Mi televisión y otros animales

Lo que me da la gana, porque me da la gana

Estamos acostumbrados a que nos engañen, nos traten como idiotas o ambas cosas a la vez. Y no estoy hablando de novios, maridos, esposas o amantes (creo), sino de nuestra compañera más estable: la tele. No me vayan de puristas (ni de sobrados), que seguro que es con la que han pasado más noches. Y seguramente con la que más veces han dormido.

Con este panorama, no me extraña que este miércoles Buenafuente rozara máximo histórico en audiencia con la entrevista a María Teresa Campos. Un fenómeno similar a cuando Pablo Motos llevó a Ana Rosa Quintana a El hormiguero; saquen sus propias consecuencias.

Estoy muy enfadado con la Campos por lo que le ha hecho a La mirada crítica. Casi tanto como lo estoy con Vicente Vallés por haberse ido. Pero hay algo que admiro de esta señora y es que siempre hace lo que le da la gana. Recordemos que esta señora llamó "gilipollas" a "alguien" y ese alguien terminó por darle un ramo de flores y dedicarle un par de horas al día.

La sinceridad es lo que le da el morbo a sus entrevistas con AR. La Quintana siempre queda indefensa, no porque sea menos inteligente, digo yo, sino porque tiene que darle más vueltas a lo que dice para mantener su impostura. Y mientras la Campos ya le ha dado un buen repaso campechano.

Juntar a Buenafuente y Campos no es un choque de titanes porque van en la misma dirección. Ambos hacen televisión con las tripas, con lo que le sale. Y con esto no quiero decir que hagan tele con lo que les sale de las tripas, cochinos. Andreu nunca pierde la oportunidad de comentar por qué no hace preguntas con más punch a sus invitados: "porque no me da la gana". Eso no vale para medios alimentados de titulares y declaraciones zapeables de 20 segundos, pero funciona para un espectador inteligente o que pretenda serlo.

La reina de la mesa camilla y el rey del late-night nos dejaron una buena reflexión acerca de cómo hacer televisión esquivando las presiones de jefes y audiencia, que no son la misma cosa. Y el muy puñetero ya ni se gasta en meter chistes. ¡Cuidado, Andreu! ¡La sombra de Pedro Ruiz es alargada!

Otro detalle: llevarse a Miki Nadal (¿desde Madrid?) sólo para hacer exactamente el mismo chiste que acababa de contar Berto. Porque les dio la gana.

Y olé.

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