peso de la crisis. Si es imprescindible salvaguardar el sistema bancario, lo es mucho más, proteger y mantener unas pensiones dignas.
No hay que olvidar que todo esto sucede en un país con unas cifras de paro juvenil del 57,2 por ciento, donde dos millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro y el desempleo de larga duración empieza a ser dramático, según alertaba esta misma semana la Organización Internacional del Trabajo. ¿Quién va a ser capaz de llegar a los 37 años cotizados para poder cobra la pensión máxima? Y este fin de semana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decía, en un acto de su partido, que este año será mejor que el año pasado y peor que el que viene. ¡Que le den un premio al guionista! Lo que nos queda.

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