La fe es lo importante. La fe cristiana, claro, porque cualquier otra no gozará del mismo respaldo por Rajoy y los suyos -ya no digo los que somos más terrenales-. Y esta fe es tan importante, que el día menos pensado le puede dar un punto extra en su carné de conducir. ¿Sabían que esta semana todo el que se acerque a la sede de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Madrid puede disfrutar de la exposición Huellas de la Pastoral de la Carretera? En ella se hace un recorrido por las acciones emprendidas por la Iglesia en los últimos años para promover la responsabilidad vial.

La exposición coincide con la celebración de las jornadas nacionales de delegados diocesanos de Pastoral de la Carretera que, como todo el mundo sabe, es clave para la fe. El lema de este año, "¿Qué luz te conduce. La fe te responsabiliza al volante", es una variante moderna de aquel cartelito que muchos creyentes colocaban en el salpicadero, bajo la figurita de San Cristóbal al lado del ambientador de pino.

Y lo mismo que San Cristóbal hace con nosotros en carretera, Wert lo hará en la Educación. Hoy se vota una de las reformas estrellas del Gobierno de Mariano Rajoy: la LOMCE. Esta nueva ley escolar, la séptima ya, goza del mismo consenso que tantas otras medidas adoptadas por el Ejecutivo del Partido Popular, es decir, absolutamente ninguno. Son muchos los que piensan que, paradójicamente, a pesar de poseer una extraordinaria carga ideológica está impulsada por un ministro que no tiene ni idea. Quizás, lo que sí tiene es fe -aunque no sé si tanta como el ministro Fernández Díaz, nuestro Torquemada del siglo XXI- porque al final ha conseguido meter a los obispos en las aulas.

La asignatura de Religión pasa a ser obligatoria, lo que en la práctica significa que cuenta para calcular la media que marcará, entre otras, la obtención o no de becas. A tal efecto, lo mismo vale San Pablo que un logaritmo neperiano, oiga. Quienes no quieran aventurarse por los caminos inexcrutables del Señor, estarán abocados a la alternativa que Wert ha tenido a bien ofrecer: valores culturales y sociales en Primaria y valores éticos en Secundaria.

Y me pregunto yo, ¿se privará de estos valores a los estudiantes que cursen religión? Todo hace indicar que sí porque, al menos, son valores de los que no siempre hace gala la institución que lidera Rouco Valera en nuestro país... Que se lo pregunten si no a Resurrección Galera, la profesora de religión que no sólo fue despedida por la Iglesia en 2002 por casarse por lo civil con un hombre divorciado sino que, además, la que vió cómo el obispado de Almería se pasaba literalmente por el forro -de la sotana- el fallo del Tribunal Constitucional que declaraba nulo este despido.

Y ahí estamos, con la fe en la Educación, Ana Mato mandándonos al herbolario para ahorrar en medicamentos, Fátima Báñez encumbrada a hada madrina y papá Gallardón velando por la mujer con su mantra 'de niña a mujer porque lo digo yo'.

Pues sí, fe es lo que nos hace falta porque no hay otra manera de creer en este Gobierno.