Posos de anarquía

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Etiquetas de empleo responsableEl economista Dani Rodrik,  premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2020, comparte una serie de afirmaciones en El País que deberían ser el nuevo mantra del empresariado español. Carga contra la hiperglobalización, asegurando que "debemos entender que la economía internacional debe servir a los objetivos de cada país" y no al revés, como se ha venido haciendo, que cada país se ha querido adaptar a la economía internacional. Lamentablemente, la cumbre de la CEOE nos demuestra que el empresariado sigue sin verlo.

"Si hubiéramos dado la misma importancia a la Organización Mundial de la Salud que a la OCDE o al FMI nos habría ido mejor. [...] Debemos crear un nuevo modus vivendi. La pandemia funciona como una lupa que amplifica las tensiones económicas ya existentes".  De esta manera Rodrik vuelve a hacer un llamamiento a lo que lleva años reclamando, cuando advertía de que esta hiperglobalización no es sostenible, cuando pedía una globalización más sana e inclusiva que, en gran parte, pasa por apostar más por los bienes públicos.

Sin embargo, lo que vemos estos días en la cumbre de la CEOE ni es inspirador ni mucho menos alentador. Viejas soluciones a problemas nuevos. El empresariado español sigue instalado en "mantener lo que funciona", esto es, una reforma laboral que sólo le funciona a las empresas explotadoras que han debilitado nuestro mercado del trabajo a base de temporalidad y precariedad, que despiden cuando creen que se embolsarán menos dinero, sin que estas previsiones precisen tornarse en realidad. Ya saben, socializar las pérdidas para, posteriormente, privatizar las ganancias.

Vemos a las grandes empresas españolas pedir más ayudas públicas mientras hoy, sin ir más lejos, Iberdrola es portada en todos los diarios económicos por su OPA de más de 500 millones de euros por la compañía renovables australiana Infigen. Vemos a la banca, que continúa sin devolver los 60.000 millones con que la rescatamos, pedir más dinero público para evitar un shock de liquidez... semanas después de que haya intentado colar seguros de vida a los autónmos y autónomas que solicitaban los préstamos ICO que gestionaba la banca.

Vemos a un sector Turismo, que de largo es uno de los mayores receptores de las ayudas del Estado, pedir más apoyo gubernamental. Ese mismo sector que encaja tan mal las críticas cuando se cuestiona el valor añadido que aporta un parte de este segmento, ese mismo sector que se lleva las manos a la cabeza cuando una kelly de Benidorm pide que cualquier ayuda del Estado esté condicionada a que no fomente la precariedad... por ejemplo, que ni una sola cadena hotelera pueda ver un euro de dinero público si todas y cada una de sus camareras de piso no disfruta del convenio colectivo que les corresponde.

Piden desde este mismo sector turístico medidas como un IVA superreducido para reactivar la demanda. Les propongo yo otra medida: del mismo modo que muchos de sus establecimientos pegan en sus puertas de entrada adhesivos de Covid Free o calificaciones de Trip Advisor, incluyan una que les reconozca como empresa de Empleo Responsable.

¿Se imaginan que se reforzaran las inspecciones de trabajo y, en función de lo detectado, se colocara una pegatina en sus puertas de entrada que informara a la clientela qué clase de empresario o empresaria hay detrás? Podrían seguir un código de colores, como las etiquetas de eficiencia energética, de manera que de un simple golpe de vista las personas supieran si esas tapas que se toman están siendo preparadas o servidas con el aderezo de la precariedad. Les aseguro que los establecimientos con pegatina verde serían de lejos, los que verían incrementada su clientela. Ese es el camino. ¿Lo tomamos?

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