El nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla (PP), desveló ayer la composición de su nuevo equipo de Gobierno, mientras Juan Marín (Cs) volvía a borrarse del mapa ante la presencia de su amado líder, Albert Rivera. Hoy much@s malagueñ@s respiran tranquilos porque Elías Bendodo, el hombre fuerte de Moreno, deja la provincia y marcha a Sevilla. Y es que, aunque el ácido corroa con sus salpicaduras desde la distancia, no es lo mismo que si te lo vierten encima.
Bendodo es íntimo de Juanma Moreno, del que, hasta hace muy poco, muchos miembros del PP malagueño -que Bendodo preside- se mofaban llamándole, como recordaba Javier Caravallo, "Moreno Nocilla". Harto de ser el eterno segundón del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), Bendodo será el nuevo consejero de Presidencia de la Junta. No goza el amigo de Moreno de la confianza de quien ha sido alcalde de Málaga durante casi dos décadas -las mismas que lleva Bendondo viviendo de la Administración.
De la Torre nunca le ha dejado vía libre a Bendodo, ni siquiera cuando hasta su propia mujer le solicitaba públicamente que se retirara a los 76 años. Pareciera que prefiriera morir con las botas puestas que permitir a Bendodo gobernar su querida Málaga... por algo será. Tanto es así, que ni siquiera para las próximas municipales se perfilaba el ahora consejero de Presidencia como candidato... antes prefería repetir De la Torre. Así las cosas y ya mientras se allanaba su camino hacia San Telmo llevando él mismo las negociaciones del pacto con Ciudadanos, Bendodo recordaba al alcalde de Málaga que no es competencia suya designar la lista electoral municipal... todavía se oyen las carcajadas del alcalde hasta el último de los rincones de la ciudad.
Bendodo, al fin, deja el Ayuntamiento malagueño y la Diputación Provincial, que presidía. Un descanso, vaya, porque a pesar de que su gestión desde Sevilla también la vaya a sufrir Málaga, no es lo mismo que sentirla en el cogote. Este personaje sibilino no tiene escrúpulos y así lo ha venido demostrando en los últimos años. Su eufemismo para ocultar este "todo vale" es la frase que utilizó para poner la guinda a una de las últimas mociones de censura que lideró en Málaga, la de Rincón de la Victoria: "la política es el arte de lo imposible".
Imaginen: para hacerse con la alcaldía, el PP se alió con quien era considerado el archienemigo del alcalde rinconero, Francisco Salado (que hasta ahora era vicepresidente de Diputación y ahora la presidirá). Años atrás, el propio Salado había sido una pieza esencial para expulsar del PP al ahora su socio de Gobierno, con el que se ha venido intercambiando querellas criminales en los tribunales, con denuncias de falsificación documental incluidas... A pesar de ello, a pesar de haberlo calificado de "cáncer" para el municipio y de acusarlo la misma noche electoral de 2015 de haber prometido puestos de trabajo a cambio de votos, pactaron con la bendición y el aplauso de Bendodo, que ansiaba acaparar más poder.
El resultado no se ha hecho esperar y en menos de dos años Rincón de la Victoria ha sido noticia por sus privatizaciones, acusaciones públicas de enchufismo y de particiones de contratos públicos que se adjudican a dedo... hasta la obligación de crear una Comisión de Investigación que arroje luz sobre los procesos selectivos de la Policía Local... sólo en el último proceso, las redes sociales ya avanzaban quién se haría con alguna de las tres plazas convocadas entre 360 candidatos... y acertaron (sí, han acertado, era de los ondeaban y repartían banderas de España con el PP).
Como hiciera en aquella moción de censura en Rincón, Bendodo ha aplicado en San Telmo su máxima de que "la política es el arte de lo imposible"... todo, menos que él sea alcalde de Málaga. Con todo, hoy brindará, aunque no pueda hacerlo pagando la voluntad, a coste del erario público, como sucedía en la cafetería de la Diputación de Málaga cuando él era presidente... hasta que tuvo que cerrarla porque la oposición lo destapó. Nivelazo.