Traductores e intérpretes, claves contra la exclusión social

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Ana Yuste

  • Todos tenemos los mismos derechos ante las administraciones, pero para aquellos que ven limitadas sus capacidades de comunicación, ejercerlos no es tan sencillo

España recibe una cifra muy elevada de solicitudes de asilo, de personas migrantes que llegan desde lugares muy diversos. Algunas de estas personas no encuentran grandes trabas a la hora de integrarse en nuestro país, pero muchas otras, en especial refugiados, sí chocan con una serie de impedimentos. Uno de ellos es la imposibilidad de comunicarse dado el desconocimiento de la lengua del país de llegada.

Esta falta de comunicación condiciona todos los aspectos de su vida, incluidos los más básicos. Un buen ejemplo de esto es la historia de Mohhamed Abul Hossain: vecino del barrio de Lavapiés y originario de Bangladesh, falleció durante la pandemia del Covid-19 al no lograr comunicarse en español a través del teléfono especial habilitado en la Comunidad de Madrid para atender a los afectados por este nuevo virus. Este caso hizo saltar las alarmas, al conocerse que el difunto llamó hasta seis veces pero en ninguna logró ser atendido dada la falta de un intérprete.

Por eso resulta tan importante recalcar el papel de los traductores e intérpretes en la lucha contra la exclusión social: "Si no fuera porque ellos facilitan la comunicación, estas personas migrantes no podrían relacionarse con las administraciones, ni tener los mismos derechos, ni acceder a los recursos...", explica Carmen Las Heras. Ella es la responsable del área de traducción e interpretación de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que desde 1979 se encarga de defender los derechos de las personas refugiadas y migrantes que se encuentran en riesgo de exclusión social.

Sin los intérpretes "las personas migrantes no podrían relacionarse con las administraciones, tener los mismos derechos ni acceder a los recursos", dice Carmen Las Heras (CEAR)

Uno de los aspectos que es necesario recalcar es la complejidad que supone la existencia de una gran diversidad de lenguas. Mientras que para los idiomas mayoritarios existe formación, herramientas e intérpretes suficientes, no sucede lo mismo con aquellos más minoritarios, dominados únicamente por grupos de población muy pequeños, y no resulta tan sencillo encontrar intérpretes que hayan recibido la formación adecuada, tal y como cuenta Las Heras. Manejar un idioma a la perfección es muy complicado, y en este trabajo muchas situaciones exigen controlar vocabulario muy técnico: "Muchas veces tú vas a las citas sin información previa, imagínate la de vocabulario y términos que te pueden salir, desde quimioterapia, protección subsidiaria -algo muy habitual en asilo-, otro que está en comisaría...", explica Las Heras. "Motivos para pedir asilo hay muchos, así que imagínate la de historias que puede contar la gente. Y cuando traduces documentación puede ser desde documentación oficial, una sentencia, hasta amenazas por WhatsApp, artículos de prensa..."

Para Las Heras, uno de los riesgos que tiene es que es muy fácil para el trabajador recibir un impacto emocional muy fuerte: "A una de las intérpretes se le dio la circunstancia de tener que interpretar a una persona a la que habían diagnosticado un cáncer y le quedaban meses de vida", cuenta. "Y yo recuerdo una de mis primeras interpretaciones en CEAR, era de una persona que venía de Palestina. Habían disparado a su mujer embarazada estando con él, ella había muerto y a su hijo lo habían herido. Aguantar el tipo en estas historias y mantener la profesionalidad es muy complicado". Además, recalca que hay unas situaciones más propensas a provocar un mayor impacto emocional: "Por ejemplo cuando hay intérpretes, sobre todo de lenguas muy minoritarias, a los que les ha pasado algo parecido", dice. "Eso le pasó de hecho a una intérprete que colaboraba, en un momento dado, una persona a la que atendía contó una historia que ella identificó como parecida a la suya, por la que ella había llegado aquí. Todavía es muchísimo más complicado."

Otro aspecto a señalar es el poco tiempo del que disponen los intérpretes para prepararse cuando tienen que atender a alguien, ya que en ocasiones tienen que intervenir de manera inmediata: "Te llama el compañero diciendo que hay una persona en crisis, con un ataque, los psicólogos tienen que hacer una intervención de contención y la tienen que hacer ya", pone como ejemplo. "O cuando la última evacuación de Afganistán, llegaban los vuelos a horas intempestivas."

Se trata además de un ámbito "poco regulado", según Las Heras. Por ejemplo, en asilo, está recogido en la ley que la persona tiene derecho a intérprete cuando presenta la solicitud, pero la realidad es que su recorrido y sus necesidades son mucho mayores. "No es solo presentar la solicitud, también es inscribir a sus hijos en el colegio, concertar una cita médica, los servicios sociales... todo esto no está tan regulado", opina. "En muchos ámbitos, como en el sanitario, lo único que hay recogido en la ley es que el paciente tiene derecho a entender la información, pero ¿cómo la entiende?". Es decir, en teoría todos los ciudadanos tienen los mismos derechos ante las administraciones, pero para aquellos que ven limitadas sus capacidades de comunicación, ejercerlos no es tan sencillo, y la ley no prevé procedimientos claros para que esta comunicación pueda hacerse efectiva. En el caso de organizaciones como CEAR, existe un servicio propio de traducciones. Algunos hospitales disponen también de este servicio, pero en el resto se puede encontrar de todo: algunos ofrecen interpretación telefónica, otros no tienen nada... y así sucede en todos los servicios públicos.

Por supuesto, también es necesaria la financiación. Aunque aseguran que desde las administraciones públicas se destinan fondos, la clave es la gestión que se hace de estos. Sin una regulación adecuada y suficiente, por muchos fondos que se destinen quizá las necesidades no se verán cubiertas satisfactoriamente y los traductores e intérpretes no podrán desempeñar su trabajo de la manera más eficaz.

"Ya que no existe un colegio profesional, falta un registro donde pueda acudir cualquiera que necesite un intérprete, que acredite que cumplen unos requisitos y son profesionales"

Otro aspecto que, para Las Heras, podría resultar beneficioso sería la existencia de un registro que acredite a los intérpretes: "Ya que no existe un colegio profesional, falta un registro donde pueda acudir cualquiera que necesite un intérprete, que acredite que cumplen unos requisitos y son profesionales".

Por todo ello es necesario visibilizar la importancia de este trabajo, sobre todo teniendo en cuenta las dificultades a las que se enfrentan, desde la carga emocional, hasta la diversidad en los idiomas, la dificultad de encontrar expresiones que no modifiquen el contenido del mensaje en cada lengua, las exigencias de cada situación en particular... En definitiva, el trabajo de traductores e intérpretes es esencial en la lucha contra la exclusión social de las personas migrantes y refugiadas, por lo tanto resulta fundamental proteger y garantizar este servicio.