Vuelva usted cuando sea español

Cuenta bancaria
Bienvenu sostiene uno de los muchos documentos que tuvo que presentar para poder abrir una cuenta de pago básica.

Fabiola Villamor (@fabiolavillamor)

  • Los y las solicitantes de asilo tienen derecho a abrir una cuenta bancaria, pero muchos se enfrentan a continuas trabas para hacerlo.
  • A Bienvenu, solicitante de asilo, le bloquearon la cuenta cuatro veces pese a disponer de un documento identificativo válido.

Cuando Bienvenu puso sus pies en España, no pudo contener la alegría y empezó a llorar. Con esas lágrimas sacó todo lo que tenía dentro e intentó dejar lo que había pasado atrás. Ya estaba en España, el país del Real Madrid, del club de fútbol de su corazón. "El primer día que puse mis pies en el territorio español, dije ‘vale’. Con esto, pase lo que pase, yo ya estoy en el país de mis sueños", recuerda.

La experiencia de Bienvenu, de 21 años y natural de Guinea Conakry, no es la experiencia habitual de las personas que migran a España. Desde Málaga, lugar donde desembarcó, fue a Vitoria. Era 1 de diciembre de 2018 cuando Bienvenu llegó al País Vasco. Desorientado, sin saber a dónde ir y en manga corta pese al frío de Vitoria, se sentó en un banco. Allí fue donde lo encontró el que se convertiría en su padre adoptivo, quien, tras preguntar en varios albergues y recibir varias negativas, decidió llevarse a Bienvenu a su casa.

Tras su estancia durante unos meses en un centro de menores por un error administrativo en el que le identificaron como menor -pese a que Bienvenu repitió hasta la saciedad que no lo era-, la casa de esta familia vasca se convirtió en su nuevo hogar. La familia y en especial sus hermanas adoptivas, se convirtieron en las personas que le defenderían y acompañarían -cuando el sistema le negaba su autonomía y sus derechos- en muchos de los trámites que tendría que hacer; entre ellos, el de abrir una cuenta de pago básica.

Al finalizar el estado de alarma en 2020, Bienvenu decidió pedir protección internacional a España, ya que, hasta ese momento, desconocía que tenía ese derecho. Tras la entrevista de asilo, le dieron un resguardo de la solicitud de protección internacional, consistente en un folio blanco y con validez para nueve meses. Este resguardo blanco que poseía Bienvenu es un documento identificativo oficial del Estado, regulado por la ley del derecho de asilo y la protección subsidiaria.

El resguardo autorizaba a Bienvenu a permanecer en el país y a realizar cualquier trámite ante la administración pública en territorio nacional, como, por ejemplo, la apertura de una cuenta de pago básica en cualquier entidad bancaria. Este último trámite también está regulado por el Real Decreto-Ley 19/2017, de 24 de noviembre, de cuentas de pago básicas, traslado de cuentas de pago y comparabilidad de comisiones, que autoriza a los solicitantes de asilo a tener acceso a este tipo de cuentas.

No obstante, estos trámites, pese a estar recogidos en la legislación española, no siempre son fáciles de realizar para las personas migrantes, como ya denuncian algunas organizaciones. Raquel, trabajadora social y hermana adoptiva de Bienvenu, cuenta que los problemas y trabas son comunes para los solicitantes de asilo "en todas las áreas de la vida".

En concreto, su hermano adoptivo tuvo problemas para mantener abierta su cuenta bancaria. En un principio, acompañado por Raquel y presentando la documentación correspondiente, pudo abrir la cuenta. Dos semanas más tarde, al intentar acceder a la cuenta con el móvil, se dio cuenta de que no podía entrar. Volvió con su hermana Raquel al banco y consiguieron volver a abrirla. A Bienvenu le bloquearon la cuenta cuatro veces más hasta que, a finales de febrero, consiguió la tarjeta roja, documento con una validez de seis meses y que se obtiene al renovar el resguardo blanco, y que sí reconocían en la entidad financiera a la que fue para abrir una cuenta.

La principal disculpa que le dieron para bloquear la cuenta era que el sistema no reconocía el documento, que "daba error". Para Raquel, este error del sistema no era "excusa", ya que "no han cambiado el sistema y nadie eleva esa queja o ese error". "Eran todo el rato excusas. Cambiaban de discurso, ya no iban por lo técnico, sino que te decían que no tenía permiso de residencia, que no tenía un documento válido de solicitante de asilo, que si el blanqueo de capitales...", cuenta Raquel.

