Punto de Fisión

Ortega Smith: vuelve el hombre

Ortega Smith: vuelve el hombre
El secretario general de Vox y portavoz de esta formación en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, saluda al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, durante un pleno en el Consistorio donde se debate la aprobación provisional del proyecto Madrid Nuevo Norte. Óscar J.Barroso / Europa Press
(Foto de ARCHIVO) 29/7/2019

Muchos simpatizantes de Vox andaban mosqueados porque en el partido no le encontraban a Ortega Smith un cargo acorde a sus méritos. Hubo rumores de que podían montarle un chiringuito a la medida, una especie de Asociación Nacional de la Escopeta, e incluso de que iban a promocionarlo directamente en el rol de cómico estrella en 7NN, sustituyendo a Toni Cantó, pero por desgracia la cadena quebró antes de su debut.

Cuando de la noche a la mañana le quitaron el puesto de Secretario General para dárselo a Ignacio Garriga hubo algunos comentarios de exaltados que juraron por sus muertos pirarse de Vox ante la insensatez de reemplazar a Ortega Smith por un negro. Sin embargo, al final no se piraron a ningún sitio, más que nada porque no hay ningún sitio más allá de Vox. La inmensa mayoría de los votantes y correligionarios aceptaron a Garriga con el mismo argumento con que los forofos más recalcitrantes del Real Madrid aceptaron en 1979 el fichaje de Laurie Cunningham: no era un negro sino un tipo que tenía un lunar que le ocupaba todo el cuerpo.

A Ortega Smith, varón fajado y bragado de la ultraderecha española, lo han colocado finalmente de candidato a la alcaldía de Madrid, donde lleva tiempo haciendo una oposición feroz a Almeida, a quien considera un traidor, un vendido, un rojo y un podemita, más o menos por ese orden. Estas desavenencias de última hora son una verdadera lástima porque al principio formaban una pareja ejemplar, al estilo del oso y el madroño; no estaba muy claro quién era el oso y quién el madroño, pero después de varios desplantes Ortega Smith se hartó de hacer el oso.

Hay fotos que testimonian el cariño que se tenían, especialmente una en la que el oso le estrujaba los brazos al madroño como si quisiera cortarle el riego sanguíneo y trasplantarlo en una maceta. A pesar de las semejanzas ideológicas, era una alianza poco sólida, tan inestable como la de Schwarzenegger y DeVito en Los gemelos golpean dos veces, una comedia cuyo lema era "con las sobras de uno hicieron al otro". Tras la ruptura, Almeida no es más que la versión castiza de Tintín en el país de los soviets.

De ahí que Ortega Smith haya decidido ir preparando la campaña pateando las calles, enfrentándose a okupas y manteros, dos de las plagas que más preocupan a los madrileños. Ya iba siendo hora de que se lanzara al ruedo un candidato justiciero, uno de esos espontáneos que arreglan las cosas a bronca limpia, dando voces, retando a inmigrantes y perroflautas a ver si tienen cojones. En varias de sus películas, Charles Bronson les enseñaba a los delincuentes quién tenía la sartén por el mango a base de trompadas y balazos. Ortega Smith lo ha imitado a su manera en unos videos de propaganda, flanqueado, eso sí, por unos cuantos guardaespaldas, ya que tampoco es cosa de arriesgar el físico contra un subsahariano que ha cruzado media África a hostias contra las mafias y que se gana la vida vendiendo relojes falsos en el Retiro por cuatro euros. Encima negro, también es mala suerte.

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