Al sur a la izquierda

La venganza de Cospedal

La misma dirigente política que en 2011 ganó 158.388 euros netos, han leído bien, 1, 5, 8, punto, 3, 8, 8, y no brutos sino netos, eso es, n, e, t, o, s, ha resuelto suprimir el salario a los diputados de Castilla-La Mancha, que a partir de hoy vendrán a cobrar mensualmente 955 euros fijos en concepto de indemnización por su función de representantes populares y otros 150 euros de dieta por asistir a plenos o comisiones. Representar al pueblo cotiza a la baja en las desoladas estepas de Castilla-La Mancha, cuyos diputados tenían hasta ahora un salario mensual de 3.658 euros brutos, ya saben, b, r, u, t, o, s.

Hay ciudadanos que están de acuerdo con el tajo que María Dolores de Cospedal le ha metido a los sueldos de los parlamentarios, cuyo número de 45 amenaza la presidenta con reducir a la mitad en la Cámara de Toledo, donde a Izquierda Unida y a otras fuerzas minoritarias ya les es imposible conseguir plaza por la escandalosa falta de proporcionalidad que impone la Ley d’Hont en territorios tan poco poblados como Castilla-La Mancha.

Al suprimir un sueldo que no era en absoluto desmedido y planear la reducción a la mitad la Cámara regional, Cospedal está haciendo algo más que tomar medidas populistas: está humillando a los representantes del pueblo y desacreditando el concepto mismo de soberanía popular, lo que a su vez equivale a adelgazar y enflaquecer la idea misma de democracia. Ahora bien, ¿se trata de una humillación y un descrédito deliberados? La pregunta tiene cierto interés, sin duda, pero solo a efectos de conocer la psicología de la presidenta derechista. A efectos propiamente políticos es irrelevante saber si Cospedal actúa por interés, por temeridad, por mala fe o simplemente por ignorancia. No es improbable incluso que ella misma crea sinceramente que esas medidas sirven para regenerar la democracia y mejorar a los políticos, en cuyo caso podría afirmarse sin apenas riesgo de error que Cospedal no actúa por interés, temeridad o mala fe, sino simplemente por ignorancia.

Otra explicación posible, aunque aún menos elegante, es que Cospedal esté actuando así por venganza. Dado que al ser elegida presidenta de Castilla-La Mancha ha tenido que renunciar al sustancioso sueldo de secretaria general del PP (casi 90.000 euros netos anuales) y al pellizquito del Senado (alrededor de 40.000), tal vez haya querido desquitarse de tan cuantiosas y humillantes pérdidas infligiendo el mismo cuantioso y humillante daño a sus compañeros de una Cámara regional por la, por otra parte, que nunca ha sentido apego alguno. Si ella va a perder como mínimo dos tercios de sus ingresos al cobrar únicamente como presidenta manchega, ¿qué menos que, solidariamente, el resto de los diputados pierdan como mínimo la mitad? Lo que es justo es justo. Y además, que no estaría bien que la única en sacrificarse por Castilla-La Mancha fuera su presidenta. No, no estaría bien. El pueblo no lo entendería. Lo democrático es que sacrifiquen todos. Hasta la propia democracia si es preciso.

Más Noticias