Dominio público

Sumar y Yolanda Díaz, seis miradas desde dentro

Virginia Pérez Alonso

Directora de 'Público'

Yolanda Díaz en el cierre de campaña en Madrid. EFE
Yolanda Díaz en el cierre de campaña en Madrid. EFE

La unidad de la izquierda ha durado tanto como un suspiro, seguramente porque nunca existió.

Cuando Yolanda Díaz anunció en abril del año pasado su intención de presentarse como candidata a la presidencia del Gobierno en un acto al que no asistió Podemos la cosa ya empezaba torcida porque torcida venía desde hacía tiempo. Al menos desde que Pablo Iglesias la designó como su sucesora cuando él decidió retirarse, en marzo de 2021, y ella, según cuenta, se enteró por la prensa.

Él resolvió entonces, parece que consigo mismo, que Díaz sería la candidata a la presidencia bajo el paraguas de Unidas Podemos, pero ella tenía otros planes.

Tanto, que ocho meses después de aquella designación, protagonizó el acto ‘Otras políticas’ junto con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed Hossain. Ni Irene Montero ni Ione Belarra fueron convocadas a lo que la propia Díaz bautizó como "el inicio de algo que va a ser maravilloso". Y, mientras iba dejando claro que Unidas Podemos ni era su espacio ni lo iba a ser, en Podemos constataban cómo ‘su’ candidata era cualquier cosa menos ‘suya’: habían perdido el control sobre ella en un momento en que su brillantez como ministra de Trabajo eclipsaba prácticamente todo lo que no llevara su nombre.

Después llegaron las elecciones andaluzas, Yolanda Díaz impuso la candidatura de IU sobre la de Podemos (que quedó fuera de la coalición electoral de izquierdas) y las tensiones entre la vicepresidenta y los morados saltaron a los titulares.

Y de ahí al proceso de escucha y a la proclamación de Díaz como candidata en el acto electoral en Magariños al que no asistió Podemos y que se celebró apenas un mes antes de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo de 2023, elecciones a las que Sumar no concurriría.

Es un resumen, muy somero y posiblemente injusto para cualquiera de las partes afectadas, de cómo se llegó al principio del fin. Entre otras cosas, porque lo relatado ni siquiera fue el comienzo, sino solo el preámbulo del comienzo.

Tres preguntas a la izquierda alternativa

Para este artículo he hablado con seis personas de la izquierda alternativa, algunas de partidos dentro de Sumar, otras no. Las conversaciones con unas y otras se pueden acotar en torno a tres preguntas, aunque no sean las que he planteado a todos los interlocutores de manera directa: 1. ¿Sumar está muerto sin Yolanda Díaz? 2. ¿Qué se ha hecho mal en Sumar? 3. ¿Tiene sentido la unidad de la izquierda o es una mera ilusión? Con todas y todos me he comprometido a no publicar sus nombres.

Pero antes de ver las respuestas, vayamos al inicio de esta tragedia en no sé cuántos actos que es la izquierda en este país. Ese inicio está fechado el 29 de mayo de 2023, cuando Pedro Sánchez convoca elecciones generales tras las municipales y autonómicas del 28 de mayo y Sumar tiene que constituirse contrarreloj para poder presentarse a esas elecciones.

En los comicios del 28M Podemos ha empeorado sus cifras en todas las comunidades y los principales ayuntamientos. Y tal vez crecida por estos malos resultados, Yolanda Díaz decide dejar al equipo de Podemos fuera de las listas al 23J, empezando por la exclusión de Irene Montero y continuando por asignarle el puesto número cinco a Ione Belarra en la lista por Madrid, con Íñigo Errejón por delante de ella, en el cuatro.

A partir de ahí, muchos de quienes habían entendido Sumar como un proyecto de refuerzo e impulso de la izquierda empiezan a temer que no sea así. Pero la amenaza de la extrema derecha está ahí y moviliza a un electorado a la izquierda del PSOE que otorga 31 diputados a los de Yolanda Díaz. A pesar de una campaña en la que Díaz y Pedro Sánchez parecían más colegas de partido que contrincantes políticos.

Si se analiza lo sucedido desde entonces, parecería que, en lugar de entender ese resultado como un punto de partida, la líder de Sumar lo vio como un punto de llegada. Porque a partir de entonces la gestión interna del espacio fue "un desastre", según varias de las voces consultadas. "Desastre" es también la palabra que usa alguien que estuvo en el espacio confederal de Unidas Podemos para referirse a la gestión de dicho espacio durante los meses posteriores a la designación de Díaz.

Cuando en noviembre Pedro Sánchez anuncia el nuevo Gobierno de coalición, con Sumar, la formación de Díaz se queda con cinco ministerios, pero Podemos no ocupa ninguno de ellos: el partido morado intenta, sin éxito, que Igualdad sea para Irene Montero y Yolanda Díaz ofrece a Nacho Álvarez el ministerio de Derechos Sociales, una propuesta que no recibe el visto bueno de Podemos y que lleva al ex Secretario de Estado a presentar su dimisión. Días después, los cinco diputados de Podemos (cuatro tras la marcha de Lilith Vestrynge) abandonan el grupo parlamentario de Sumar y pasan al Grupo Mixto.

