Posibilidad de un nido

El candidato y su "tiempo con la familia"

Las candidatas y candidatos catalanes posan para una foto durante la jornada de reflexión. - Alberto Paredes / Europa Press
Las candidatas y candidatos catalanes posan para una foto durante la jornada de reflexión. - Alberto Paredes / Europa Press11 MAYO 2024;POSADO;FOTOGRAFÍA;CANDIDATOS;ELECCIONES;CATALANAS;AUTONÓMICAS;12M;12 DE MAYO
Alberto Paredes / Europa Press
11/5/2024

Lo llamamos "jornada de reflexión" y es sencillamente una idiotez, una más, como lo de no publicar encuestas a partir de cierto día de la campaña y otros restos de tiempos que pasaron. La idea misma de "reflexión" anda cubierta por una capa antigua. Ese día los políticos están a punto de ganar o no las elecciones. Los medios de comunicación no tienen más remedio que hablar de ello. Y entonces viene lo de la familia. "¿A qué dedicará la jornada de reflexión?", se les pregunta. "A pasar un tiempo con la familia" es la respuesta habitual. Hemos vuelto a oírla. "Un tiempo con la familia" como idea de llenar el espacio al que llamamos "de reflexión", ese día, cada cierto tiempo, quizás años, previo a una jornada electoral. 

Hay algo tan masculino en eso de "pasar un tiempo con la familia" que ya da igual si es machista o no, que lo es. El hombre vuelve a casa del trabajo, descansa, quizás hace deporte o ve un partido, y, de vez en cuando, pasa "un tiempo con la familia". Algunos, el domingo. Otros, la jornada de reflexión. Es mentira que las cosas cambien. Hay costumbres que no cambian, que están ahí, permanecen agazapadas hasta que el lenguaje te juega una mala pasada y quedan al descubierto con toda su carga de generaciones, ese peso que en el fondo nos resistimos a dejar de cargar, porque siempre fue así, porque el padre, y el padre del padre, y su abuelo... Puede que dejar de cargar un peso resulte más complicado que seguir con él al lomo. Las costumbres son cilicios que dejarían la llaga a la vista en caso de retirarlos, que requerirían remedios, curas, un tiempo que no sabemos si podemos dedicarles. 

Una amiga argentina me muestra con pesar el anuncio de una charla sobre la situación en Latinoamérica, no recuerdo si se cita algún aspecto en particular, pero la idea es debatir sobre el estado del continente. En la foto que la anuncia aparecen las caras de tres tipos. Son tres hombres conocidos, podríamos decir que son tres hombres de izquierdas. "Esto hace un año era impensable en Argentina", suspira. "¿Cómo van a sentarse solo hombres a debatir sobre la situación en Latinoamérica? ¿Sin mujeres? Esto hace ya tiempo era lo normal, después dejó de serlo, y ahora, ya ves. Todo ha vuelto".  

Algunas cosas no cambian. Permanecen camufladas de desaparición, pero están ahí, aguantando la respiración. La familia, el tiempo de los candidatos con la familia, ese tiempo masculino. La idea de "pasar un tiempo con la familia" como ejercicio extraordinario muestra los usos en lo doméstico. Alguien tiene que pasar tiempo con la familia habitualmente, y evidentemente no son ellos. Muestra incluso la idea de familia como el asunto alternativo al trabajo, como si no hubiera ahí trabajo. Es el problema de las labores remuneradas frente a aquellas por las que no cobramos un céntimo. Por ejemplo, ese tiempo con la familia. 

Luego está la forma en la que los medios de comunicación y la sociedad en general asume esa idea como algo intrínsecamente bueno. Nadie, ni siquiera ellos mismos, se preguntan durante la jornada de reflexión qué es la familia, quién se ocupa de ella durante todo ese tiempo, ese inmenso tiempo de trabajo remunerado. Incluso a qué se refieren cuando dicen "familia" y sonríen a la cámara vestidos de sport 

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