Buzón de Voz

La "anormalidad democrática" de Cascos

Dice Francisco Álvarez Cascos que el juez Garzón es "una anormalidad democrática" porque se trata del "único personaje que en un año ha formado parte de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial". Tal "anormalidad democrática" no le parecía tan detestable a Cascos cuando era vicepresidente y ministro de Aznar. De hecho, el PP no se planteó rectificarla en sus ocho años de gobierno. La selectiva memoria de Cascos se refiere al curso 1993-94, cuando Garzón fue diputado por el PSOE, secretario de Estado y luego volvió a la carrera judicial. Los dos años siguientes, cuando Garzón instruyó el sumario de los GAL y Cascos se reunía con el abogado de José Amedo, se le han borrado de la memoria, y eso que desembocaron en la victoria del PP en las elecciones de 1996.

Que un juez vaya y venga de la política no parece lo más saludable en democracia; cambiarlo está en manos del legislativo. Y en manos de Cascos está la responsabilidad de no insistir en la "anormalidad democrática" de realizar gravísimas acusaciones sin aportar la menor prueba. Eso es lo que hizo ya el verano pasado cuando declaró a la revista Época que el caso Gürtel es un invento de "los mismos que en su día diseñaron el GAL, determinados policías, fiscales y algún juez con el objetivo de aniquilar al PP". Y es que Cascos parece confiar en la "anormalidad democrática" de que la corrupción debe quedar impune si quien la ha ejercido milita en el PP.

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