Posos de anarquía

Del gobierno Frankenstein al gobierno Drácula

El líder del Partido Popular Alberto Núñez Feijóo a su llegada a un desayuno informativo de la tribuna Fórum Europa. -EDUARDO PARRA / Europa Press
El líder del Partido Popular Alberto Núñez Feijóo a su llegada a un desayuno informativo de la tribuna Fórum Europa. -EDUARDO PARRA / Europa Press

Se aproximan las elecciones generales del 23 de julio y desde la derecha continúan explotando el concepto de 'gobierno Frankenstein' para referirse al primer Ejecutivo de coalición (PSOE-Unidas Podemos) de nuestra democracia. La alternativa es el gobierno Drácula PP-Vox, que como ya se comprueba en donde han cabalgado juntos, termina por vampirizar la democracia, imponiendo su modelo por la fuerza.

A pesar de que buena parte de Europa ha estado gestionada por gobiernos de coalición, en España carecemos de esa cultura. La legislatura que finaliza, la que Pablo Casado bautizó como 'gobierno Frankenstein', ha sido la primera experiencia y esta, con los datos objetivos, ha sido positiva. Recurriendo al personaje de Mary Shelley, los últimos cuatro años el PP ha estado, no sólo tratando de desacreditar a la coalición, sino de deslegitimarla.

La alternativa es la alianza entre PP y Vox, que la derecha pretende presentar con normalidad, cuando poco o nada tiene de normal, a pesar de que el avance de los ultras continúe en Europa. Recurriendo a otro personaje clásico de la literatura podríamos hablar del 'gobierno Drácula', que llega con la intención de convertir o eliminar al diferente, como anticipa la polémica pancarta del odio desplegada en Madrid. Esa vampirización de la democracia se da, incluso, en el seno del propio PP, donde no hay lugar para quien no se pliegue a la sed de poder. Este el caso de María Guardiola y su cambio radical de postura en lo que se refiere a la extrema-derecha.

Su frontal oposición a abrir la puerta del gobierno a Vox se ha debilitado a medida que en el resto de España, incluso, el PP ponía al frente de algunas instituciones a personajes que defienden postulados nazis. Desde Génova ya le han hincado el diente al cuello de Guardiola, que estos días sorprendía apuntando que "soy muy consciente de que también es imprescindible el respeto, el diálogo y el acuerdo programático con la formación Vox en Extremadura".


Allí donde la derecha está imponiendo su nuevo modelo, como Andalucía, vemos las mayores tasas de pobreza y la menor esperanza de vida, con unas políticas que privilegian a las personas más ricas. Asistimos a cómo los gobiernos Drácula, bien en la forma o en el fondo, están extendiendo por España ese puritanismo casposo y retrógrado que recorta libertades civiles, como vimos este fin de semana en las fiestas LGTBI de Murcia durante el concierto de Rocío Saiz.

Los gobiernos Drácula convierten por la fuerza y crean siervos, los mismos que asaltan instituciones públicas, atentando contra la democracia -como sucedió con los ganaderos en Salamanca-. Van chupando la sangre poco a poco, pese a las advertencias que se lanzan desde la izquierda. En los últimos años, además, esta derecha vampírica se ha ido inmunizando contra las ristras de ajos, que ahora se merienda a bocados, de manera que agitar el miedo a convertirse en muerto en vida ya no supera a la promesa de la inmortalidad, aunque sea bajo el manto de la noche, privados de la luz del día. Hay que pensar a lo grande, concibiendo la cita del 23-J como la estaca de madera que nos salve de ese futuro tan negro.

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