ANTUMI TOASIJE
El fallecimiento del inigualable cantante, compositor y bailarín africano-norteamericano, conocido como el rey del pop, en su domicilio de Holmby Hills (Los Ángeles) debido a un ataque cardíaco ha producido reacciones encontradas, una inevitable sorpresa por lo repentino de su desaparición y, en no pocas personas, una honda tristeza contenida. Contenida porque Jack-
son parecía tener dos caras y, a medida que había ido dejando atrás su fisonomía negra, se acrecentaban públicamente sus excentricidades, en ocasiones temerarias. Michael Jackson ha sido un genio indiscutible de la música pop, soul y en cierto modo también del rock, poseedor de cualidades musicales extraordinarias, entre ellas el denominado oído absoluto y una visión escenográfica que ha supuesto una revolución en la cultura popular universal que incluye el vídeo universalmente más visionado Triller. El artista que más discos ha vendido en toda la historia de la música ostenta decenas de récords, entre los que destaca el ser el músico que ha donado más dinero a causas benéficas con más de 300 millones de dólares.
No todos recuerdan que para que Jackson entrase en la MTV fue necesaria la presión de los grupos de defensa de los derechos civiles, porque se debe señalar que el artista ha vivido todas las etapas recientes del proceso histórico africano-norteamericano, desde los asesinatos de Martin Luther King y Malcolm X hasta la victoria de Obama. He aquí el gran misterio de Michael Jackson, y es que, paradójicamente, a la par que su rostro cambiaba desde los rasgos africanos hasta un malogrado intento de ser algo parecido a una persona blanca extremadamente parecida a su amiga Liz Taylor, su discurso musical y la parafernalia de sus videoclips se volvían cada vez más afrocéntricos y mostraban con orgullo una proximidad hacia lo más africano en él, sobre todo a partir de We are the world (1985). Ya en el vídeo del tema Remember the time (1991), ambientado en el antiguo Egipto, Jackson caracteriza a los egipcios clásicos como lo que realmente fueron, personas negras y altivas, lo que suponía un desafío a la imagen de la historia de África, imagen que procuró dignificar en cada ocasión que se le presentó. Todos los fans recuerdan sus bailes sensuales junto a Naomi Campbell en In The Closet en el álbum Dangerous (1995); allí mismo, el vídeo Black or white maravilló por el uso del morphing digital, mientras que, en una joya ofrecida al final de dicho vídeo, el cantante se explaya en una agresiva coreografía en la que se convierte en humano desde una pantera negra, en evidente alusión al grupo político africano-norteamericano y revienta símbolos nazis y del Ku Klux Klan.
Entonces, ¿cuál es la razón de su transformación física de negro a blanco? Confieso que siempre fui uno de los que creyeron que Jackson, aparte de su evidente complejo de Peter Pan, tenía complejos raciales producto tal vez de la terrible infancia vivida bajo la severa fusta de su padre Joseph Jackson. No tendría nada de especial que, lamentablemente, un artista decidiera cambiar por completo y tan desafortunadamente su imagen si no hubiera existido una historia tan desoladora de opresión y exclusión sobre las personas negras en Estados Unidos en particular y en el mundo en general. Esto es lo que ha hecho que las dos caras de Jackson se convirtieran en un testimonio muy polémico de la deserción del artista negro más famoso de todos los tiempos. Esta aparente traición a la justa causa de los africanos de las diásporas han hecho de Jackson un ejemplo de la devastación que el racismo puede causar sobre una persona. En apoyo a esta idea están, además del blanqueamiento de su piel, las diversas operaciones de nariz y aparentemente de otras partes de su rostro, así como el alisamiento del pelo y finalmente la similar transformación de su hermana Latoya. Por desgracia, en la actualidad, en África y en India fundamentalmente, el blanqueamiento masivo de la piel por parte sobre todo de mujeres que se aplican productos químicos abrasivos y extremadamente tóxicos es un serio problema médico fomentado por la falta de conciencia estética. Es una plaga que algunos comparan, a mi entender equivocadamente, con el cáncer de piel entre los millones de personas blancas que se exceden en su exposición al sol en las playas de todo el mundo, buscando un tono de piel más oscuro.
Si Jackson tuvo algo de responsabilidad indirecta en multiplicar complejos por el mundo, esto es algo muy difícil de delimitar y tal vez injusto, por ello, tras su muerte, indago sobre la realidad de esta transformación y me encuentro en Internet con decenas de vídeos que parecen demostrar de un modo muy directo que, en efecto, el artista sufría la terrible enfermedad despigmentante del vitíligo. Independientemente de la veracidad o falsedad de todos estos tristes escándalos, el hecho es que figuras geniales y planetarias como Jackson tienen una enorme influencia sobre la visión que se tiene de las personas africano-descendientes en el mundo. No se debe despreciar el potencial transformador de una figura pública de semejante calibre. Ser negro no es una cualidad sólo externa y, si hipotéticos arqueólogos del futuro hallaren el cadáver de Jackson, no dudarían en afirmar que era un varón negro. En cualquier caso es cierto que todos los africanos y africano-descendientes hubiéramos deseado un Jackson negro por fuera y por dentro, con un solo rostro, pero él es lo que fue y no lo que nos hubiera gustado. El tiempo probablemente ponga en su lugar las diversas acusaciones, entre ellas las más increíbles, las de pederastia, pero es indiscutible que este niño eterno nacido en Gary (Indiana), el 29 de agosto de 1958, en el seno de un humilde familia africano-norteamericana, séptimo de una familia de nueve hermanos, marca el principio y el fin de una época turbulenta y muy creativa que no volverá jamás.
Antumi Toasije es historiador. Director del Centro de Estudios Panafricanos
Ilustración de Mandrake
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