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Fósiles curativos

CIENCIA DE PEGA // MIGUEL ÁNGEL SABADELL

En estos tiempos de medicinas alternativas, donde la gente hace caso a mágico-terapias tan pintorescas que atribuyen poderes casi sobrenaturales a cristales de cuarzo, imanes y azúcares dinamizados, déjenme que recupere un medicamento natural que estuvo en uso hasta bien entrado el siglo XX para todos aquellos que confían más en ciencias milenarias que en la tomografía de positrones.

Bueno, eso de ciencias milenarias tiene su coña, porque tienen de ciencia lo que la danza de la lluvia tiene de tecnología de modificación del clima. Tomen nota del medicamento: fósiles pulverizados. No pongan esa cara. Hasta hace bien poco en Chipre los lugareños creían que los huesos fósiles de hipopótamos enanos habían pertenecido en realidad a San Fanorio.

Como todo santo que se precie, tenían propiedades medicinales. Los chipriotas trituraban los fósiles, disolvían el polvillo resultante en agua y se lo bebían. Según la sabiduría popular, esta pócima tenía la capacidad de curar diversas enfermedades.

Y si quieren alegar a la todopoderosa sabiduría china solo deben recordar que ellos atribuían extraordinarios poderes curativos a los huesos fosilizados, que no eran de santos sino de dragones. Los dientes de dragón (long chi) y los huesos de dragón (long gu) formaron durante mucho tiempo parte de la farmacopea tradicional china y en la actualidad todavía se pueden encontrar en sus farmacias. El dragón, símbolo del emperador, vive en las nubes y es el portador de la lluvia. Según la sabiduría médica china podemos encontrar sus dientes y huesos en el suelo debido a que ha sido incapaz de subir al cielo por falta de nubes. Si los recogemos con presteza podemos usarlos para curar un gran número de enfermedades. Los huesos, por ejemplo, sirven para los problemas de corazón, riñones, intestinos e hígado. Se recetan para tratar desde el estreñimiento hasta las pesadillas, pasando por la epilepsia y se toman fritos en grasa, cocinados en alcohol de arroz o crudos. ¿Se imaginan comerse una piedra a palo seco?

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