Harvard y Oxford y el secreto de la eterna juventud

Varias personas sentadas en bares en la plaza dels Àngels del Raval, a 4 de agosto de 2022, en Barcelona, Cataluña (España). David Zorrakino / Europa Press
Varias personas sentadas en bares en la plaza dels Àngels del Raval, a 4 de agosto de 2022, en Barcelona, Cataluña (España). David Zorrakino / Europa Press

Hace unas semanas se presentaba lo que se ha denominado "el estudio sobre la felicidad más largo de la Historia", producido por la Universidad de Harvard. Al mismo tiempo, desde la Universidad de Oxford el antropólogo Robin Durban está presentando el resumen de toda una vida investigando cómo las relaciones humanas afectan a los individuos. Y, sorpresa, los resultados son contundentes y coincidentes: el amor y la comunidad son uno de los dos elementos determinantes del bienestar, tanto mental como físico. 

"No fue una sorpresa que las personas que tenían relaciones más cálidas fueran más felices. Eso tiene sentido. La sorpresa fue que las personas que tenían relaciones más cálidas se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían".  

Esto contaba Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard, a la BBC durante la presentación del estudio del desarrollo adulto. Este profesor es el cuarto director de este estudio sobre el bienestar, que se ha llevado a cabo a través de 85 años con un muestreo que ha incluido a individuos adolescentes en 1936 y sus descendientes, y ha monitorizado vidas completas de algunos de ellos, hasta su muerte. El equipo de investigación cruzó los resultados que habían obtenido con otros estudios complementarios y las conclusiones no dejan lugar a dudas: la participación amorosa, constructiva y desinteresada en la comunidad es el mayor generador de bienestar que existe, por encima de cualquier otro factor como el deporte o comer sano. Aunque cuidado, la salud es el otro factor clave, y dentro de ella, el consejo esencial es no fumar.

Waldinger explica también que lo importante es la calidad de las relaciones. Se trata de ser capaces de compartir los sentimientos y las aspiraciones, socializar los problemas para hacerlos menos importantes y trabajar conjuntamente las soluciones para sentirlas como un bien común.

Muy parecido es el discurso que mantiene Robin Durban en su recién publicado 'Amigos' (Paidós), en el que este antropólogo de Oxford asegura que la calidad de nuestras amistades influencia "nuestra salud e incluso puede reducir el riesgo de mortalidad más que cualquier otra cosa, excepto dejar de fumar".

Ambos estudios también coinciden en referenciar una enorme cantidad de estudios científicos complementarios de disciplinas tan dispares como la psicología, la antropología, la neurociencia o la bioquímica, por mencionar algunas de ellas. Y no hay duda, somos seres de amor y de comunidad, aunque intenten hacernos creer lo contrario.

Últimamente cada vez son más las voces reivindicando otro modelo de gestión individual y colectiva que nos permita estar mejor mental y físicamente. Por un lado, porque algunos datos sobre salud mental son alarmantes y entristecedores. Las tasas de suicidio en España o los datos de salud mental juvenil son espantosos. Pero además llevamos muchos años de crisis consecutivas que evidencian que el sistema actual es fallido y aunque no sabemos cómo romper con él, si sabemos que el individualismo que nos vendieron no nos procura el bienestar que nos prometieron.

Somos más manejables si estamos solas y hasta hemos llegado al punto de autoexplotarnos por nuestro bien. Pero las últimas crisis globales han sido muy intensas y muy seguidas, y nuestra resiliencia nos está ayudando a ver la luz. Somos más fuertes si somos diversas. En los últimos años hemos vuelto a ver florecer las narrativas y con ellas las políticas diseñadas para proteger "la homogeneidad", como está pasando ahora en Dinamarca, olvidando que sucedió la última vez, aquella de los años 30. Pero al mismo tiempo nos mezclamos en luchas como la de la campaña de Esenciales liderada por RegularizaciónYa, en la que participaron más de 800 organizaciones de todo el país. 

Dentro de este marco, como avanzaba en 2020 en nuestro ensayo de las Narrativas del Amor (Fundación porCausa), de forma innata nos estamos lanzando a la música, el baile, el cariño y la comunidad. El sistema nos torsiona para hacernos creer que todas estas herramientas son actos banales de personas poco serias. Pero Harvard y Oxford nos ayudan a seguir explicando que no es así. El discurso del amor es cada vez más el presente y, sin duda, el futuro de la Humanidad y la base de la eterna juventud.