Ni siquiera hemos llegado al Domingo de Ramos, pero el Partido Popular (PP) ya anda celebrando su Vía Crucis con el paseíllo que se inicia hoy de la cúpula del partido en el juicio por los presuntos usos de la caja B del PP. Arrancan el camino al Calvario nada menos que tres exsecretarios generales, como son Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas y Mª Dolores de Cospedal, que irán haciendo boca para las declaraciones de otros pesos pesados como Mariano Rajoy y José Mª Aznar. Todo ello con un hecho innegable: La Audiencia Nacional, donde se juzgan los hechos, ya acreditó la existencia de dicha contabilidad paralela; eso no está en cuestión, lo que está es el uso que se hacía de la misma.
El PP no levanta cabeza y la hemeroteca le persigue. Desde que una sentencia judicial en la que era condenado por haber financiado ilegalmente campañas electorales con dinero procedente de la trama Gürtel, todo el argumentario de "conspiración", de "vendetta contra el partido" hace aguas por todos lados. De hecho, el pasado mes de noviembre pagó la multa de la condena. Ahora, el juzgado central de instrucción número cinco de la Audiencia Nacional ha concluido que las obras de reforma de la sede de Génova tuvo pagos en B al arquitecto Gonzalo Urquijo por valor de más de 1,5 millones de euros entre 2005 y 2010, hechos ahora juzgados.
Aunque los testimonios de Álvarez Cascos –expulsado del partido que él mismo fundó en Asturias y denunciado por apropiación indebida- y de Arenas –actual senador del PP en el que ven la mano negra detrás de las guerras intestinas del partido en Sevilla- atraerán focos, la intervención de Cospedal es sin duda uno de los platos fuertes del día.
La que fuera número dos del partido trabaja hoy en el bufete CMS Albiñana & Suárez de Lezo en cuyo currículum no deja de ser curioso cómo se ha obviado cualquier paso por el PP. Y no será porque su apoyo a Pablo Casado no fuera decisivo en su elección como secretario general o porque no hiciera buena caja, que no queda tan lejos la época en la que ganaba más que el rey sumando lo que percibía como presidenta de la Junta de Castilla La Mancha y como secretaria general del PP, más lo que sumaba como Abogada del Estado y del Senado.
El hecho de que vuelvan a verse las caras Cospedal y Bárcenas, enemigos confesos, es un plus añadido al proceso, especialmente considerando que el extesorero afirma que incrementaba el sueldazo que percibía Cospedal asegurando que él mismo le entregó sobres, extremo que ella niega. Para más inri y como sucede con todas las piezas de corrupción que salpican al PP, la causa que se juzga hoy se entremezcla con la Kitchen, en cuya causa Anticorrupción llegó pedir la imputación de Cospedal.
La relación del marido de la exsecretaria general del PP, Ignacio López del Hierro, con el excomisario Villarejo, está más que probada. Las transcripciones de las grabaciones realizadas por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional, evidenciaron no sólo que la llamada ‘policía política’ se hizo con documentación de Bárcenas sino que, además, tanto el ahora senador Javier Arenas como Mariano Rajoy conocían la existencia de la caja B. Otras grabaciones hechas públicas entre Villarejo y López del Hiero sugieren que los chivatazos del primero habrían contribuido a que el PP se anticipara a la Justicia en investigaciones abiertas contra el partido.
La corrupción, probada e indiciaria, es tan transversal en el PP que pareciera que para haber sido ajena a ella, teniendo el cargo que ostentaba Cospedal, tendría que haber sido lobotomizada diariamente. De otro modo no se explica, teniendo además en su propia a casa a un asiduo interlocutor del Villarejo.
A pesar de ello, de que ya ha habido cargos del PP como Luis Fraga, exsenador y sobrino del fundador del partido, que han admitido haber recibido pagos en metálico de la caja B, Cospedal negará tener conocimiento de ello y, por supuesto, haber recibido los dos sobres que Bárcenas asegura haberle entregado en mano.
El mismo Bárcenas que fue sostenido en el PP por Rajoy teniendo que dar después la cara Cospedal. Aún hay lingüistas y catedráticos de Derecho Laboral que tratan de entender aquella declaración, su famoso "la indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido en forma simulación de lo que hubiera sido en diferido en partes de lo que antes era una retribución".
Hoy, seguramente, la exsecretaria no nos deleitará como entonces con un balbuceante trabalenguas. Acudirá a su Vía Crucis altiva, sin mantilla, y, como oculta el CV de su bufete, como si nunca hubiera sido la número dos "de ese partido del que usted me habla". Atrás quedó aquella máxima de Ignacio de Loyola que tanto gustaba Cospedal, "en tiempo de zozobras no hagas mudanzas"... hoy, si hace falta, hasta de piel.