El blanqueo de capitales es un asunto recurrente cuando los solicitantes de asilo intentan abrir una cuenta bancaria. Según la ley de Prevención del Blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, la persona que abre la cuenta necesita un documento de identidad en vigor. Tanto el resguardo blanco como la tarjeta roja son suficientes en este sentido, pese a los reparos de algunos trabajadores de entidades bancarias. Esta ley también obliga a las entidades financieras a comprobar que el origen del dinero que se ingresa en la cuenta no sea ilícito.

Algunos bancos se apoyaron en este último argumento para bloquear cuentas o rechazar la apertura de cuentas de pago básicas. No obstante, tal y como denuncia el informe jurídico del año 2020 de la Asociación de Abogados Extranjeristas, este argumento "parece no tener suficiente base cuando la entidad financiera amparándose en su deber de diligencia debida, ha devuelto transferencias de fondos de origen claramente identificable, como prestaciones del SEPE, salarios derivados de contrato de trabajo, o cualquier otra ayuda del sistema asistencial estatal o autonómico".

Amin, refugiado sirio y residente en Madrid, tuvo problemas similares a los de Bienvenu a principios de 2018. En su caso, no le aceptaban la tarjeta roja porque iba a caducar pronto y tuvo que abrir la cuenta con su pasaporte, pese a que la tarjeta roja era un documento identificativo oficial y válido.

Amin considera que tuvo "suerte" de poder abrir una cuenta bancaria, muchos de sus amigos lo intentaron y no pudieron. Según cuenta, la apertura de la cuenta de pago básica no está condicionada a la entidad bancaria, sino que muchas veces en una sucursal de la misma entidad te la abren y en otra sucursal te dicen que no. Para Amin, te abren la cuenta o no "dependiendo de la persona que te atiende. No es ley, no es nada".

Ni a Amin ni a ninguno de sus amigos les dieron nunca un papel por escrito en el que les explicaban por qué no podían abrir la cuenta, pese a pedirlo expresamente. "No explican por qué, solo dicen que no se puede", relata.

Lo llamativo es que muchas veces la negativa a abrirles una cuenta desaparecía cuando iban acompañados de un trabajador social o de una persona española. La segunda vez que bloquearon la cuenta a Bienvenu, el guineano fue solo al banco para desbloquearla. Le dijeron que necesita un documento oficial para hacerlo. "Me dijeron que no podía abrir la cuenta con el resguardo blanco, solo con el pasaporte", cuenta. Tuvo que ir Raquel, su hermana, con los mismos argumentos que Bienvenu, para que le desbloquearan la cuenta.

No obstante, no todos los solicitantes de asilo tienen tanto respaldo como Bienvenu. Para muchos migrantes, el no poder abrir una cuenta significa no poder pagar el alquiler, las facturas o recibir cualquier tipo de prestación a la que tengan derecho.

La pandemia puso las cosas aún más difíciles para abrir y mantener las cuentas abiertas. Debido a la imposibilidad de renovar la documentación durante el comienzo del estado de alarma, toda la documentación expedida antes de este fue prorrogada automáticamente por una instrucción genérica de la Policía Nacional. Sin embargo, según cuenta Elena Muñoz, abogada en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), muchos bancos "no aceptaban esa prórroga" para los solicitantes de asilo. "Nos encontramos que no les permitían abrir una cuenta bancaria durante ese tiempo en el que tenía su tarjeta roja con una fecha ya caducada, pero prorrogada", explica.

A este problema se le suman las dificultades para pedir cita para renovar la documentación. En muchas provincias de España no hay citas disponibles en meses y, cuando salen las citas, se acaban en cuestión de minutos.  "Las personas se encuentran con el documento caducado sin posibilidad de conseguir una cita para renovar o con una cita para meses después (....) En ese momento, muchos bancos toman la decisión de cerrar la cuenta porque no tienen un documento en vigor", señala Elena.

Las dificultades para abrir una cuenta de pago básica consumen la voluntad de los solicitantes de asilo hasta el punto de que muchas personas acaban tirando la toalla. Incluso Bienvenu, que tenía el apoyo de su familia adoptiva, tuvo la tentación de hacerlo. "En todos los sitios hemos tenido tantos problemas... Hemos tenido que ir con él, negando su autonomía, su dignidad, su independencia y, aún así, ha visto tantos problemas, tantos obstáculos... Es súper desgastante, anulador y acabas diciendo ‘da igual, no pasa nada’", cuentan. La situación es tan "desgastante" que, al final, "muchas de las personas no hacen valer sus derechos porque se acaban creyendo que no los tienen", concluye Raquel.