Posos de anarquía

Rajoy legitima la violencia para ser derrocado

El apoyo incondicional de Mariano Rajoy al nuevo Gobierno de Ucrania se ha convertido en un arma de doble filo. Nuestro presidente tardó en pronunciarse al respecto, pero llegado el guión desde el eje Bruselas-Berlín, previo visado de Washington, Rajoy no ha dudado en dar su aval al nuevo Gobierno de Kiev. Un Gobierno, no lo podemos olvidar, que ha llegado tras violentos enfrentamientos en las calles, con utilización de armas de fuego y un rastro de muertos y heridos por las esquinas.

Las revueltas se produjeron contra el Gobierno de Yanukóvich que, al margen del balance que se pueda hacer de su Administración, tampoco podemos olvidar que fue elegido democráticamente en 2010 con casi un millón de votos de diferencia respecto a su rival Timoshenko. Algo que Rajoy debería haber aplaudido, dado que suyas son declaraciones que aseguraban que "es en las elecciones democráticas donde los pueblos legitiman a sus representantes para ejercer las responsabilidades de Gobierno".

"¡Pero si hubo pucherazo!", dirán algunos. Y no... eso denunció Timoshenko pero los observadores internacionales concluyeron que "los comicios presidenciales discurrieron muy bien y cumplieron con la mayoría de los requerimientos de la OSCE y el Consejo de Europa". Hablando en plata, la Comunidad Internacional estuvo de acuerdo en que no hubo fraude alguno.

Sin embargo, cuando estalló la violencia en Ucrania, en gran medida ejercida por grupos de ultraderecha, Rajoy olvidó todo aquello, como también olvidó "a la mayoría silenciosa que no se manifiesta", a esa "mayoría que no sale en las portadas de la prensa y que no abren los telediarios. No se les ve, pero están ahí, son la mayoría".

Uno se pregunta si Rajoy y quienes le dictan sus acciones habrían apoyado las revueltas callejeras si el pasado mes de noviembre Yanukóvich hubiera dicho sí al Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE), en lugar de darle la espalda y flirtear con Rusia. Algo me dice que no, pero no ha sido el caso.

¿Cuál es el mensaje que nos manda Rajoy con su apoyo al nuevo Gobierno de Kiev? Pues que la democracia no es única, sino más bien un patrón del que sacar trajes a medida. Por este motivo, el traje que sienta como un guante a un país, puede caerle a otro como un saco de patatas. Esa es una posible lectura... ¿la otra (que no es excluyente)? Pues que el uso de la fuerza está justificado cuando el pueblo cree que su gobernante elegido democráticamente no merece estar en el poder.

Sin darse cuenta, Rajoy nos indica que da igual si el Gobierno contó un día con respaldo en las urnas (llegara o no con un programa oculto) e, incluso, si tuvo el aval mismo de la UE hasta el punto de querer darle entrada en su club... Es más, si la respuesta del Ejecutivo al conflicto social se traduce en  la puesta en marcha de mecanismos de represión, como limitación a manifestaciones o leyes de seguridad ciudadana, más motivos para ir a las barricadas...

Cuando un gobernante es acusado de abuso de poder y el pueblo siente que la violencia es la única vía de llegar al poder, adelante, nos anima Rajoy, no os cortéis... recurrid a la violencia y no dudéis en renunciar a mecanismos pacíficos y democráticos para derrocar al gobernante. Quemad las calles que, igual, hasta la UE y el FMI luego os sueltan un préstamo usurero para ir tirando y hasta os recibe un Premio Nobel de la Paz en Washington sin importarle que haya rumores de que la oposición haya contratado a francotiradores durante las revueltas ... lo importante es que el pueblo ha triunfado.

¿Está Rajoy preparado para que triunfe también en España?

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