Y con estos mimbres comienza el ciclo electoral de 2024 que nos trae hasta el 9 de junio y la dimisión de Yolanda Díaz de sus cargos en Sumar: ni Sumar ni Podemos obtienen representación en Galicia; Podemos desaparece del Parlamento vasco y Sumar logra solo un escaño en Euskadi; en Catalunya, Podemos decide no concurrir y Comuns Sumar pierde dos escaños aunque consigue ser llave (en caso de acuerdo entre ERC y PSC); y en las europeas, Sumar logra tres escaños tras un enorme desgaste interno por las listas (IU se queda fuera del Parlamento europeo por primera vez en su historia al ir Manu Pineda en el puesto número cuatro) y Podemos consigue dos.

"No ha sido una buena dirigente política, aunque sí sea una magnífica ministra". Esta es una de las frases más repetidas entre quienes integran las filas de la formación fucsia.

Sumar sin Yolanda Díaz

En cuanto a la supervivencia de Sumar sin Yolanda Díaz, división de opiniones:

"El espacio político no está muerto, pero [su supervivencia] dependerá de dos cosas: una es el modo en el que se distribuyen las responsabilidades y si se trata de descargar todo sobre Yolanda Díaz y de tomar una decisión puntual y de carácter quirúrgico, o se trata de hacer una reflexión autocrítica colectiva. La segunda cuestión es la necesidad de crear una organicidad donde las formaciones políticas se sientan representadas y donde haya una buena articulación interna, que es una de las cosas que han fallado".

"Sumar fue una plataforma creada por y para una persona que traicionó al partido que la llevó a un ministerio. Lo que mal empieza, mal acaba".

"El panorama no es bueno, pero esto también da una oportunidad de reconstruir y curar heridas que había que restañar sí o sí. Estoy convencidx de que de momento no va a haber elecciones anticipadas, con lo cual podemos tener tiempo para reorganizar el espacio de Sumar o de lo que se llame el espacio de convergencia [...]. Confiamos en el trabajo colectivo y no en hiperliderazgos, que estamos ya hartos de eso. Entre las organizaciones que estamos tendremos que reorganizar".

"Los partidos que lo componen seguirán, Sumar no sé si sobrevivirá sin ella [Yolanda Díaz]".

"Hay que reconstruir, va a ser un proceso largo y convulso y tiene que hacerse muy desde abajo y, desde luego, contando con la organización popular y social, y que esta sea la brújula".

"Sumar está muerto".

Lo que ha fallado dentro de Sumar

"Que [Sumar] solo era un logo y un ego".

"Creo que dejarse llevar por la sucesión de campañas electorales y no dedicar tiempo a crear un órgano con unos procedimientos bien pensados para facilitar los debates y la toma de decisiones. [...] Y después están los problemas que tienen que ver con los liderazgos; los problemas internos de las propias formaciones políticas, que no están bien resueltos; seguramente son demasiadas culturas políticas distintas coexistiendo con dificultad; decisiones equivocadas... [...] Empezamos con Podemos y hemos terminado con las listas europeas, sobre las que no se reflexiona o frente a las que se adoptan posiciones de huida hacia adelante".

"Podemos llevaba trabajando para esto [el fracaso de Sumar] mucho tiempo, desde antes de Magariños. Y al final se ha cumplido que esto fuera una mierda y no sirviera para nada. Sumar nace lastrado, porque su razón de ser ontológicamente era integrar a Podemos y no lo consigue [...]. Se han tomado [en Sumar] decisiones muy a la defensiva, mirando de perfil a lo que hacía Podemos, y Podemos troleando, a veces con razón y a veces sin ella, jugando con la ventaja de no estar en el Gobierno, pero también con la hipocresía de haber estado. [...] Y luego creo que tiene mucho que ver el equipo del que te rodeas. Aunque parte se ha mantenido, sí que ha ido variando, se ha incorporado gente y otra se ha ido alejando, y esto pues también se nota".

"Ningún partido [dentro de Sumar] entendía nada de las decisiones que se estaban tomando desde que se conformaron las listas para las europeas". [...] Sumar no ha puesto en valor nuestro esfuerzo este año. [...] Y ha intentado comerse a los partidos regionales".

¿Tiene sentido la unidad de la izquierda o es una mera ilusión?

"Debe tenerlo. Pero en torno a ideas y no solo a nombres".

"Pueden y deben existir los diferentes partidos de izquierda, el problema es que Sumar iba a ser nuestro faro nacional y en un año ha dejado de serlo por la falta de democracia y de estrategia ideológica. [...] Para mí la crisis reside en cuáles son el rumbo y las tesis políticas/ideológicas de Sumar, que son los elementos que unen la izquierda y no tanto la unión de partidos".

"La unidad a la izquierda tiene que tener sentido. He defendido siempre los frentes amplios. La unidad no significa que haya una fusión y que todo desaparezca bajo una única marca o un único liderazgo, no; la unidad es que haya una unidad de acción y que respecto de cuestiones básicas y fundamentales haya un proyecto común. Creo que la izquierda no puede renunciar a eso".

Epílogo

"Para este viaje no hacían falta estas alforjas".

"Menos mal que los monstruos están en la puerta y aún no han entrado dentro de la habitación".

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