Otras miradas

¿Lucha en el barro entre feministas? No, gracias

Marta Nebot

Periodista

Marta Nebot
Periodista

Más de 100 intelectuales francesas –entre las que están la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Cavern, etc– han firmado un manifiesto contra el movimiento #Metoo y lo han publicado en el diario Le Monde. Lo más curioso del mismo es que, leyéndolo detenidamente, un@ se da cuenta de que en realidad no están en contra si no muy a favor.

Empieza reconociendo lo principal: que #Metoo ha logrado "despertar una conciencia legítima de la violencia sexual contra las mujeres, particularmente en el trabajo, donde algunos hombres abusan de su poder" y a partir de ahí el resto son matizaciones dignas de debate.

Estas francesas reivindican el derecho a decidir qué batallas libramos y cuáles no, porque sienten que se les está ordenando hablar y las hay que prefieren el silencio, el olvido o, incluso, el menosprecio a los episodios de acoso sufridos y están en su derecho. Defienden que no es tan importante lo que les pase a sus cuerpos porque "nuestra libertad interior es inviolable". Afirman que se puede ser muy feminista y defender los derechos de las mujeres, mientras se disfruta de ser "objeto sexual de un hombre sin ser una puta ni una vil cómplice del patriarcado" – a lo que yo añado, o menos mujer que el resto–. Reivindican el derecho a decir no "sin representar el papel de la presa", "de las víctimas eternas", el derecho a no ser "niñas con cara de adulta a las que hay que proteger".  Hilando gordo, afirman que no hay que confundir "el coqueteo torpe con el ataque sexual".

Y a mí no me parece que nada de esto contradiga al #Metoo. Más bien creo que lo engrandece porque defiende, además, el derecho a querer ser sorprendidas y a sorprender, llamándolo "la libertad de importunar" que consideran  "indispensable para la libertad sexual". Importunar es una palabra muy amplia cuyo significado depende de la sutileza del que importuna y de la paciencia del importunad@. Nosotras también podemos tirarnos a piscinas con más o menos agua –cada día más es parte del juego– y la diferencia entre acoso y error de cálculo, no debería ser solo el éxito o el fracaso. La diferencia sólo es confusa para quienes no saben encajar las puertas cerradas o para quienes son tan puritanos que no toleran un lance pacífico sin pedir permiso.

Estas francesas valientes y provocadoras denuncian un clima de "sociedad totalitaria", una guerra de mujeres contra hombres y es algo que conviene pensar para evitarlo.  Pensando en James Franco, el actor que se acaba de llevar un Globo de Oro sobre el que han caído tres denuncias poco concretas, en las redes sociales, de mujeres  que no han presentado denuncias reales y que podrían ser exnovias o examigas despechadas, hay que darles algo de razón sin quitársela ni un poco a #Metoo.

Si convertimos en #Metoo lo que no lo es, dejará de tener el poder movilizador tan esperanzador que hoy tiene; dejará de ser una batalla unánime.

Del mismo modo, digo que cuando estas francesas denuncian a las víctimas masculinas del #Metoo, "sancionadas en su profesión por tocar una rodilla, por tratar de robar un beso, hablar de cosas íntimas en una cena de negocios o enviar mensajes sexualmente explícitos a una mujer que no les correspondió", deberían dar sus nombres y apellidos porque no creo que se esté sancionando a nadie por chorradas y, si así fuera, las #Metoo deberíamos defenderles también para evitar nuevas injusticias y preservar el movimiento.  

Aquí tenemos reciente un caso muy concreto. A Teresa Rodríguez no intentaron robarle un beso y ella se zafó haciendo la cobra; a Teresa la arrinconaron y se lo robaron después de amordazarla. Seguro que las francesas que firman este manifiesto estarían de acuerdo en que lo que le pasó a Rodríguez no tiene ningún pase.

Repito: están mucho más de acuerdo de lo que parece o incluso de lo que creen, la única pena es que, enriqueciendo tanto el debate, lo hayan planteado en términos de unas contra otras. Por favor, no más peleas de mujeres en el barro.

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