¡Eureka!

"Si los españoles habláramos inglés, nos comeríamos el mundo"

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Por EDUARDO ORTEGA / Fotografías: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Siempre estuvo vinculado a las expediciones, de una manera u otra. Su primera aventura fue en el mar, ese que veía cada día de pequeño en su A Coruña natal. No por ello se lanzó a montar una agencia de viajes especializada en marinos y profesionales de plataformas petrolíferas. El caso que nos ocupa no es tan tópico. Resulta que le venía de familia, que ya tenía un par de establecimientos dedicados a la gestión y venta de viajes. Alfredo Ouro (A Coruña, 1972) se estrenó así con su primera empresa. "Los barcos pescan en aguas internacionales y nosotros, que teníamos mucho contacto con los armadores, les ayudábamos a llevar a las tripulaciones hasta los puertos más cercanos de donde ellos faenaban. Así no perdían días de trabajo y les salía más barato pagar los billetes de los que entraban y de los que salían del barco", relata.

Con el tiempo, las cosas cambiaron en España. La construcción era más benévola que el mar y la mayoría de los marineros, que eran nacionales, lo dejaron por la obra. "Era un gráfico demográfico total de España en esa época. Lo que pasó lo hacía todo más complejo, porque teníamos que buscar marineros en zonas como Yakarta o Cabo Verde". Dejó aquello y, tras fundar una consultora de innovación para el sector del turismo, se aventuró a finales de 2011 con Hall St, una plataforma que comenzó como un mercado secundario de habitaciones de hotel y que hoy abarca también restaurantes y entradas para todo tipo de eventos, además de tener los canales principales de venta y reservas. "Me preguntaba por qué los usuarios de hotel, aparte de reservar habitaciones, no las podían vender si lo deseaban o si resultaba que al final no podían usarlas".

La reconversión llegó a finales del año pasado, al observar  que la mayor parte de las demandas de habitaciones se concentraban en unos momentos muy concretos, que coincidían con eventos. "Nos dimos cuenta de que la experiencia de reservar para un evento es muy compleja, porque los datos no están bien estructurados. Entonces decidimos darle al usuario toda la información del lugar al que viaja en el mismo mapa. Porque no quiere perder tiempo buceando en mil sitios".

La start up se lleva una comisión de entre el 8 y el 15% por cada venta que sus partners consigan gracias a ellos y también sacan un porcentaje por su labor como mediador en la reventa en mercados secundarios. Tienen acuerdos con las firmas más importantes a nivel mundial y proveedores de restaurantes que varían en función del país. Además, los usuarios, que no necesitan registrarse, pueden interaccionar entre ellos, seguir eventos y compartirlos. "No hay ninguna compañía más en el mundo que ofrezca un mapa en el que cualquiera pueda ver todo lo que está pasando a su alrededor y comprarlo en el momento", explica Ouro, que se divide entre su Galicia natal, Barcelona (donde están los ingenieros, el grueso de los ocho trabajadores que forman la plantilla) y San Francisco, ciudad en la que reside.

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La firma es uno de los miles de negocios de consumo colaborativo que han nacido en los últimos años en todo tipo de sectores, como el transporte o el alojamiento. "Los usuarios son capaces ahora de sacar rendimiento a todo sobre lo que tienen ciertos derechos de propiedad. Malgastamos mucho, no acabamos con los ciclos de vida de las cosas, lo cual crea un gran mercado para un tercero. Y eso es algo a lo que no podemos renunciar". Tuvo en sus albores ciertos problemas con el sector hotelero, que hoy ya cree mayormente solventados. "Cada día, los hoteles entienden mejor que no pueden ir en contra de lo que los usuarios quieren. Creo que tienen que convivir ambos modelos, y por ello van a ser más justos y transparentes los mercados".

-Ante este modelo generalizado de ruptura, ¿cree que es más fácil que se adapte el establishment empresarial o el político?

Soy muy agnóstico con la política. Creo que lo que tienen que hacer los políticos es crear las condiciones y ser mucho más técnicos y ejecutivos. Tenemos que ir hacia modelos mucho más tecnócratas, ya que hace falta mucha profesionalización de la gestión en el sector público. Confío mucho en el español emprendedor para salir de esto, en la capacidad y en el trabajo de los españoles.

Además, creo que faltan líderes que realmente nos den tranquilidad. Siempre están celebrando todo, da igual si es malo o bueno. Hay una crisis reputacional en la política española. Por otro lado, saber inglés bien es algo que veo clave. Con ello y el español, y con nuestra capacidad de trabajo, nos comeríamos el mundo. Pero es que ni la mayoría de políticos lo hacen. Tenemos un presidente del Gobierno que lleva muchos años para ser presidente y que no se ha preparado un mínimo en idiomas... a mí eso me preocupa. Los nórdicos nos sacan una ventaja competitiva brutal en según qué negocios sólo por dominar el inglés. Y a mí me frustra mucho.

Hall St tiene ya 50.000 eventos diarios. Unos 200.000 para todo el año, entre los que se incluyen algunos de los festivales musicales más rabiosos de la península, como el Primavera Sound, el Sónar o el BBK Live. Ofrece, asimismo, más de 200.000 hoteles y apartamentos en todo el mundo. La obsesión de la firma, ahora que ya tienen una considerable oferta, es multiplicar su tráfico a lo largo de este año. "Los ingresos llegarán cuando tengamos más tráfico", opina Alfredo, peregrino empedernido y obligado. "Viajo bastante. Está guay, pero entre comillas, porque no es un viaje de placer. Pero yo llevo haciéndolo muchos años y la verdad es que es un ritmo que necesito. No puedo estar muy parado".

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