Cuando leí ayer a María Bastarós (Zaragoza, 19787) en Instagram algo se me colocó en su sitio dentro, justo en el lugar donde cualquier desorden lo destrozan todo. Bastarós es escritora –Ya no recuerdo qué quería ser de mayor, Sexbook. Una historia ilustrada de la sexualidad o No era a esto a lo que veníamos, entre otros– y gestora cultural. Había visto, como yo, la lona de Vox donde un tipo encapuchado le tapa la boca a una muchacha a la que evidentemente va a hacer mucho daño. Mucho.
Escribe ella desde el lugar en el que, de otra forma, también me encuentro yo, y miles y miles y miles de mujeres en España: la violación. Este es el texto que publicó en su Instagram:
"Como persona que sufrió un intento de violación del estilo del que se refleja en la lona –desconocido, capucha, noche cerrada, no callejón pero sí portal (que no son los más habituales, lo más común es que suceda dentro del círculo cercano)– la aparición de esta lona de campaña me resultó profundamente vil, vomitiva, desagradable hasta la náusea, un motivo para abstenerme de ver el telediario y las redes por si me encontraba con alguna otra guinda así y porque simplemente no quería mirar ESO, y la verdad es que soy una persona muy poco impresionable, cualquiera que me haya leído lo sabe, pero hay algo en la imagen gráfica de esa mujer con la boca tapada y en el gesto del tipo de atrás, en esa agitación del miedo a las agresiones sexuales por parte de una gente que se aparta en los minutos de silencio por las asesinadas por sus parejas o ex parejas, gente cuyo concepto de seguridad se basa en alimentar primero hasta la extenuación la sensación de inseguridad, en esa apropiación vampírica del miedo, que me resulta demasiado insoportable, un insulto personal, un vacile, un escupitajo. Me alegro infinito de que existan las chicas que han intervenido esa lona cuya primera visión me hizo querer mudarme al Yukón a vivir entre ciervos, GRACIAS por hacer algo al respecto. Que la gente que encargó ese engendro publicitario vaya a tener voz y voto sobre nuestras vidas es demoledor, parece un chiste, uno del que es imposible reírse, pero siempre habrá quien responda y saber eso reconforta. Así que mil gracias a las que respondéis ❤️ hoy ya puedo mirar esa lona."
Lo he querido recoger entero porque habrá quien no tenga acceso a dicha publicación y encuentro cada palabra relevante. Yo he sufrido dos violaciones y varias agresiones sexuales de distinta intensidad y que han dejado distinta herida en mi comportamiento, íntimas llagas.
Cuando se empezó a difundir la lona en los medios y las redes puse en marcha un mecanismo antiguo que consiste en no ver lo que tienes delante. Cada herida pare sus mecanismos de defensa. Cada veneno tiene su antídoto, pero el veneno es antes. Lo mío viene de un tiempo en el que me enfrentaron a la visión del dolor, me obligaron a mirar. Obligar a mirar es una forma de agresión que a menudo olvidamos. Con el tiempo, conseguí mirar sin ver. Pero todo fruto del daño encierra el daño mismo, como la lona.
El tiempo de campaña es tiempo acelerado para las periodistas. Los partidos disparan, la cabeza no da abasto, y bastante hace una con no pararse en medio de la plaza a gritar un rato. Cada medida de Vox es en sí misma una agresión. Cuando dicen "la violencia machista no existe", eso es una agresión machista. Cuando se ufanan de que eliminarán las leyes que nos protegen, eso es otra agresión machista. Así, violencia sobre violencia, una va tirando como corre el niño entre las pedradas, tapándose la cabeza y avanzando en zigzag hacia lo más parecido a casa que le quede a mano.
Si nos paráramos a pensar todas las agresiones que hemos sufrido las mujeres desde las pasadas elecciones autonómicas y locales, si las enumeráramos, harían falta todas las cabezas que ahora dedicamos a ver pasar las nuevas.
Así que, ante la lona-violencia de Vox, ante esa flagrante agresión a las mujeres a la que ninguna institución ha puesto remedio, seguí adelante aplicando uno de mis salvavidas del daño, no ver aunque mire. Pero el daño estaba, el golpe sobre la herida vieja que nunca acaba de cerrarse.
Así que me uno al agradecimiento de Bastarós a quienes han intervenido la lona de Vox. Siento como si alguien hubiera intervenido en el momento en el que un hombre está pegando a una chavala por la calle mientras todos miran sin saber qué hacer. Gracias, compañeras. Y gracias, Bastarós, por la mirada.
Comentarios
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