Posibilidad de un nido

Las mismas de siempre en todas partes

Esta semana he oído una frase que ha despertado a la bestia (de nuevo, que tengo yo la bestia fácil) que llevo dentro. "Bah, estarán las mismas que están siempre en todas partes". La pronunciaba una periodista veterana en respuesta a la convocatoria de una manifestación sobre el cáncer de mama. Pensé: "ignorante, ignorante, ¡ignorante". Pedían las convocantes que no se limitara la cosa al lacito rosa de un día, y decían (cito a Violeta Assiego) "que las mujeres con cáncer de mama estamos aquí, que el cáncer de mama no es rosa, es una putada y necesita el 100% de la inversión de esas campañas que se hacen en nuestro nombre pero no para nosotras". 

Se llama lucha por lo común, se llama militancia, se llama activismo, o puedes llamarlo equis, pero si no lo apoyas estás en deuda con todo lo que tienes, usas y disfrutas.

La oncóloga que te atiende, los bancos de tu calle, las ministras y las diputadas, las pruebas médicas que no pagas, las aceras amplias por las que paseas, los parque abiertos, el metro en tu barrio, las bibliotecas, que tu hija pueda ser futbolista o capitana del Ejército de tierra, los carriles bici,  la escuela pública, el derecho a pasear sola de noche,  las directoras de empresa, tu firma bancaria, el bikini en la playa, los teatros públicos, las manifestaciones... incluso las manifestaciones contra todo lo anterior, se las debes a la lucha de quienes salen a la calle, cada vez, las veces que haga falta. También a quienes pasan horas y horas y más horas en asambleas y reuniones, quienes se sientan juntas a pensar en cómo mejorar esta sociedad aún coja en muchos sentidos.

Escúchame bien: se las debes a ellas. Y lamentablemente, hay quien se permite decir que son "las mismas de siempre en todas partes". Digo lamentablemente, porque yo también tengo la incómoda sensación de que cada vez es más así. De que quienes salen a clamar por la Sanidad pública son las mismas personas que lo hacen contra las guerras, por la Cultura, contra la violencia machista, por la Memoria Histórica o contra la censura. Las mismas y no otras, no más.

Las personas que se dedican a ello ceden parte (y no poca) de su tiempo de vida, te lo ceden a ti a cambio de nada. Un tiempo en el que podrían estar trabajando, o sea ganar dinero, podrían dedicarse a su familia o amistades, dedicarse a sí mismas. Pero te lo dedican a ti, a lo común.

Y voy a añadir algo más. La militancia es elegante, tiene la elegancia de la generosidad, es culta y nada pretenciosa, es lo contrario de lo cursi, lo contrario de la avaricia, la codicia y el prejuicio. Las mujeres que salieron el pasado 19 de octubre para dignificar la lucha contra el cáncer de mama no discriminan, no piensan en si tú, que no sales, que no te unes, que no las apoyas, te beneficiarás. De hecho, lo hacen para que te beneficies. Dicen: "Mujeres pacientes y enfermas de cáncer salimos a las calles a reclamar nuestro derecho a vivir cansadas de las campañas rosas que se olvidan de reivindicar que, además de más investigación, necesitamos que haya información clara y comprensible sobre la enfermedad desde el momento del diagnóstico". También del tuyo, si llega, cuando llegue. Y por si cupiera alguna duda, añaden: "Nos queremos vivas, todas". Todas.

Esas personas que trabajan juntas por el bien común, y que parece que siempre son las mismas, no están solas cuando llega el atropello que siempre acaba llegando. Y tú, gracias a ellas, tampoco lo estarás. Han fabricado sus propias herramientas paralelas, sociales, frente a las tiranías que todo poder alberga, y no dudarán en usarlas llegado el caso. Por ellas, y también por ti. Porque son valientes, porque son además herederas de luchas históricas. 

Así que, cuando las veas, en lugar de pensar "ya están ahí las mismas de siempre", harías bien en pararte y darles las gracias. Quizás sería un primer paso para hacer lo que en realidad deberías, lo que todas y todos deberíamos: unirnos a ellas, acudir cuando nos convoquen, cada vez y todas las veces que haga falta. Espero que si un día te toca, a ti o a alguien a quien quieres, sea enfermedad o desahucio, violencia sexual o censura, injusticia o pobreza, te acuerdes de esto y de todas las veces que no has estado ahí.

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