La revuelta de las neuronas

#FashionVictims

Programas como el Salvados de ayer centrados en las ‪#‎FashionVictims, mostrando esa cara oculta de la producciónsalvados de la moda que no vemos, dan cuenta de la dimensión monstruosa del capitalismo y de la ausencia de instituciones y espacios de decisión política que frenen esta vorágine. Al verlo, sentimos y vivimos una situación de ansiedad política que tratamos de aliviar tomando infusiones morales, ante una cruda realidad parecida a esa que Marx  describía, donde los seres humanos "se ven cada vez más sojuzgados bajo un poder extraño a ellos" y el "poder adquiere un carácter cada vez más de masa y se revela en última instancia como el mercado mundial." Estas empresas multinacionales expropian a la gente por una doble vía: primero pagando sueldos de miseria en origen, luego pagando pocos impuestos y practicando la elusión fiscal en los países de destino.

Ante este vacío de control democrático sobre el chantaje de las empresas que operan globalmente,  la responsabilidad pareciera trasladarse al consumidor, que gracias a la pedagogía toma conciencia y demanda controles en la producción. Esto, que está muy bien y es positivo, puede acabar finalmente generando una modalidad de consumo "ético", una forma de vida más "cool", como el Starbucks que se vende diciendo servir café proveniente del comercio justo. Por supuesto, y no lo incluyo en la descripción que acabo de comentar, son fundamentales las distintas iniciativas locales que surgen en el plano de la banca ética, formas de reciclaje textil, cooperativas, y demás formas "micropolíticas" que tratan de paliar el alud de la lógica capitalista sobre la vida en el planeta. Aún así, con lo necesario que resulta todo, sin un impacto "molar", a gran escala, corremos el riesgo de que su expansión sea limitada.

Como sociedad somos incapaces de impugnar nuestro concepto de libertad interiorizado hasta el tuétano, cuando todo cambio queda relegado al ámbito de la "actitud" y "decisión" individual (de una forma concreta de entender lo individual). Una lógica que opera de manera similar a la búsqueda del "éxito" basado en las decisiones correctas e individuales; esa "actitud" acorde con tu "karma" es profundamente reduccionista al verse uno más pendiente de mostrar la coherencia individual, que la capacidad política de hacer real un propósito: neoliberalismo antropológico. Esto no significa caer en el relativismo absoluto o en la veda abierta para el cinismo, al contrario, creo sin embargo, que la mejor forma de indignarse con lo que allí sucede pasa por alterar nuestra propia forma de socializarnos y de ocupar el tiempo y el deseo. Pasa por alterar el poder aquí. Dejar de asociar libertad con entrar con el coche hasta la cocina, dejar de pensar que pluralidad es la libertad de tener 6 pares de zapatillas en el armario, o que libertad de expresión es sinónimo del intrusismo permanente de la publicidad. Mientras nuestro deseo colectivo se base en "democratizar" el estatus social a través del consumismo, y la alternativa al "low cost" sea un lujo de quienes tienen tiempo para preocuparse y dinero para evitar comprar ahí, la lógica se refuerza.

La salida solo puede ser colectiva y en cierto modo traumática a la par que liberadora. Solo liberando tiempo y dándole un sentido social distinto a su uso, esto es, llenarlo, en caso de tenerlo, con otras cosas y actividades que no sean comprar y gastar para todo, se puede plantear un atisbo de posibilidad. Cuando pongo el foco en el tiempo, es precisamente para no reducir el problema a una cosa de gente que "se preocupa", pudiendo obviar así la base material que permite que alguien pueda "preocuparse": es complicado que alguien con dos hijos, que tarde una hora en ir a trabajar, tenga que poner lavadoras y pagar facturas, "asuma su responsabilidad" sobre este tema. Corremos el riesgo de que "la alternativa" quede circunscrita a círculos de iniciados, o peor todavía, que los mismos actores interesados en promover la mecánica  extorsionadora de vidas acaben achacando a la falta de "responsabilidad individual", los males producidos. Cuestionar el engranaje en su conjunto implicaría un drástico cambio en nuestro modo de vida que va más allá de verificar el origen de una etiqueta.

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