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Percas en Babel

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

* Profesor de investigación del CSIC

A veces da la impresión de que todos coincidimos en los objetivos, cuando en realidad no nos entendemos. Usamos las mismas palabras, es cierto, pero refiriéndonos a cuestiones incluso antitéticas. Como en Babel, unos y otros confundimos a la gente, cuando no a nosotros mismos. Por ejemplo, ¿qué es la sostenibilidad? Evidentemente, ecólogos y políticos no piensan del mismo modo, puesto que los primeros sostienen que en un sistema finito no se puede crecer indefinidamente y los segundos proponen el crecimiento continuo como remedio a todos los males.

El asunto me llamó poderosamente la atención visitando la pasada Exposición Internacional de Zaragoza, celebrada bajo el lema Agua y desarrollo sostenible. Me gustó, debo adelantar. Recordaba la Expo sevillana de 1992 y no podía sino pensar cuánto había crecido la conciencia medioambiental en poco más de tres lustros. Pero dicho esto, en Zaragoza mostraban como usos sostenibles del agua tanto ingeniosos sistemas de riego para no gastar una gota de más como desmesurados proyectos para tornar verde el desierto. Lo que más me sorprendió, sin embargo, fue encontrar como modelo a las pesquerías de perca del Nilo en África Oriental. ¿Han visto la película La pesadilla de Darwin? Quienes lo hayan hecho, ya saben a qué me refiero. ¿Les parece sostenible?

La perca del Nilo, que con frecuencia compramos y pagamos como mero, fue introducida irregularmente en el lago Victoria africano en los años 50. Un ictiólogo holandés escribió al respecto: "Asombra pensar que todo lo que hizo falta para destrozar el lago tropical más grande del mundo fue un hombre con un cubo de peces". En los años 60 se soltaron más ejemplares, ya oficialmente. Es un voraz y enorme depredador, de manera que en poco tiempo acabó con los peces nativos y de paso con la floreciente pesca tradicional, de la que vivían miles de familias. La exportación, sin embargo, y la balanza de pagos, lo agradecieron. ¿A qué costa? Al globalizarse, la pesca se volvió negocio para unos pocos, los viejos pescadores autónomos han pasado a trabajar en régimen de semiesclavitud, aviones comerciales despegan cada día cargados con toneladas de pescado y aterrizan, con frecuencia, cargados de armas, las niñas se prostituyen para atender a pilotos y ejecutivos de las empresas multinacionales... Lo dicho, si no han visto la película, procuren verla.

Cientos de especies endémicas de peces han desaparecido para siempre, miles de personas se han proletarizado, y aún así la perca del Nilo era estrella en algunos pabellones de la Expo de la sostenibilidad. Algo no se entiende bien. Quizás aclararíamos las cosas si, como se ha propuesto, dejamos de comprar filetes de perca (en España consumimos entre 2 y 3 toneladas diarias).

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