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Saber en lo ignorado

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

*Profesor de Investigación del CSIC

En su profesión, uno acostumbra a leer para documentarse sobre lo que otros conocen, y a escribir de lo poco que sabe para enseñar a los demás. Digamos que es parte del contrato, no escrito, entre el autor y sus lectores. Difícilmente se le ocurriría a nadie decir: "Voy a escribir de lo que ignoro", entre otras cosas porque le resultaría complicado encontrar editor, y aún más dar con seguidores que no protestaran. Pese a ello, los jóvenes alemanes Kathrin Passig y Aleks Scholz han probado el interés de escribir sobre lo que no saben. Lo han hecho con un libro refrescante y formativo, que titulan Enciclopedia de la ignorancia. Cuestiones para las que no hay respuesta científica, y está dedicado "a todos los ratones de laboratorio y a su incansable lucha contra lo ignorado".

Además de garantizarme una sonrisa casi permanente durante su lectura, dos aspectos del libro me han llamado especialmente la atención. Uno ha sido la variedad, no exenta de pintoresquismo, de los temas que abarca, todos ellos sometidos en algún momento a estudio científico sin respuestas claras. Como exclamó no sé qué torero cuando le explicaron que Ortega y Gasset vivía de pensar, "hay gente pa tó" también en la investigación. ¿Ustedes podían imaginar que, junto a más o menos conocidas polémicas acerca del origen de los humanos de América o la tectónica de placas, existieran sesudos análisis sobre las razones por las que uno da propinas o la naturaleza contagiosa del bostezo? El libro recoge 42 entradas, en forma de breves artículos, y todas ellas son cuando menos curiosas.

El segundo aspecto que sorprende es cuánto se sabe, y cuánto se puede aprender, de los asuntos sin respuesta. Amablemente, sin aparente esfuerzo y sin demandarlo tampoco del lector, Kathrin y Aleks dan cuenta de la forma en que progresa el conocimiento, de cómo unas hipótesis son testadas y rechazadas (total o parcialmente) y ciertas teorías complementan o sustituyen a otras. En el caso del bostezo, por ejemplo, ya presente en los peces, se dijo que era para inhalar más oxígeno, pero entonces ¿por qué bosteza el feto en el útero?, ¿por qué la gente a la que se provee de oxígeno adicional sigue bostezando igual? También se explicó como una indicación de cansancio, pero hay pruebas de que los bostezos preceden con frecuencia a fases de gran actividad, a modo de "motores de arranque" cerebrales. Por otro lado, puesto que en humanos y en chimpancés son contagiosos, ¿qué comunican los bostezos?

Este es el único libro, dicen los autores, tras cuya lectura usted sabrá menos que al empezar. "Pero, eso sí, con un nivel muy alto". Tienen razón.

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