El Círculo de Empresarios ha publicado un pretencioso estudio en el que pretende dar recomendaciones para crear unas Administraciones Públicas más eficientes y modernas. Con el pretexto de mejorar la prestación de los servicios públicos -curiosamente deteriorados por su privatización-, basta ahondar un poco en las 64 páginas para darse cuenta de que persigue eliminar cualquier "traba para la competitividad de la economía". Visto el rescate de las autopistas, los rescates bancarios o su gusto por los paraísos fiscales, ¿de verdad tiene alguna legitimidad el empresariado para dar consejos de eficiencia en la Administración?
El Círculo de Empresarios, que se autoerige como "centro de pensamiento y debate al servicio del interés del conjunto de la sociedad", atribuye la pérdida de calidad del Estado de Bienestar al aumento del gasto público, muy superior a los ingresos. Con esa premisa, en lugar de combinar mejoras en la estructura organizativa de la Administración con un aumento de los ingresos, obvia éstos últimos y se centra en aplicar tijeretazos.
El Círculo de Empresarios no está interesado en una reforma fiscal que equilibre de una vez por todas las aportaciones de las rentas del trabajo y del capital, huye de esa justicia social como alma que lleva el diablo. Con un pobre sustento estadístico, el estudio manipula premisas y cifras con el único fin de arrimar el ascua a su sardina, cayendo constantemente en contradicciones. Si bien es verdad, como indica, que "un mayor gasto público no tiene por qué suponer necesariamente unos mejores servicios públicos", no precisa que recortar este gasto en nada contribuye a la optimización de la calidad.
Así lo demuestran las tablas que incluye el informe, en las que aparecen Madrid y Andalucía como las Comunidades Autónomas que menos invierten per cápita en Sanidad y, como consecuencia de ello, este fin de semana las calles de Madrid volverán a llenarse de cientos de miles de manifestantes y la sanidad andaluza es la peor valorada de toda España. No deja de ser curioso que el Círculo de Empresarios identifique los gobiernos de la derecha como aquellos en los que el Estado de Bienestar más decayó. Así lo indica al precisar que "según la encuesta del CIS sobre la calidad de los servicios públicos realizada entre 2012 y 2018, para la mayoría de los consultados el funcionamiento de los servicios públicos es poco satisfactorio".
Así las cosas, entre las medidas que propone destaca un adelgazamiento de la Administración, contemplando la eliminación de todos los municipios de menos de 15.000 habitantes por considerar que no contribuyen a la eficiencia en la gestión de los servicios públicos. Sin aporte alguno de cifras, el Círculo de Empresarios cifra los potenciales ahorros en hasta 16.000 millones de euros en gasto político. No valora este "centro de pensamiento y debate" que para poder seguir prestando servicios a la población de los municipios eliminados seguiría siendo precisa una estructura; de lo contrario, la España vaciada y abandona se incrementaría y pasaría aún más penurias.
Lo que oculta en realidad el Círculo de Empresarios es su afán por fortalecer aquellos organismos que más dinero público les inyecta, pues ayuntamientos de menos de 15.000 habitantes tienen menor capacidad. Las contradicciones en las que entra para esconder su verdadero objetivo resultan apabullantes. Critica la descentralización de la economía de España, superada sólo por Suecia o Dinamarca de la que, sin embargo, precisa que en 2007 redujo los municipios del país de 271 a 98. No parece, pues, que eliminar municipios reduzca necesariamente la descentralización de la economía.
Con la medida propuesta del Círculo de Empresarios, los más de 8.000 municipios de España quedarían reducidos a unos 3.500. Sin embargo, la realidad tira por tierra sus premisas con pies de barro: en el caso de Navarra, que lidera las encuestas de calidad de vida y que según el Colegio de Economistas de España es una de las Comunidades más competitivas de España, vería reducidos sus 273 municipios únicamente a siete.
Es innegable que nuestras Administraciones Públicas han de modernizarse a todos los niveles, pero recurrir al simple tijeretazo sin ver sus consecuencias y las medidas paliativas que habría que emprender para que esa población no perdiera ni representatividad política ni calidad en sus servicios públicos es temerario e irresponsable. Es lo que hace el Círculo de Empresarios, que pese a que los mismos informes del Banco de España afirman que "el gasto público en España se encuentra en el rango inferior de los países de nuestro entorno", quiere adelgazarlo sin mirar a los ingresos.
El Círculo de Empresarios arremete contra la partida de las pensiones como una de las que más penaliza el gasto público. Olvida otra de las partidas más grandes, el desempleo, en el que el empresariado tiene mucho que decir. Suecia ha tenido el foco durante muchos años como ejemplo de Estado de Bienestar. El Círculo de Empresarios se fija en el país nórdico para ensalzar su limitación del gasto público mediante una regla fiscal y, en cambio, prescinde de, como nos recuerda el economista Vicenç Navarro, que Suecia cuenta con uno de los mayores porcentajes (80,2%) de mujeres en el mercado de trabajo, algo que el empresariado español ha evitado a toda costa durante décadas. Según Navarro, "si España tuviera el porcentaje de mujeres en el mercado de trabajo que tiene Suecia, hubiéramos tenido antes de la pandemia 2.7 millones de personas más trabajando y cotizando a la Seguridad Social, aportando 16.650 millones de euros adicionales", es decir, más de lo que nos aportaría la eliminación de 5.000 ayuntamientos, como aconseja el empresariado.
Desmontar el informe del Círculo de Empresarios no resulta complicado. Se les ve venir de lejos, queriendo aparecer como parte de la solución cuando, en realidad, son parte fundamental del problema. Partidarios de rebajar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), con un IBEX-35 campeón en paraísos fiscales y proponiendo que los becarios no cobren salario alguno tomando su formación como suficiente pago en especie, al menos en esta ocasión los empresarios no mandan a los desempleados a Laponia, como acostumbraba el presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE, José Luis Feito. Ya es algo. En lugar de arrimar el ascua a su sardina, quizás debería pensar más en el bien común y no en el suyo particular.