Luna Miguel

Teen terrorism

Teen Terrorism

Lo que primero me sorprendió fue el número de muertos, pues según la disposición del metro de Moscú, el atentado podría haber sido mucho peor. Precisamente el pasado diciembre estuve en la capital rusa y una de las cosas que más me llamó la atención fue eso: las escaleras mecánicas, estrechas, interminables, llenas de gente dando empujones. Los vagones, atestados a cualquier hora. La velocidad. Un tren cada pocos minutos. El jaleo... ¿Cuantas miles de personas podrían morir aquí en un atentado? Afortunadamente me equivoqué.

La segunda cosa que me sorprendió fue la edad de las terroristas: sus caras infantiles, sus hermosas historias de amor, la vida de cada una de ellas, cada cual más terrible: su voluntad de suicidarse, de inmolarse, de matar.

Sin embargo, lo que más me sorprende, lo que más me aterra son los motivos que llevaron a las adolescentes a realizar sus actos: viudas negras que mueren por amor. Viudas negras: niñas que conocieron por Internet a sus maridos, fáciles de convencer de cualquier cosa, por cualquier grupo, con cualquier ideología. Estas chicas no se diferencian mucho de aquellos adolescentes estadounidenses que llegaban armados a sus escuelas y tiroteaban a sus compañeros para luego suicidarse. Inadaptados sociales, también, captados por comunidades de internautas para las que la vida humana es un juguete tan poco valioso como una jodida pistola. Así se nos domina, pienso, cuando nosotros mismos nos creemos débiles, aunque no lo seamos, y alguien más listo que nosotros aprende a manejarnos.

No sé hasta dónde todo esto me da pena y hasta dónde miedo.

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