Punto de Fisión

Ángel Garó y el Club de la Molleja

Ángel Garó y el Club de la Molleja
El humorista y actor Ángel Garó. | Mediaset

En las elecciones de 2008 una serie de artistas, cantantes y celebridades entraron en campaña mediante un símbolo hecho con el dedo sobre la ceja que venía a significar su apoyo a Zapatero. Se utilizó un poema de Benedetti, Defender la alegría, con música de Serrat, y se les denominó "el Club de la Ceja", aunque hoy día algunos de los principales circunflejos (Miguel Bosé o Joaquín Sabina) han preferido desertar de la alegría y pasarse al bando de la tristeza. El PSOE siempre ha tenido buena mano para movilizar a las tropas de la cultura, reclutarlas y uniformarlas, mientras que el PP siempre ha sido más de comandos y francotiradores, más franco que tiradores, no sé si me explico.

Entre la izquierda circula la idea, bastante errónea, de que los grandes escritores, intelectuales y pintores son casi siempre de izquierdas, un marchamo de honestidad que además los convierte en ejemplos morales y faros de conducta. No hay más que pensar en Neruda, uno de los grandes poetas del siglo, presumiendo de haber violado a una muchacha en sus Memorias -Confieso que he vivido- o abandonando a una hija con hidrocefalia; en Arthur Miller dando lecciones de ética mientras ocultaba en un hospicio a un hijo con síndrome de Down; en Picasso tratando a sus mujeres a patadas, dejándolas el alma hecha un cuadro cubista. Tampoco el carné político ni las buenas intenciones garantizan la excelencia artística, de manera que no hay más remedio que admitir que Ezra Pound será siempre uno de los grandes poetas del pasado siglo, pese a sus simpatías fascistas, o que dos de los mayores novelistas españoles del pasado siglo, Cela y Torrente Ballester, fueron descaradamente franquistas.

Ahora bien, lo extraño es que el PP, la fuerza política por antonomasia de la derecha en los últimos cuarenta años, nunca haya sido capaz de rodearse de una cohorte de referentes culturales de primer orden, salvo excepciones evidentes como Luis Alberto de Cuenca o Mario Vargas Llosa. Tampoco es que la Plataforma de Apoyo a Zapatero fuese para tirar cohetes, pero la verdad es que al PP le va mucho más el circo, la verbena, los toros, figuras como José Manuel Soto, Norma Duval, Bertín Osborne, Toni Cantó o Mario Vaquerizo. La verdad es que se entiende a la perfección cómo, con semejante elenco de seguidores, el PP no se haya decidido a montar un "Club de la Molleja".

El último en unirse a la fiesta ha sido el humorista (por llamarlo de algún modo) Ángel Garó en un video en donde se declara homosexual y de derechas, donde asegura que él lee, estudia y le parece tremendo el "socialcomunismo" que estamos viviendo en estos momentos. "Me gustaría que hablaran más de la Memoria Histórica" dice, "se han quemado cientos de obras de arte por la izquierda". Recuerdo que la primera vez que vi a Ángel Garó (hace un porrón de años, en el Un, dos, tres, haciendo esa mojiganga suya en la que intentaba parodiar a un japonés y parecía que estaba sufriendo un derrame cerebral) me dio mucha lástima.

Más lástima me dio una noche, algunos años después, en que mi novia de entonces se empeñó a ir a verlo a una sala de fiestas de la Gran Vía: uno de los espectáculos más penosos a los que he asistido fue el momento en que Garó apareció, repitiendo su parodia del japonés afásico, y no se reía ni el Tato. Durante un par de minutos en el local podía oírse hasta el pedo de una mariposa y al final decidí reírme piadosamente, a ver si alguien más se animaba. No estará de más recordar que el humor tampoco es privilegio de la izquierda: quizá el cómico más grande que ha producido este país, con permiso de Gila, haya sido Luis Sánchez Polack, Tip, que más de derechas no podía ser el hombre. Pero Ángel Garó, homosexual, de derechas y humorista sin puta gracia, debería recordar que uno de los asesinos de García Lorca se jactaba de haberle metido "dos tiros en el culo por maricón". Ya que habla de Memoria Histórica.

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