Felipe VI no compartió anoche su mensaje de Navidad, nos contó un cuento amoldado a su conveniencia con sentencias tan insultantes como que "debemos hacer hoy es todo lo que esté en nuestras manos para que las reglas que son de todos sean respetadas por todos"... cuando su casa es la primera que evita que esto sea así. Mientras seguía narrando su cuento, millones de personas poníamos en nuestras mentes su cierre: "Y colorín, colorado, el Borbón ya se ha acabado". Y brindamos por ello, cada uno con lo que pudo... y nos supo de maravilla.
Anoche, en ciertos momentos, llegué a pensar que el emérito había salido por un segundo de su vida padre que se está pegando y con la careta de su hijo recordaba viejos tiempos, cuando era él quien se ponía frente a las cámaras. No es de extrañar que la rama más conservadora de la clase política -incluidos quienes se dicen de izquierdas- volvieran a hacer de palmeros del Borbón, dado que su discurso no pudo se más casposo.
De nuevo, cuatro décadas después, a vueltas con el cuento de la Transición. Imagino que la falta de ideas y, si me apuran, de honestidad, hace que el monarca de turno, sea quien sea, orbite continuamente alrededor de ese núcleo como único recurso para su propia subsistencia. Admitiendo que en ese momento histórico, quizás, no podría haberse hecho nada mejor, va siendo hora de admitir que buena parte de la culpa de la situación en la que España se encuentra ahora se debe, precisamente, a la chapuza que se realizó entonces.
El Borbón pasó de refilón sobre cuestiones cruciales como la violencia machista, que se ha llevado por delante la vida de más mujeres de lo que hizo el terrorismo con sus víctimas, y prefirió centrar su mensaje en l@s jóvenes, dándoles un baño de esa Transición tan edulcorada que nos venden. Mucho habló de "reconciliación" y "concordia", de "diálogo" y "integración y solidaridad"... y ni siquiera mencionó a los millones de migrantes que viven de manera regular en España y a los otros miles que llegan de manera irregular y sobre los que más que nunca se cierne la amenaza de una España xenófoba que lleva tiempo dándoles la espalda.
Deje ya de hablarnos de "nuestra Constitución" como algo que "no es una realidad inerte, sino una realidad viva que ampara, protege y tutela nuestros derechos y libertades", cuando el clan de los Borbones junto con sus valedores PP-PSOE y ahora Ciudadanos y Vox, se han encargado de que esa Constitución sea algo estático, inalterable, más muerta que viva, que nos tiene absolutamente secuestrados en una realidad de la que queremos escapar.
Puso el énfasis en esos mismos jóvenes que en decenas de universidades de toda España, hace unas pocas semanas, le han mandado un mensaje muy claro al Borbón: váyase. No lo queremos, no queremos a un rey impuesto, enchufado por su apellido. Lo que una democracia real defendería sería ofrecer a la ciudadanía la posibilidad de elegir su modelo de Estado, algo de lo que nos llevan privando desde hace demasiados años ya... y nos levantamos contra eso. Exigimos un referéndum que ratifique al Borbón en su puesto o, lo que sucedería casi con toda probabilidad, lo ponga de patitas en la calle y se ponga a trabajar... Si tanto quiere a España, hágase un voluntariado, dado que sus funciones actuales no difieren mucho de ello.