Dominio público

"Pedro Sánchez va a romper la coalición, pásalo"

Ana Pardo de Vera

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su intervención en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. EFE/ J.C. Hidalgo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su intervención en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. EFE/ J.C. Hidalgo

Es el mensaje por excelencia de los últimos días, no solo en círculos periodísticos o políticos cercanos al Gobierno o a la sede del PSOE en la calle Ferraz, sino entre los propios miembros del Ejecutivo. No hay encuentro o tertulia que se precie en estos entornos en los que no se aborde el tema, además, coincidiendo en los plazos, que irían así: el presidente del Gobierno ha aprobado los Presupuestos Generales para 2023, con un mayoría superior a la de investidura, incluso. La legislatura, por tanto, se da por finiquitada, a falta de una serie de leyes de gran envergadura social, con un importante componente transformativo, que dependen de acuerdos complejos entre los socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, y que sobre todo, interesan a la formación morada por esa carga social revolucionaria (ley trans, ley de familias, ley de vivienda,...) inherente a su perfil político.

El PSOE se hace el remolón, aun sin descartar que, al menos ley trans y de familia, salgan adelante en tiempo y forma. Desde luego, sería una decepción muy grande para el votante progresista que no lo hicieran, y no hay pandemia ni guerra de Ucrania que pueda excusar su ausencia entre las más de 170 iniciativas legislativas aprobadas conjuntamente por el primer Gobierno de coalición postfranquista. Si nos tomamos las uvas en un mes sin estas leyes encarriladas, el clima ya enrarecido de la coalición PSOE y UP -con su coalición, a su vez, entre Unidas y Podemos- podría estresarse de tal forma que llevaría a Sánchez a tomar una decisión drástica a principios de 2023: romper con el Podemos de Irene Montero y quedarse con el Unidas de Yolanda Díaz.

Uso el condicional, porque sigo en este punto con el relato que emana de cada vez más cabezas nucleares o satélites de Moncloa y Ferraz y que tiene su eco en la prensa de Madrid, sobre todo. ¿Aguantaría Sanchez un Gobierno en solitario de esta guisa? "Si alguien es capaz de ejecutar ese movimiento y aguantar el timón, es Pedro Sánchez" ¿Con que escaños contaría de Unidas? "IU, Comunes, Compromís, Más País... y los socios de investidura. Y si Podemos quiere, pues los de Podemos, ya veríamos... A estas alturas, con elecciones en mayo, presidencia europea y urnas a final de año, necesitaríamos menos apoyos parlamentarios que paz interna proyectada hacia el exterior".

El argumento clave de quienes sostienen estas tesis es que, si como parece -y en política, lo que parece pesa tanto como lo que acaba siendo-, la ministra de Igualdad acaba dando el salto a la candidatura de Podemos a la Presidencia del Gobierno, desgajando definitivamente al partido morado del proyecto Sumar de Yolanda Díaz, Sánchez no estaría dispuesto a aguantar una campaña electoral de oposición en el seno del Gobierno: una cosa es marcar perfil propio, creen los socialistas, y otra, la visceralidad de una campaña, además, donde la propia izquierda está sumida en una batalla de liderazgo y proyecto. A Podemos, sin Unidas, también podría interesarle salir del Gobierno de cara a la contienda electoral, aunque parece una apuesta arriesgada que solo convence a los muy cafeteros.


¿Perjudicaría al PSOE esa ruptura de coalición por un extremo, es decir, no completamente? No, argumentan las fuentes. Sánchez apuesta por los logros del Gobierno en materia económica y social, además, durante dos grandes crisis, como principal baza electoral, junto a la decepción que consideran que ha supuesto en parte del centro-derecha Alberto Núñez Feijóo. El mayor peligro de que la coalición no pueda reeditarse en 2023, vendría del lado del socio de Ejecutivo, por su fractura abierta en canal, con Pablo Iglesias en el papel de agitador sin ataduras, dando exclusivas en tertulias sobre leyes que van o no al Consejo de Ministros que dejan traslucir  su influencia en el partido, con Montero aupada por su papel de resistencia feminista frente a la ultraderecha y con Díaz con un perfil muy bajo (¿demasiado?), en medio de la alta tensión que se vive en la izquierda, además, con una (ultra)derecha desatada, porque se sabe tocada.

La ruptura de la coalición ha constituido una sombra pegada a su trasero durante toda la legislatura, pero ahora entramos en tiempo de descuento, con dos convocatorias a urnas decisivas, con una presidencia europea, con una Catalunya apaciguada y con tres presupuestos aprobados contra todo pronóstico. Para Sánchez, llegados a este punto, toca pensar en la victoria electoral, en el PSOE, sus candidatos y candidatas. Lo demás, es precindible y de presuntos y presuntas imprescindibles para el presidente del Gobierno, se ha sembrado el cementerio político en unos pocos años.

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