El pasado mes de mayo, varios agentes de la Guardia Civil fueron ametrallados por los narcos en una operación antidroga en la desembocadura del río Guadalquivir. Ayer el Diario de Cádiz revelaba que los fusiles que utilizaron los criminales procedían de los envíos de armas que los países de la OTAN –entre ellos España- están enviando a Ucrania para ayudar al gobierno de Zelenski a combatir a Rusia. No es un caso aislado, fuentes de la Benemérita sostienen que este desvío de armamento a los narcotraficantes es mucho más habitual de lo que cabría esperar.
En septiembre del año pasado escribí sobre el viaje que realizan las balas que se están enviando a Ucrania. Me hacía eco de una investigación publicada en el USA Today en la que se evidenciaba el terrible oportunismo de los señores de la guerra, auspiciados, claro está, por los gobiernos que refuerzan sus políticas militares. En aquel artículo se denunciaba el opaco sistema de intermediarios que se ha creado, lo que propicia que sea muy complicado averiguar qué sucede con toda esta munición después de su venta y, sobre todo, tras su entrega.
De nuevo, la indefensión de la Guardia Civil, recibidos con ráfagas de armas largas que hemos pagado todas y todos y que, por evidente negligencia, terminan en manos de los narcotraficantes. Los antiguos AK-77 procedentes de la Guerra Fría han pasado a mejor vida. Ahora los criminales cuentan con armamento mucho más moderno cuyo destino debería ser Ucrania. La Guardia Civil confirma la investigación del USA Today: el desvío de armas se produce una vez firmados los recibos y entradas las armas, es decir, cuando la responsabilidad sobre ese armamento es del gobierno ucraniano.
A pesar de la gravedad de los hechos y de las advertencias tanto de la Europol como del programa de Naciones Unidas para la regulación de las armas, no sólo la OTAN se muestra laxa a la hora de exigir responsabilidades al gobierno de Zelenski, sino que en casos como el español continúa el envío opaco de armas sin ni siquiera pasar por el Consejo de Ministras y Ministros (ya no digamos por el Congreso). Más allá de la urgencia en políticas internacionales que atajen la situación, es preciso mirar más al sur, porque Andalucía es otra vez escenario de un enfrentamiento desigual entre narcos con armas automáticas contra Guardia Civiles con pistolas. Y la solución, claro está, no pasa por armar más a los agentes de la Benemérita, porque además de convertir Sanlúcar de Barrameda, Barbate o Marbella en una auténtica batalla campal, no haría más que provocar la escalada de violencia y de dotación de artillería de los narcos.
Basta mirar a lo que sucede en países como México, donde el crimen organizado también hace su agosto con las armas de la OTAN en Ucrania. La ocultación de extravíos de arsenales por parte del Ejército de EEUU es intolerable. Los cárteles de la droga adquieren en la Dark Web armamento de calibre OTAN procedente del Este y ya ni se molestan en ocultarlo. Aquí, en Europa, informes de la inteligencia finlandesa apuntan a cómo las bandas adquieren desde rifles de asalto a granadas, bombas o drones que deberían estar operando los soldados ucranianos. Muchas de estas bandas nórdicas son contratadas después como sicarios por el crimen organizado en ciudades como Marbella.
La escalada en el gasto militar y el debilitamiento de los esfuerzos diplomáticos es más que cuestionable, pero lo que en modo alguno es aceptable es la opacidad reinante en el comercio de armas y la ausencia de exigencia de responsabilidades. No se puede dar por hecho que un elevado porcentaje del armamento enviado a Ucrania nunca llega a su legítimo receptor y que, para colmo de males, termina siendo utilizado por los delincuentes contra nuestras fuerzas del orden.
El centralismo informativo hace que el error de no apartar la mirada de Madrid nos impida adoptar posturas proactivas ante lo que está por llegar. Los ajustes de cuentas con sicarios o la creciente violencia de los narcos están a la orden del día en provincias andaluzas como Cádiz y Málaga desde hace años. Hechos como que la Guardia Civil esté siendo ametrallada por armas de la OTAN debiera está en portada de los principales medios y llegar hasta el Congreso. No sucede, pero lo que sí llega hasta Madrid son los sicarios, como sucedió con Alejo Vidal-Quadras o ayer con Borja Villacís. No fue casual que uno de los detenidos por el atentado al cofundador de Vox fuera apresado en Fuengirola (Málaga). Habrá más.