Posos de anarquía

Quién quiere realidad teniendo narrativa 

Las narrativas neoliberales están deformando peligrosamente la realidad. - Pixabay
Las narrativas neoliberales están deformando peligrosamente la realidad. - Pixabay

Todo es cuestión de narrativa. La realidad poco o nada importa en el escenario actual en el que transcurren nuestras vidas. El grado de manipulación es tal que el retrato general que se nos presenta de cuanto sucede está viciado, retorcido a conveniencia para seguir beneficiando a los grupos de poder que, a fin de cuentas, son los dueños mayoritarios de los medios de comunicación que nos dibujan –que no describen- esa realidad.  

Esta afirmación se puede constatar fácilmente estos días con la guerra abierta en Israel y la Franja de Gaza. La narrativa que se impone desde la mayor parte de los medios y, por supuesto, desde casi todos los partidos políticos, así como desde institucionales nacionales e internacionales, es que Israel es el único actor que requiere de apoyo y solidaridad, a pesar de que ser la fuerza ocupante y opresora del pueblo palestino. La contundencia de la propaganda es tal que se dan cronológicamente estos hechos sin que buena parte de la población siquiera se sorprenda o indigne: 

  • Médicos Sin Fronteras denuncia el bombardeo de ambulancias en Gaza por parte de la aviación israelí.
  • El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anuncia que ha "ordenado un asedio completo de la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia". 
  • La Comisión Europea suspende la ayuda humanitaria a Palestina. 

¿Cómo es posible un panorama tan desolador? Cuestión de narrativa. Este es sin duda uno de los puntos que más me ha atrapado de Pescar el salmón. Bulos, narrativas y poder en la prensa económica (Capitán Swing), el libro de Yago Álvarez Barba, periodista económico en El Salto, en el que saca los colores a todo el espectro de la prensa económica española. Cualquiera que haya leído a Noam Chomsky o a Pascual Serrano conoce el poder de la prensa y cuán difícil es para un periodista escapar del relato hegemónico. La novedad de Pescar el salmón es que lo aborda desde la óptica de la información económica que, a fin de cuentas, es lo que mueve todo: el dinero.  

En 'Pescar el salmón', Yago Álvarez Barba da las claves para combatir la manipulación. 
En 'Pescar el salmón', Yago Álvarez Barba da las claves para combatir la manipulación.

A lo largo de la entrevista que recientemente hizo mi colega Jorge Otero a Álvarez Barba, éste admite sin ambages ni medias tintas que "los neoliberales van ganando la  batalla cultural e ideológica", una idea que a lo largo del libro se expone con todo lujo de detalles. En sus páginas se describen las técnicas que utiliza la prensa económica para enmascarar la realidad, con toda suerte de eufemismos, del tipo "enfriar la economía" para esconder que se desencadena un efecto dominó iniciado con la reducción de la inversión para que la creación de empleo caiga y, con ello, el consumo. Se oculta así que los efectos más perniciosos de esta supuesta fórmula anti-inflación recaen en los colectivos más vulnerables. 


No es la única técnica, claro está, porque como también he descrito aprovechando otros títulos editados por Capitán Swing como El arte de la estadística o Bullshit, contra la charlatanería, el uso torticero de estadísticas, proporciones, probabilidades y causalidades es de lo más común. El periodista de El Salto no solo profundiza en estas técnicas, sino que las ilustra con ejemplos prácticos de medios españoles. El objetivo, como indica en el libro, es "engañar sin mentir, para engañar sin ser culpados de mentir". Decir, como publicó Expansión en mayo de 2022, que "cada madrileño se ha ahorrado 577 euros al año en impuestos" tiene la misma veracidad que afirmar que "entre el Real Madrid y yo hemos ganado 14 Copas de Europa", bromea, y es que dividir las  bonificaciones fiscales a los más ricos por el conjunto de los contribuyentes y, además, ampliar el periodo una década, es hacerse trampas al solitario. Pero funciona. Hablando en plata, nos la dan con queso.  

Apartar al economista molesto 

¿Por qué se impone esa narrativa? Porque en el fondo todo el entramado de información económica sigue la misma línea editorial, esa que incluso cuando dos de sus grandes representantes, como son el FMI o la OCDE, rompen la baraja y apuestan por políticas de intervencionismo en mercados como el energético –con efectos muy beneficiosos– no alteran un ápice su narrativa neoliberal. "La maquinaria [neoliberal] funciona muy bien y está muy bien engrasada" me comentaba hace unos días el propio Álvarez Barba. ¡Ay que si funciona! Hasta el punto de que incluso reguladores como el Banco de España, uno de los grandes productores de literatura económica, se extralimita en sus funciones y se aventura a tratar de influir en la realidad, como intentó al criticar la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y ligarla a una destrucción masiva de empleo. Sus malos augurios no se cumplieron pero, como explica el autor del libro, intentó jugar la baza de la profecía autocumplida que formuló el sociólogo Robert K. Merton en 1948, consistente en que la narrativa se cumple, precisamente, por los efectos de ésta en el devenir diario.  

Y  es que si la realidad no importa, tampoco la credibilidad pues, como aprecia el propio Álvarez Barba, buena parte de los economistas que negaron una y otra vez la burbuja inmobiliaria de 2008 son hoy quienes más aparecen en los medios de comunicación. Por el contrario, quienes sí supieron verla a tiempo, pero fueron acallados, hoy viven en el ostracismo generalizado. El autor sabe muy bien de lo que habla, pues después del sonado vapuleo económico al que sometió en directo en En boca de todos (Cuatro) al que era asesor de Isabel Díaz Ayuso –y hoy ocupa la viceconsejería de Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid (Daniel Rodríguez)– pero que se presentó como mero economista, jamás volvió a ser llamado a participar.  


"Pescar el salmón abre una puerta a la esperanza", como afirma su autor, pues, además de desenmascarar a la prensa económica, proporciona herramientas sencillas para no caer en su manipulación. Con todo, como admitió Álvarez Barba durante nuestra charla, la izquierda, tanto en el nivel político como periodístico, ha de hacer autocrítica y asumir que "queremos ser demasiado técnicos, explicarlo todo con números y que esté todo justificado". El neoliberal prescinde de ese rigor y se aferra a mensajes efectistas, como hace el ofensivo Daniel Lacalle al bautizar la inflación como "el impuesto de los pobres". "Tenemos que aprender a comunicar la economía de una manera más sencilla, que sea más entendible y que la gente vea que al final la economía es lo del día a día, lo que nosotros vivimos", sostiene Álvarez Barba. En definitiva, no solo apostar por contar la realidad –algo que obvia el neoliberal– sino también por prestar más atención a la narrativa. De otro modo, ya sea en economía o en política, para hablar del déficit o de Palestina, no habrá nada que hacer contra la maquinaria neoliberal.  

Más Noticias