Imagina que.

Imagina que.
arias mujeres participan en una manifestación en apoyo a las 87 mujeres que en 2019 fueron grabadas "sin autorización", a 4 de abriil de 2021, en San Cibrao, Lugo, Galicia (España)..- EUROPA PRESS/ARCHIVO

Imagina que estás de romería. Imagina que el ayuntamiento no te provee de suficientes WC (ni hablar de la limpieza de los mismos). Imagina que, acompañada de amigas, buscas un refugio en la calle, lo suficientemente seguro como para que esa acción de orinar, no acabe en abuso o agresión por parte de hombres, como tantas veces ha pasado. Imagina que te sabes segura, que orinas lo más rápido que puedes y te vas. Que haces eso que los hombres hacen constantemente, incluso a plena luz del día, esté quien esté, y que tú misma has vivido, a veces con su poquito de exhibicionismo por su parte. Imagina que te subes las bragas y corres de nuevo a la romería, pensando que ya está, que puedes seguir divirtiéndote.

Tiempo después, te enteras de que tanto tú, como el resto de mujeres y menores que hicieron exactamente lo mismo que tú aquella noche, habéis sido víctimas de un vecino que, desde la ventana de su casa, grabó cada uno de vuestros movimientos, apuntándote a ti y a las demás, pero sobre todo a vuestro sexo. Que el mismo tipo lo subió a páginas porno, algunas de pago. Que los vídeos se cortan cuando el que va a orinar es un hombre, porque no interesan los hombres meando, no tienen vulva. Imagina que tú y las -por ahora- 80 mujeres y menores que se han encontrado a sí mismas en dichas webs denuncian los hechos a la policía. Imagina que el juez, que debe velar porque se haga justicia, no aprecia ningún tipo de acto delictivo. Que recurres, y te vuelven a mandar para casa.

Las webs porno de todo el mundo están plagadas de este tipo de vídeos grabados sin el consentimiento de las mujeres que aparecen en ellos. Este magistrado está sentando un precedente peligroso (peligroso para nosotras, claro) y legitimando a estos hombres. Este magistrado no ha tomado una decisión que hace más vulnerables no solo a estas víctimas concretas, nos hace más vulnerables aún a todas. Y el problema, como sabemos, es mayor. Este magistrado y tantos otros de los que leemos titulares de vergüenza cada día, no sólo van a seguir impartiendo "justicia" sin que les pase nada, sino que vienen haciéndolo años.

Todos ellos, todos los jueces que diariamente son protagonistas de noticias de este tipo -o mucho peores, se saben impunes, se han sabido siempre impunes y, mañana, cuando se levanten, seguirán actuando de la misma forma, con el mismo sesgo, y completamente incapaces de querer hacer de esta sociedad desigual un lugar mejor para las niñas y mujeres. Y no hay ningún mecanismo efectivo para protegernos de ellos. Ni nadie intentando que lo haya. Y esto último es, realmente, lo peor de todo.