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Las herejías innominables

LAS 30 Y UNA NOCHES // CARLO FRABETTI

* Escritor y matemático

Se suele hablar mucho de los enemigos vencidos, pero poco de los victoriosos. Y cuando un enemigo es tan fuerte que su sola mención puede perturbar la mente e incluso predisponerla a la rendición, está prohibido hablar de él o tan siquiera nombrarlo.

Es el caso de las herejías secretas o innominables (Haeresis Innominabilis: parece la denominación científica de una planta venenosa), doblemente condenadas (al infierno y al limbo simultáneamente), ya que no solo se niega su licitud, sino su existencia misma.

Porque su mera enunciación (y el propio nombre –el nombre propio– suele ser un primer enunciado) concita dudas y perplejidades poco gratas al dogma.

Una de las herejías innominables más notorias (que, paradójicamente, equivale a decir las más secretas) es la infinitaria o cantoriana, según la cual las Personas de la Santísima Trinidad no son tres, sino infinitas (como veremos mañana).

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