El PP andaluz se sabe ganador, pero tiene un miedo en esta recta final de campaña hacia el 19J: que su electorado dé por segura la victoria y aproveche el puente del Corpus Christi para refugiarse de los calores en la playa o en la montaña y no priorice depositar el voto. En el PP ven difícil, pero posible, gobernar en solitario. Para ello, ansían una victoria holgada que se aproxime mucho a la mayoría absoluta.
En el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, sede del Parlamento andaluz, entran 109 diputados. La mayoría absoluta está en los 55 representantes. Es una cifra muy contundente que parece alejada de lo que, hasta ahora, prevén las encuestas para el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla. Sin Ciudadanos en el mapa, el PP tendrá que pactar con Vox.
La imagen más icónica del segundo debate electoral, el celebrado este lunes en Canal Sur, ha sido la de Macarena Olona tendiéndole literalmente la mano a Moreno Bonilla. La candidata ultra le ha trasladado con sorna al actual huésped de San Telmo su propuesta de cogobierno: "Va a tener mi mano tendida. Si tan solo necesita una abstención de Vox, no va a ser presidente si Vox no está dentro del Gobierno".
El candidato del PP no ha sido capaz de decir ni mu sobre la propuesta de Vox. Feijóo puede ir acostumbrándose: las salidas de tono de Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León presidida por Alfonso Fernández Mañueco, pueden extenderse por más puntos de la geografía española, Junta de Andalucía incluida.
Moreno pone caretos ante los hirientes chascarrillos de Olona. Una mueca extraña, no está claro si es sonrisa o gesto de dolor; si saborea la acidez de un limón o un pastel dulzón; si está escuchando lo que le dicen desde fuera o voces en su cabeza. En definitiva, cuesta decidir si al del PP le gustan o le molestan las ofensivas de la candidata ultra. Ofensivas que, según el candidato socialista Juan Espadas, eran "declaraciones de amor".
Las izquierdas estaban obligadas a salir a morder en este debate, pues van muy por detrás en las encuestas; era una prueba de fuego. Espadas estuvo más fino hace una semana, en el primer debate electoral, el celebrado en RTVE, aunque esta ocasión ha sacado momentos interesantes para mostrarse como un buen gestor que disputa directamente con Moreno.
Inma Nieto, cabeza de lista de Por Andalucía, ha sido mordaz con el presidente de la Junta y le ha atacado sobre aspectos de su gestión, obligándole, en varias ocasiones, a esconderse bajo un manto de silencio. "Ser educado no es ser moderado", le ha espetado. Qué pena que Nieto no haya descubierto antes que a Olona, cuando le apelan directamente, le preguntan e interrumpen su hilo argumental, pierde el hilo y las formas.
Teresa Rodríguez tiene tablas para enfrentarse a cualquier situación política. No se ha achantado con las derechas en este debate, y ha logrado uno de los momentos más divertidos del debate. En un desvarío, Olona afeaba que haya educación sexual en las aulas andaluzas y sacaba a relucir que se hable de masturbación. La cara de Moreno era un poema, como si nunca hubiera roto un plato o estuviera su madre mirándolo, pero Rodríguez ha confrontado con humor, recordándole los beneficios de la masturbación. Y menos mal, pues la ultra estaba siendo protagonista del primer tercio del debate.
Pero, sin duda, la clave de la discusión a seis de este lunes ha sido el bloque sobre los pactos postelectorales. Y volviendo al principio de este artículo, la actitud de Moreno ante las ofertas de la ultra desvela mucho, pese a su silencio. "Yo quiero hacer un pacto con la ciudadanía", atisbaba a magullar. La mano de Olona está tendida, y el candidato del PP sabe que es muy probable que la tenga que agarrar si quiere seguir en San Telmo; pero no puede decirlo todavía.
Si hay una mínima opción para el PP de sacar mayoría absoluta, esta está en no perder la apariencia de moderado y de ocupar el centro político en los cuatro días que quedan de campaña. Si tiene alguna oportunidad para gobernar en solitario, esta pasa por que parte del electorado progresista deposite su papeleta en la urna como voto útil para evitar que la ultraderecha entre en el próximo Gobierno de la Junta. A ese electorado progresista, no quiere espantarlo. Como tampoco pretende reactivar al electorado de izquierdas que está desmovilizado.
Por eso, Moreno Bonilla pone extraños caretos, muecas, ante las provocaciones de Olona. Porque tiene mucho que decir, pero necesita guardar silencio.
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